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Europa en 2015: entre la crisis del euro y los refugiados

Christoph Hasselbach (JAG/DZC)19 de diciembre de 2015

La UE había vivido antes momentos difíciles. Pero este año fue sin duda uno de los más complicados con acontecimientos que afectan sustancialmente al Viejo Continente.

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Imagen: dapd

Hace ya unos meses, la cuestión más complicada para la Unión Europea era si sería capaz de superar la crisis del euro. La llegada de la izquierda de Alexis Tsipras al poder en Grecia provocó rabia y miedo entre los acreedores, por su oposición a las reformas y al ahorro tal y como había prometido en campaña. La consecuencia fue una partida de póker que tanto los acreedores como Atenas tuvieron que jugar durante meses.

El Grexit, la salida de Grecia de la unión monetaria, amenazaba con llegar y el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, hablaba de un ultimátum o una salida temporal. Pero al final, el gobierno de Tsipras aceptó las condiciones y recibió el tercer paquete de ayuda. Ahora, con los ánimos más calmados, la crisis parece estar bajo control. Para muchos, en el centro de la discusión estaba el euro e incluso la existencia de la Unión. También la canciller alemana, Angela Merkel, advertía exigiendo respeto a las reglas para evitar poner en peligro a Europa. Sin embargo, poco después sería ella misma la se saltó las reglas.

Merkel aislada

A finales de verano, la llegada de refugiados por la ruta de los Balcanes aumentó y muchos de ellos estaban varados en Hungría. Merkel permitió su entrada a Alemania saltándose los acuerdos de Dublín, que regulan que la solicitud de asilo ha de hacerse en el primer país europeo que se pisa. Poco despues, Merkel calificó estos acuerdos como obsoletos.

Merkel, la canciller de los refugiados.
Merkel, canciller de los refugiados.Imagen: Reuters/M. Djurica

La canciller siguió permitiendo la llegada incontrolada de refugiados mientras decía “lo conseguiremos”. Entonces tenía apoyos en Alemania, pero después, debido al gran número de refugiados, muchos cambiaron de opinión. Mientras, los socios europeos observaban sorprendidos la política de Merkel. Y los problemas llegaron cuando la canciller trató de implantar un sistema europeo de redistribución de refugiados. Sobre todo, porque los países del este se negaron categóricamente e incluso acusaron a Merkel de haber invitado a los refugiados.

El primer ministro húngaro, Viktor Orban, declaró que los refugiados eran “un problema alemán”. Primero quiso cerrar sus fronteras con Serbia, país no comunitario. Y posteriormente con Croacia, su vecino de la UE. Desde entonces, se impantan vallas y los controles fronterizos que limitan la libre circulación en el área Schengen. “Falta Europa y falta unión”, decía Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea. Y también Janis Emmanoudilis, del European Policy Centre, cree que Schengen está en peligro.

Giro a la derecha

Merkel tuvo que enfrentarse a la oposición de otros Gobiernos e instituciones europeas. Donald Tusk, presidente del Consejo, advirtió que “una Europa sin frontera exterior sería un terreno abonado para el miedo”. Posteriormente, dijo que la ola de refugiados “era demasiado grande y no se podía parar”, y que “nadie estaba dispuesto a acogerlos, ni siquiera Alemania”. El rechazo y la inseguridad se reflejó en todas la elecciones con un auge de los partidos xenófobos y de derecha. Una tendencia hacia la “nacionalización” que, para Janis Emmanoulidis, simboliza la sensación del ciudadano de que la Unión no puede solucionar problemas.

A mitad de noviembre, los atentados de París incitaron aún más la radicalización. Aunque políticos alemanes advirtieron de no asociar el problema de los refugiados con los atentados de Estado Islámico, hasta el gobierno francés lo hizo y hoy es más difícil que nunca que una política liberal de asilo como la que defiende Merkel se acepte a nivel europeo. Ahora los miembros intentan reducir el número de refugiados y la UE está incluso dispuesta a hacer concesiones a Turquía, país de tránsito hasta ahora criticado por la falta de garantías de los derechos humanos. La divisa actual es control, cooperación con países de origen y de tránsito, y solución de las causas.

Para Janis Emmanoulidis, Europa está en peligro por las crisis. La del euro, la de los refugiados, la de Ucrania y la posición frente a Rusia, los atentados de París... todo ha llegado junto y el peligro es ahora la fragmentación. Por eso, la UE tiene cada vez con menos apoyo y suben las fuerzas populistas. Sin embargo, como se vio en el pasado, para superar estas crisis solo hay una alternativa: una cooperación a nivel europeo.