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España no promoverá frente anti-autonómico

Enrique López Magallón18 de febrero de 2008

El rechazo español a la autonomía declarada este fin de semana en Pristina no se relaciona con el miedo a la “balcanización” en la Península Ibérica, sino que responde a los riesgos de una posible inestabilidad regional.

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Manifestante kosovar ondea bandera de la antigua provincia.Imagen: AP

La posición española de rechazo a la independencia de Kosovo, que este lunes (18.02.2008) oficializó el ministro de Asuntos Exteriores Miguel Ángel Moratinos, no responde a cuestiones coyunturales o locales sino a una política exterior que se ha mantenido a lo largo de años. Esto significa, entre otras cosas, que la iniciativa no es comparable al desarrollo de las comunidades autonómicas en España ni en su origen ni en su posible desarrollo a futuro.

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El gobierno de Rodríguez Zapatero no reconocerá a Kosovo como Estado.Imagen: AP

Esto se desprende de las apreciaciones que Nicolás Sartorius, director del Observatorio de Política Exterior Española y vicepresidente de la Fundación Alternativas, manifestó a DW WORLD en el marco de la declaración de independencia promulgada ayer por la asamblea kosovar en la ciudad de Pristina.

¿Cómo puede describirse la posición del gobierno español ante la declaración de independencia proclamada este fin de semana? ¿Es una resistencia, es una molestia?

Es un tema complicado, pero la posición del gobierno español es en mi opinión bastante clara. El gobierno español siempre ha estado en contra de declaraciones unilaterales de independencia que supongan romper o desgajar partes de un territorio de un Estado soberano. A diferencia de algunas repúblicas de la ex Yugoslavia, en las cuales desde 1974 estaba reconocido el derecho a la autodeterminación, el caso de Kosovo es distinto. Esta era una provincia autónoma de Serbia y por tanto no era un Estado que pudiera declarar la independencia en un momento determinado. No contempla tampoco los aspectos de derecho internacional sitúa para estos casos; por ejemplo, el capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas, que estuipula que la ONU no puede alterar las fronteras de un Estado soberano. Están también los Acuerdos de Helsinki, que dicen lo mismo.

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El modelo autonómico kosovar tuvo gran influencia de Estados Unidos.Imagen: AP

Por otra parte, seamos realistas: el Estado de Kosovo, como tal, no existe. Es difícilmente viable, salvo como protectorado europeo, y desde el punto de vista de seguridad, dependerá de la OTAN. Es un Estado con un altísimo grado de corrupción. Todas ésas son razones que llevan al gobierno español a ser muy cauteloso, dentro del deseo de llegar a un acuerdo común con los demás miembros de la Unión Europea, pero considerando que nos puede crear más problemas de los que va a resolver.

Supone evidentemente un enfrentamiento con Serbia, va a hacer más difícil el acercamiento de Serbia a la Unión Europea y probablemente a provocar a las tendencias más radicales, más nacionalistas dentro de la propia Serbia. Así ésta se acercaría más a Rusia y menos a la Unión Europea. Por otra parte, es un precedente en mi opinión muy peligroso para otras situaciones que hay en otros sitios.

¿Cómo describiría usted la situación de las autonomías españolas, a diferencia de lo que sucede ahora en Kosovo? ¿Qué posibilidad existe de que un fenómeno como el de Kosovo se contagie a España?

Las diferencias son totales. En el caso de Kosovo tenemos una guerra en la antigua Yugoslavia, una guerra terrible que no ha existido o que no existe en España. En segundo lugar hubo una limpieza étnica por parte de Milosevic en el territorio kosovar que tampoco ha existido en España, sino todo lo contrario. Eran además países no democráticos mientras que España es un país absolutamente democrático que pertenece a la Unión Europea. Es decir, hay una mayoría muy grande de ciudadanos en el País Vasco y en Cataluña que no quiere la independencia ni hay una diferenciación étnica como existe por ejemplo en el caso de Kosovo. El País Vasco y Cataluña han formado parte de España desde hace siglos.

Alltag in der serbischen Provinz Kosovo
Kosovo carece de infraestructura propia.Imagen: dpa

Hay otros elementos que hay que tomar en cuenta. En mi opinión personal, en el caso de Kosovo también hay una influencia muy importante de Estados Unidos. Este país tiene una base militar enorme, Camp Bondsteel, y hay un interés muy fuerte de mantener allí un enclave al margen de Serbia.

Kosovo
Monumento a las víctimas kosovares de la "depuración étnica"Imagen: picture-alliance/dpa

España no es el único país que ve con reservas la declaración de independencia de Kosovo. ¿Podría formarse en la Unión Europea una especie de frente o de resistencia a la proclama de Pristina? ¿Qué viene para la Unión Europea dentro de su discusión interna con esta división por el tema de Kosovo?

Yo creo que no se va a crear un frente. España nunca ha estado en esa posición de crear frentes dentro de la Unión Europea. Creo que en la reunión de Bruselas, hoy y mañana, la posición española va a consistir en intentar llegar a un tipo de entendimiento o de posición común en el sentido de que se deje libertad a cada Estado para que adopte la posición que desee. Evidentemente, el problema de Kosovo no es bueno para la política exterior de la Unión Europea. Ya hubo una división en Europa por la guerra de Irak, y ahora se vuelve a dar una situación en la que no todos los países tienen la misma posición.