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Europa aprieta con cautela las clavijas de Hamás

Emilia Rojas Sasse30 de enero de 2006

La Unión Europea exigió a Hamás renunciar a la violencia, pero sin plantear un ultimátum concreto. El futuro de la ayuda económica queda pues pendiente del rumbo que adopte el próximo gobierno palestino.

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No precipitarse, fue la consigna en la reunión de los ministros de RR.EE. de la Unión Europea.Imagen: AP

No hay que tomar decisiones precipitadas. En eso concordaron los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea, que analizaron este lunes las consecuencias del triunfo de Hamás en las elecciones palestinas. La cautela que se percibió en Bruselas refleja lo incómodo de la posición en que ha quedado la UE que, por un lado, se niega a respaldar a un gobierno radical que no reconozca el derecho a la existencia del Estado de Israel y, por otro, teme que cesar su apoyo a la Autoridad Nacional Palestina pudiera asestar un golpe de muerte al de por sí trastabillante proceso de paz.

Dilema de fondo

No sólo el presidente de la ANP, Mahmud Abbas, exhortó a la comunidad internacional a seguir entregando ayuda financiera a los territorios palestinos, asegurando que seguirá ejerciendo su cargo con el empeño de lograr un acuerdo negociado con Israel. También un alto representante de Hamás, Ismal Hanijeh, formuló demandas similares a la Unión Europea, tratando de disipar el temor de que los fondos recibidos del exterior pudieran utilizarse en el futuro para la lucha armada contra Israel. "El dinero se emplea, por completo, en pagar sueldos y financiar la infraestructura y la vida diaria", afirmó Hanijeh, cabeza de la lista de candidatos de Hamás en la ciudad de Gaza.

Pero el dilema es más profundo. El jefe de la diplomacia de Londres, Jack Straw, lo formuló así: "Violencia y democracia se excluyen". O, como lo planteó el ministro de Relaciones Exteriores de Holanda, Bernard Bot, "no podemos colaborar con alguien que participa en el terrorismo, que quiere borrar a otro país del mapa y aprueba ataques contra ese país". Se trata pues de un problema de principios. Y, para resolverlo, sólo queda una vía: que Hamás cambie su línea política, como lo demanda la Unión Europea.

Presión de doble filo

De lo contrario, "no habrá posibilidad alguna de cooperación", como lo expresó el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier. No obstante, la UE se abstuvo de lanzar un ultimátum. "No fijamos un plazo, porque contamos con que el proceso de formación de un nuevo gobierno tardará semanas, sino meses", explicó el ministro germano. Además habría que acotar que los europeos no han perdido la esperanza de que se opere un cambio dentro del movimiento islámico que obtuvo mayoría absoluta en los comicios palestinos. Porque, una vez en el poder, los grupos radicales suelen adoptar una postura más pragmática y reconocer que las negociaciones políticas son la única opción realista.

Sin embargo, si esto no llega a ocurrir, la Unión Europea difícilmente tenga más alternativa que cerrar el grifo del dinero. Hasta ahora, la UE ya ha entregado cerca de 1.800 millones de euros de ayuda a los palestinos, de los cuales 1.200 millones se han destinado a erigir nuevas instituciones políticas. A ello se suman considerables aportes directos de los países europeos. Alemania, por ejemplo, ha puesto más de 500 millones de euros a disposición de los palestinos. Si ese dinero deja de fluir, la ANP se verá, sin duda, en graves aprietos. Esa amenaza, que no se formuló explícitamente en Bruselas, puede servir de herramienta para presionar a Hamás. Pero habrá que utilizarla con cautela, porque otros países podrían ofrecerse para suplir la fuente financiera europea. En concreto se perfila la alternativa de Irán, que podría incrementar así aún más su influencia sobre los territorios palestinos.