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"Es increíble que haya quien vea la guerra como una opción"

15 de agosto de 2017

El caricaturista colombiano Vladdo tiene mucho que decir. Sobre su trabajo y sobre el proceso de paz de su país conversó con DW.

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Kolumbien - Vladimir Florez - Karikaturist
Imagen: Privat

¿Cómo concibe la caricatura política?

Para mí, la caricatura política es ante todo una forma de opinión. Es una columna gráfica en la cual uno comparte sus puntos de vista sobre la actualidad política nacional, internacional, medioambiental, social, en fin, de todos los temas que le preocupan a uno. Probablemente las caricaturas no son tan efectivas como uno quisiera para el cambio que la sociedad debería tener. Pero, de todas maneras pueden ser efectivas, en la medida en que siembren un poco de inquietud.

¿Permite el humor expresar cosas que de otra forma no se podría decir?

Efectivamente. Pero me gusta más el término sátira, porque cuando hablamos del humor per se, muchas cosas se quedan en un chiste. Con la sátira, si bien nos valemos de la realidad absurda, lo importante es que haya un mensaje. Un mensaje claro y directo, sobre todo para los implicados en las caricaturas y las cosas que uno denuncia.

Yo creo que tenemos una posibilidad de decir cosas que de otra manera no toleran los personajes a los que hacemos alusión. La sátira incorpora cierto edulcorante, es como esas medicinas horribles que vienen recubiertas con una capa dulce para que uno no sienta el sabor, y hacen el efecto después de que uno se las tragó. En ese sentido, la sátira, la herramienta visual, le ayuda a uno a decir esas cosas sin que sea objeto de reprimendas o en algunos casos de otro tipo de represalias, aunque eso no nos libera de que en algunos casos pretendan iniciar acciones legales contra lo que uno dibuja.

¿Ha tenido experiencias al respecto?

Acciones legales directas no, pero hace dos años, el presidente venezolano, Nicolás Maduro,  dedicó en cuestión de cinco días dos discursos a hablar contra mi trabajo por un caricatura que publiqué en la revista Semana. Él decía que yo era enemigo de Venezuela, enemigo de la revolución bolivariana, que era parte de una conspiración que había contra el gobierno venezolano en distintos países, en fin, una cantidad de cosas que generaron una serie de mensajes muy ofensivos e incluso amenazantes en las redes sociales. Por fortuna, no pasó a mayores. Pero son reacciones contra las que uno no está vacunado.

Por otra parte, ese tipo de reacciones demuestran que la caricatura ha tenido impacto…

Sin duda, cuando hay reacciones de ese orden, quiere decir que el mensaje está llegando. Además hay otra cosa muy diciente, sobre todo en las redes sociales, y es que unas veces te critican los de la izquierda, otras veces te critican los de la derecha, lo cual quiere decir que se está haciendo bien la tarea.

¿Cuáles son sus temas predilectos?

Los temas de derechos humanos me afectan mucho, los temas de desigualdad, los temas de discriminación contra las minorías, también contra las mujeres, los temas que afectan a los niños… Desgraciadamente, en estos países son temas bastante recurrentes.

¿Cómo ve el mundo de la caricatura en América Latina en este momento?

Han muerto muchos que han sido maestros, hace unos años murió Fontanarrosa, que era todo un monstruo de la caricatura, y acaba de morir Rius, que era otro exponente muy importante. Hemos perdido maestros importantes, unas figuras muy relevantes de este oficio. Pero en América Latina, los temas de desigualdad y de pobreza, últimamente los temas de corrupción y en algún momento los temas de las tiranías dictatoriales -sobre todo las de derecha, aunque también tenemos la dictadura cubana, que lleva demasiadas décadas en el poder- hacen que los canales de opinión y de expresión acudan más al humor, a la sátira. En ese sentido, las caricaturas han jugado un papel muy importante, y lo vemos ahora con algunos de los caricaturistas venezolanos; Rayma Suprani, Weil, son caricaturistas que han tenido que irse de su país y radicarse en Estados Unidos, que tampoco es un paraíso hoy por hoy para los derechos civiles. Pero las tiranías fomentan mucho estos canales de expresión y de crítica.

¿Y cuál es su evaluación del momento actual de Colombia?

Por fortuna aquí los medios de comunicación en su gran mayoría han entendido la importancia del acuerdo de paz que se firmó después de una negociación de varios años, que condujo a que las FARC entregaran las armas y no tengamos ahora atentados ni tomas de pueblos, ni muertos por causa de las balas de las FARC. La gran mayoría de la gente tiene ese pensamiento positivo. Hay un expresidente que solo piensa en la guerra y que ha hecho cuanto ha podido para sabotear el proceso, pero por fortuna no lo ha conseguido. Sin embargo, políticamente, el país está muy polarizado porque es increíble que, en efecto, haya gente que vea la guerra como una opción, y no la paz como una salida. Es muy triste. Pero aquí no hay ningún caricaturista que esté en contra de la paz, en contra de este proceso, que por fortuna se está consolidando cada día más.