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Buscando la salida negociada

Taher Shir Mohammadi/ Luna Bolívar27 de marzo de 2012

Su papel no es fácil pero Turquía lo intentará de nuevo: en el enfrentamiento nuclear con Irán, Ankara aún confía en la solución diplomática y trata por todos los medios de sentar otra vez a las partes a negociar.

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Turquía trata de mediar en el conflicto nuclear con Irán.
Turquía trata de mediar en el conflicto nuclear con Irán.Imagen: dapd

Al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, lo esperan en Teherán. En cuanto finalice la Cumbre de Seguridad Nuclear que estos días (26-27.03.2012) tiene lugar en Seúl, Erdogan se subirá a un avión y viajará a Irán. Y es que Turquía se ha propuesto encontrarle una solución diplomática al conflicto atómico con el país asiático. Ya hace un año fue anfitriona de las negociaciones entre el llamado grupo “cinco más uno”, es decir, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas más Alemania, e Irán. En aquella ocasión, el encuentro no sólo fracasó sino que desembocó en un mayor estancamiento de los frentes. Erdogan confía en que esta vez sea diferente.

Turquía prueba de nuevo

Antes del evento en Seúl, Erdogan se reunió con Barack Obama. Sobre el enfrentamiento por el programa nuclear iraní, el presidente de Estados Unidos reconoció tras la conversación que “todavía existe un margen para resolver el conflicto diplomáticamente, pero ese margen se va cerrando”.

El presidente de EE.UU., Barack Obama, y el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, en Seúl (25.03.2012).
El presidente de EE.UU., Barack Obama, y el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, en Seúl (25.03.2012).Imagen: Reuters

No es la primera vez que Turquía intenta perfilarse como mediadora en los asuntos que afectan a su región. “Ya lo hizo cuando se produjo el ataque contra Saddam Hussein, durante la guerra civil en Libia o al principio en Siria. Todas las veces le salió mal. Y todas las veces, acabó posicionándose del lado de Estados Unidos y de la OTAN”, apunta Jürgen Seufert, experto de la Fundación Ciencia y Política de Berlín.

Con respecto a Irán, Turquía prueba de nuevo. “Erdogan quiere demostrar que se esfuerza por lograr una salida pacífica y por contrarrestar la creciente presión que ejerce Estados Unidos”, observa Seufert.

Una Turquía fuerte, y aliada

Hasta el momento, Turquía no ha participado de las sanciones a Irán. Un tercio del crudo y un quinto del gas que consume proceden del país vecino, y el Gobierno turco ha dejado claro que no está en condiciones de prescindir sin sustito de estos suministros. Además, existe otra razón para el rechazo al embargo impuesto por Estados Unidos y Europa, explica Arif Keskin, del Centro de Relaciones Internacionales y Estudios Estratégicos de Ankara: el intercambio comercial actual entre Turquía e Irán asciende a 10.000 millones de dólares, el doble que hace diez años y menos de los 30.000 millones que ambos países prevén para el futuro.

Una plataforma iraní en el Golfo Pérsico: Turquía no puede prescindir del crudo que le suministra Irán.
Una plataforma iraní en el Golfo Pérsico: Turquía no puede prescindir del crudo que le suministra Irán.Imagen: picture-alliance/dpa

Sólo el que las repercusiones económicas por no seguir los dictámenes de Washington y Bruselas amenazaran con hacerse realidad podría mover a Turquía a apoyar el castigo a Teherán. Sin embargo, “Estados Unidos sabe que Turquía es un aliado importante en Oriente Próximo y sabe que la presión que puede soportar tiene ciertos límites. Por eso, no creo que se vaya a obligar a Ankara a tomar parte de las sanciones contra Irán. Estados Unidos necesita una Turquía fuerte y próspera: una acción conjunta de Occidente como en el caso de Siria resulta impensable sin ella, y en Irak ejerce de relevante contrapeso a Teherán”, comenta Seufert.

Que vayan a servir para algo los esfuerzos de Erdogan por lograr una solución diplomática al conflicto atómico es otra cuestión. El experto no cree que en los planes iraníes se contemple la posibilidad de ceder a las demandas internacionales, y Estados Unidos prepara ya su respuesta a la inminente capacidad atómica de Irán: la instalación de un escudo antimisiles, recuerda Seufert, precisamente en Turquía.