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Eurocrisis y cumbre de G20: “thriller de final incierto”

3 de noviembre de 2011

El manejo de la crisis del euro, de cara a la recién iniciada cumbre de las 20 economías más industrializadas del mundo (G20) ocupa a los editorialistas europeos.

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Bundeskanzlerin Angela Merkel (CDU) und Frankreichs Staatspraesident Nicolas Sarkozy geben am Mittwoch (02.11.11) in Cannes in Frankreich nach einem Treffen im Vorfeld des G-20-Gipfels 2011 eine Pressekonferenz. Deutschland und Frankreich haben die Auszahlung der sechsten Tranche an Griechenland an Bedingungen geknuepft. Die Griechen muessten die Beschluesse des 27. Oktober erfuellen und das geplante Referendum muesse positiv fuer den Euro ausgehen, sagte Merkel am Mittwochabend in Cannes nach einem Treffen mit dem franzoesischen Staatspraesidenten Nicolas Sarkozy und dem griechischen Ministerpraesidenten Papandreou. (zu dapd-Text) Foto: Berthold Stadler/dapd
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, han liderado la búsqueda de soluciones a la crisis.Imagen: dapd

Tages-Anzeiger, de Zürich: “La cumbre (del G20) es, en realidad, un thriller de final incierto. Con su ‘golpe de efecto’, como muchos periódicos franceses llamaron al anuncio de referendo en Grecia, Yorgos Papandreu ha dado un giro radical al guión. Sin contar con sus socios europeos. Sencillamente así. Esta actuación en solitario indignó fundamentalmente a los dos políticos que más se comprometieron con la salvación de Grecia y de la zona euro en las últimas semanas: la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolás Sarkozy.”

¿Quo vadis Grecia?

Der Standard, de Viena: “Papandreu no está convencido de los ajustes. Con la segura derrota en un referendo quiere retirarse en paz. Pero fortaleza política es otra cosa, es soportar las críticas a los ajustes o renunciar. Con el voto de confianza, el viernes (3.02.2011), su partido PASOK tiene la oportunidad de poner fin a esta farsa y liberar el camino para nuevas elecciones.”

Neue Zürcher Zeitung, de Zürich: “El costo de esta jugada asciende dentro y fuera (de Grecia), en la medida en que la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) quieren transformar las reservas de Atenas en una pregunta fundamental sobre la membresía de Grecia en la zona euro. (…) En caso que sobreviva al voto de confianza, el jefe de Gobierno griego tendrá que dejar claro a su población que un NO tendría consecuencias económicas que van más allá de la bancarrota estatal y afectan la posición de Grecia en la UE.”

Pese a las apariencias…

Le Figaro, de París: “’Resuelvan el problema del euro y pongan la casa en orden’. No hay un país del G20 que se haya perdido la oportunidad, desde hace meses, de advertir a la UE –convertida en epicentro de la crisis. (…) Desde afuera, la zona euro parece efectivamente una olla de grillos y, con las nuevas poses de Grecia, el curso se inclina nuevamente en una dirección peligrosa. La propia UE acepta que tiene que ordenar urgentemente sus finanzas y mejorar la conducción económica. Y, aunque no lo parezca, se trabaja en ello decidida y osadamente.”

Democracia, ¿pero no ahora?

Hospodarske Novini, de Praga: “Los mercados internacionales y los políticos europeos reaccionan más o menos en este tono: es como mínimo peligroso dejar decidir a los ciudadanos. Podría traer consecuencias perjudiciales tanto para los que deciden como para otros, a los que no se les preguntará. ¿Quiere decir esto que la democracia –o sea el gobierno del pueblo sobre la base de un contrato social– es peligrosa y perjudicial? ¿Si no tenemos confianza en que los ciudadanos tomarán la decisión correcta en un simple referendo, cómo podemos podemos asumir que votarán por la política, el programa y el partido correctos en las elecciones, en las que se trata de temas más amplios?”

Libération, de París: “Una moneda y una política económica común tienen, por supuesto, mucho sentido. Pero la apuesta sólo funciona si se cuenta con los ciudadanos de Europa y éstos ven las ventajas y los resultados concretos que implicaría profundizar los vínculos europeos. De esto, sin embargo, se está muy lejos. Desde Atenas hasta Dublín, pasando por Madrid y París, Europa es sinónimo de desempleo y recortes. Así no se puede convencer y menos entusiasmar a la población. Si Europa quiere volver a ser apreciada, tiene que hallar un nuevo equilibrio entre soberanía y solidaridad, entre europeos ricos y menos ricos. Europa tiene que encontrar el modo de enriquecer la democracia con nuevos conceptos.“

Autor: RML/dpa/afp

Editor: Enrique López Magallón