¿Es posible frenar el expansionsimo ruso?
11 de marzo de 2014Flores, ramos o simples rosas cuelgan de la valla de la embajada de Ucrania en Riga. Han sido colocadas por manifestantes letones que quieren poner de manifiesto su oposición a la intervención rusa en Crimea. Muchos de ellos sienten de cerca la crisis de Ucrania y están preocupados por el posible desarrollo de los acontecimientos.
“Nosotros también fuimos amenazados en el año 1991 por tanques soviéticos”, recuerda una transeúnte en Riga en relación al intento de Moscú de impedir las pretensiones independentistas de Letonia tras el colapso de la Unión Soviética. La situación de Letonia es, en muchos aspectos, comparable histórica y étnicamente a la de Ucrania. Y es que en Letonia, como en Ucrania, también vive una gran minoría rusa: cerca del 27 por ciento de la población es de origen ruso, porcentaje que asciende al 50 por ciento en la capital, Riga. La mayoría de ellos llegaron durante la era soviética.
El miedo de los letones a Rusia
Hoy en día la sociedad de Letonia está prácticamente divida en dos, asegura la socióloga letona Arnis Kaktins. Hay escuelas letonas y rusas, con sus respectivos teatros y medios de comunicación, los cuales proporcionan sus correspondientes realidades acerca de la crisis de Crimea. Mientras que los medios de habla rusa, financiados por Moscú, celebran la intervención en Crimea, los medios letones informan acerca de las protestas contra el presidente Putin en Riga.
“Los rusos que viven en el país admiran a Vladimir Putin y adoran Rusia. Por el contrario, los letones temen a Rusia por razones históricas”, explica Katktins en una entrevista con la Deutsche Welle. “El recuerdo y la memoria colectiva letona acerca de la política soviética desarrollada a partir de 1940 sigue muy viva, sobre todo para los más mayores, los cuales sufren especialmente cuando contemplan la política que Rusia está llevando a cabo en Crimea”, informa Norbert Beckmann-Dierkes, responsable de la oficina de la Fundación Konrad-Adenauer en Riga. Por otro lado, como miembro de la OTAN y la UE, uno se siente “del lado seguro y confía en lo útil que resultan estas alianzas”.
Pertenencia a la UE y la OTAN como garantía de seguridad
Asimismo, es necesario destacar que la situación de Crimea es distinta si se la compara con la de los países bálticos. “La población rusófona es clara al respecto: estamos a favor de Rusia pero queremos quedarnos en Letonia, no queremos, ni por asomo, volver a formar parte de Rusia”, añade Beckmann-Dierkes. Y es que la población rusa no quiere renunciar a la ventaja de pertenecer a la UE que ofrece Letonia.
Sabine Fischer, de la Fundación Ciencia y Política, de Berlín, sostiene que una intervención como la de Crimea es muy poco probable en los países bálticos. “Precisamente por el hecho de que son miembros de la OTAN desde 1999 y de la UE desde 2004. Una escalada de la situación en los países bálticos sería muy peligrosa para Rusia”, considera la politóloga. Aunque tiene otra opinión acerca de la situación en la República de Moldavia.
Crimea, ¿la segunda Transnistria?
Para los antiguos países satélites de la Unión Soviética en Europa del Este, la situación que está viviendo Ucrania con respecto a Crimea es, desde hace 22 años, una realidad. En 1992, separatistas rusos proclamaron, tras una pequeña guerra de secesión en territorio moldavo al este del río Dniéster, la independencia de la no reconocida internacionalmente República de Transnistria. A día de hoy, el 14° Regimiento ruso permanece presente en la región como fuerza pacificadora. Asimismo la franja de tierra de 200 kilómetros de largo y escasos seis de ancho depende, económicamente, del goteo de Moscú.
El conflicto de Ucrania y especialmente el de Crimea “van a repercutir, con seguridad, tanto en la situación que vive la República de Moldavia como en el conflicto de Transnistria”, cree Sabine Fischer. “Es muy posible que desde Moscú se intente instrumentalizar aún más este conflicto en los próximos meses. Lo que va a tener mucho que ver es el Acuerdo de Asociación que Moldavia pretende firmar en agosto con la UE”.