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Entre la energía, la OMC y el Líbano

Gabriel González14 de julio de 2006

En San Petersburgo se reúnen los jefes de Estado del club más poderoso del mundo - el G8. Tratarán de abarcar muchos temas pero probablemente no lograrán apretar mucho.

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El logotipo del G8 sugiere dinámica.Imagen: AP

El presidente ruso, Vladimir Putin, celebra uno de los mayores éxitos de su política exterior. Como presidente invita al club más poderoso del mundo (los jefes de Estado y de gobierno del G-8) desde el 15 hasta el 17 de julio a la cumbre en su ciudad natal de San Petersburgo.

Wladimir Putin chattet im Internet vor G8 Gipfel in Sankt Petersburg
Putin tiene un objetivo claro.Imagen: AP

El tema principal de la cumbre sigue siendo la arquitectura del suministro de energía. Pero se hablará también de otros temas candentes como Irán, Corea del Norte, y la situación en el Medio Oriente, especialmente los nuevos ataques israelíes en el Líbano. Y para no dejar nada en el tintero, hay otro tema que Rusia quisiera ver solucionado este mismo fin de semana: Putin espera ansiosamente la aprobación de Washington al ingreso ruso a la Organización Mundial del Comercio (OMC).

La misión de Putin

Dicen que quien mucho abarca, poco aprieta. Esto es precisamente lo que podría ocurrir en San Petersburgo. Muchos analistas consideran que las posiciones en los asuntos pendientes son demasiado dispersas, sobre todo si se considera la nueva autoestima rusa. Ante los líderes políticos de Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia, Canadá y Japón, Rusia quiere mostrarse segura en su debut presidiendo el G8.


Bajo la conducción de Putin, el país de mayor superficie del mundo se muestra como una gran potencia que debido a sus grandes existencias de energía y materia prima ha de tener voz y voto en todas las cuestiones. Para pertenecer al club económica y financieramente, Putin impulsó a grandes pasos la integración de Rusia en la economía mundial.

G8 Gipfel in Sankt Petersburg, Russland
San PetersburgoImagen: AP

Un acuerdo entre Estados Unidos y Rusia sobre el ingreso a la OMC mejoraría las relaciones entre ambos países, que no pasan por su mejor momento (Rusia es el país industrial más importante que aún no es miembro de la OMC). Logrado esto, Putin ya hubiese cumplido con su mayor objetivo para este encuentro del G8.

Importancia en desequilibrio

¿Qué más podría pasar en la cumbre del G8? Obviamente se formularán varios mensajes en San Petersburgo. Uno se dirigirá hacia Medio Oriente con un contenido fácil de adivinar y con pocas consecuencias. Por otra parte, Rusia asegurará a Europa que siempre fue y siembre será un fiel y confiable suministrador de energía. Algo que los países de la Unión Europea oirán con agrado pero limitada confianza. Además habrá advertencias hacia Teherán, que ya suelen ser un elemento obligatorio de cualquier encuentro entre países occidentales.

Los miembros del G8 harían bien en redefinirse y examinar su influencia y su poder en el mundo. El Club de los Ocho todavía representa dos tercios del poder económico global, pero sólo el 13,5 de la población mundial. La verdadera relación de fuerzas en la economía global ya no está representada en el G8. El crecimiento alucinante de China ya lo sitúa entre las mayores potencias. India sigue exitosamente sus pasos. El mundo cambia, y el G8 no se puede permitir seguir como siempre.