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Europa desconfía del maíz transgénico

Emilia Rojas Sasse24 de junio de 2005

Por una mayoría de 22 votos, los ministros de Medio Ambiente de la Unión Europea se negaron a derogar prohibiciones nacionales contra ciertos productos transgénicos, como lo demandaba Bruselas.

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Prohibido el paso.Imagen: dpa

Muchos añoran los tomates de antes, ésos que sabían a tomate y olían a tomate. Los de ahora, en cambio, son en su mayoría insípidos y casi inodoros e incoloros. Algunos tienen innegables virtudes. Por ejemplo, puede uno dejarlos semanas en el refrigerador y siguen igual... de desabridos... pero no se pudren. Es la magia de la nueva agricultura. La cosa se pone más complicada cuando entra en juego la ingeniería genética, que no termina de convencer a algunos consumidores ni a los ecologistas. La alteración de vegetales comestibles tiene ventajas, como volverlos más resistentes a ciertas plagas o fomentar su crecimiento. Pero también puede encerrar riesgos para la ecología y la salud humana. Nada se ha comprobado, es cierto, pero tampoco se puede descartar por completo todo peligro.

Restricciones europeas

Frau mit Mais im Labor Genmais
¿A quién le apetece el maíz de probeta?Imagen: Bilderbox

En Europa, eso ha llevado a algunos gobiernos a establecer prohibiciones puntuales, que ahora la Comisión Europea trató de echar por la borda. El intento resultó, sin embargo, infructuoso. Por primera vez una amplia mayoría de los integrantes de la UE rechazó abiertamente una propuesta de Bruselas en la materia, negándose a derogar las legislaciones nacionales restrictivas para el ingreso y cultivo de algunos tipos de maíz genéticamente manipulados.

En Alemania, al igual que en Austria y Luxemburgo, se mantendrá pues la prohibición del maíz Bt-176, del productor suizo Syngenta. Según el ministro alemán del Medio Ambiente, Jürgen Trittin, existen "razones fundadas para suponer que el Bt-176 representa un peligro ecológico, debido a su relativamente alto contenido tóxico". Del mismo modo seguirán prohibidos en Suiza los maíces transgénicos MON- 810, de la empresa estadounidense Monsanto, y T-25, del consorcio germano Bayer. Los ministros europeos del Medio Ambiente no lograron en cambio la mayoría necesaria para tomar una decisión contra otro producto de Monsanto, el MON 863, de modo que será la Comisión de la UE la que tenga que pronunciarse.

Prevención de riesgos

Bundesumweltminister Jürgen Trittin
El ministro alemán del Medio Ambiente, Jürgen Trittin.Imagen: AP

Eso no logró echarle a perder el día a Trittin, quien se mostró encantado porque "el Consejo de ministros refrendó nuestra política orientada al principio de la prevención". Feliz quedó también Greenpeace, que calificó lo ocurrido como "un vuelco histórico" en la discusión sobre alimentos genéticamente manipulados. La Comisión de Bruselas, en cambio, teme ahora a las consecuencias que pueda acarrear la decisión comunitaria en la Organización Mundial de Comercio, donde la UE enfrenta una demanda de Estados Unidos, Argentina y Canadá. Estos países, que juntos producen cerca del 85% los vegetales transgénicos a nivel mundial, acusan a los europeos de violar reglas internacionales de comercio y de fundamentar sus prohibiciones en datos que no han sido científicamente verificados.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), indicó en un estudio publicado en la víspera que los productos agrícolas transgénicos no son más peligrosos que los convencionales. No obstante, admitió que los consumidores siguen escépticos. Y, por lo visto, también la amplia mayoría de los ministros de Medio Ambiente de la Unión Europea.