Patentes para el clima
4 de julio de 2011
Los países del G 77, entretanto una alianza de 130 países de los llamados pobres y en desarrollo, habían exigido en conferencias internacionales, entre otras cosas, distender la protección de patentes para las energías renovables e, incluso, suprimirla.
Su argumento principal era que los países ricos del hemisferio norte son los responsables del cambio climático, mientras los del sur pagan las consecuencias del mismo. Por eso, al menos los conocimientos sobre el manejo y utilización de las energías renovables deberían estar a disposición en forma gratuita. Es decir, que las patentes pasarían a ser un instrumento de pago de los responsables de la “deuda climática”.
El 80 por ciento de todas las patentes de tecnologías innovadoras para la utilización de energías verdes pertenecen a grandes empresas de Japón, Alemania, EE. UU., Corea del Sur, Gran Bretaña y Francia, revela un nuevo estudio conjunto del Programa para Medioambiente de las Naciones Unidas, el Centro para el Comercio y la Oficina Europea de Patentes (EPA), que se ocupa de la protección de patentes en la transferencia de conocimientos acerca de energías limpias.
“El hecho de que el norte del mundo se apropie del saber sobre los recursos renovables representa una desventaja más para los países del sur”, dice Ailenn Kwa, del Centro Sur, una asociación internacional de diversos países en desarrollo.
Energía verde: esperanza cara
Las energías renovables son consideradas una esperanza para el mundo en desarrollo, ya que no sólo benefician al clima, sino que también son, para el uso diario, la alternativa más barata a los hidrocarburos. Además, hacen posible independizarse de las grandes empresas productoras de energía.
Otro factor importante es la descentralización. Sobre todo en los países cuya población vive principalmente en el campo, las celdas solares en el techo de las viviendas o la bomba térmica en el jardín son, para muchos, la única posibilidad de acceder al abastecimiento energético.
Sin embargo, muchas veces falta el conocimiento profesional en cuanto a la instalación y al mantenimiento de los equipos. Es por eso que no sólo se deben importar los componentes tecnológicos, sino también el saber acerca de su funcionamiento. Y, de estar patentados, eso puede salir muy caro.
Por otra parte, no sólo en los países en desarrollo es necesario ampliar la implementación de recursos renovables. Y en los países industrializados las medidas para proteger el clima dependen a menudo de grandes inversiones iniciales.
Intercambio fragmentario de conocimientos
Otro obstáculo para la globalización de la protección climática es la falta de información que reina en el hemisferio norte acerca de las necesidades reales del hemisferio sur. “A menudo, los países en desarrollo ya cuentan con un saber acerca de recursos naturales y fuentes energéticas, y es el de los pueblos aborígenes”, plantea Ailenn Kwa. Los impulsos provenientes del norte deberían, por lo tanto, ponerse en práctica teniendo en cuenta el saber original con el que se cuenta en los países pobres y en desarrollo.
Rainer Osterwalder, del EPA, lo ve del mismo modo: “La transferencia de tecnología de norte a sur sigue siendo insatisfactoria”, dice, y agrega que no se debería ignorar que también los países emergentes, especialmente China, logran avanzar cada vez más en el área de las energías renovables.
“Las patentes por sí solas no provocan problemas ni los solucionan”, subraya Osterwalder.” “La problemática tiene que ver más bien con las deficiencias en la infraestructura que afectan al sur, y con que todavía no existe un mercado para las tecnologías limpias, lo que hace que no sea posible intensificar su desarrollo”, explica el experto.
Otro gran malentendido es la opinión muy extendida sobre que en todos lados se patentan innovaciones tecnológicas, y que se debe sacar una patente para cada producto en cada país. Pero esto no siempre es así. “Una empresa francesa no necesariamente patenta su nueva tecnología fotovoltaica también en Angola si no está segura de contar allí con un mercado para ese producto”, señala Osterwalder. Y muchos responsables del sur ni siquiera saben que hay diversas tecnologías de sus respectivos países que no están protegidas por una patente.
“Calentamiento de los ánimos por las patentes”
Sin embargo, hay quienes consideran que la protección por medio de patentes es una traba para la lucha contra el cambio climático. La ex jefa del EPA habló incluso de un “calentamiento global de patentes”, refiriéndose al tema que atiza los ánimos. La posibilidad de registrar y patentar una innovación, si bien fomenta la ambición de los investigadores, también sigue impidiendo que la competencia participe del desarrollo tecnológico.
El aspecto legal de las patentes se está transformando en un encendido debate. En el sur, la gente teme que se la deje sola frente a las consecuencias del calentamiento global, y que justamente sean los del norte, los que lo ocasionan, quienes se laven las manos. El norte, por su parte, defiende sus valores de libre mercado y propiedad intelectual, así como su supremacía económica.
La tarea de definir si es adecuado privatizar el saber acerca de las energías renovables será seguramente un tema controvertido a debatir en las próximas conferencias sobre el clima a realizarse en la ciudad sudafricana de Durban.
Autora: Nele Jensch/ Cristina Papaleo
Editora: Emilia Rojas-Sasse