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Promesas de solución

15 de octubre de 2011

En París concluía el encuentro de ministros de Finanzas del G-20 con los jefes de los bancos centrales: una reunión preparatoria dominada principalmente por la crisis europea, el omnipresente tema de los últimos meses.

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El ministro alemán de Finanzas, camino de la cita con el G-20 en París.Imagen: dapd

A principios de noviembre se reúnen los miembros del G-20 en Cannes, y la cumbre no se prevé sencilla. El evento que finalizaba este sábado (15.10.2011) en París, y que congregaba a los ministros de Finanzas del gremio y a los jefes de sus respectivos bancos centrales, estaba destinado a preparar dicha cita y sirvió además para ejercer algo de presión sobre los socios de la Unión Europea, que a su vez se encuentran el próximo domingo con el fin de debatir nuevas medidas para frenar la crisis de la deuda.

Y por si todo este trasfondo no fuera suficiente, los representantes de los 20 países más ricos del mundo y los principales en desarrollo, junto con los altos directivos bancarios, dialogaban el día en el que en las calles de todo el planeta cientos de miles de personas daban su opinión precisamente acerca de lo que a puerta cerrada se discutía: la regulación de los mercados financieros, el nuevo sistema monetario internacional y la puesta a disposición de los bancos de “liquidez suficiente”.

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Los ministros de Finanzas del G-20 se reúnen en París para preparar la cumbre de noviembre en Cannes y el próximo encuentro de la UE.Imagen: dapd

Ya va siendo hora

La reunión parisina de dos días concluyó con una declaración final sobre la situación de las entidades bancarias en la que los países del G-20 y los bancos centrales se comprometen a asegurar que éstas “dispongan de acceso a capital suficiente para enfrentarse a los riesgos actuales”, léase a una posible bancarrota de Grecia y al peligro de contaminación a otras economías – sobre todo a las ya tambaleantes del sur de Europa - que podría conllevar este hecho.

Fue precisamente la crisis de la deuda en la zona euro la que dominó el encuentro, aunque sobre el tapete estaban otras cuestiones tan importantes como la reforma del sistema monetario o la introducción de regulaciones en el financiero. Los europeos tienen que presentar cuanto antes medidas concretas para mejorar su situación, exigieron los presentes. Principalmente Australia y Canadá les recordaron a los socios del Viejo Continente que son ellos mismos los primeros responsables de solucionar los problemas que les acechan.

Menos duros se mostraron algunos países emergentes como China o Brasil, que tácticamente ofrecieron aumentar sus contribuciones al Fondo Monetario Internacional por si éste tuviera que participar en el rescate de más miembros de la eurozona. Con destacada vehemencia rechazaron tal ayuda Estados Unidos y Alemania, que temen – especialmente el primero – ver menguado su control sobre el organismo. El FMI dispone actualmente de unos 400.000 millones de dólares, presupuesto que se planea incrementar hasta los 750.000 millones de dólares. Más que esto, dicen estadounidenses y alemanes, no se necesita.

Un plan concreto

Wolfgang Schäuble, el ministro de Finanzas germano, ejerció en la capital gala de tranquilizador de ánimos. En la cumbre europea del domingo 23 de octubre se presentará un amplio paquete de medidas destinadas a frenar la crisis, prometió. Éste contendrá una solución para Grecia, basada en las conclusiones extraídas por la llamada troika, iniciativas para mejorar la gestión económica de la zona euro, solicitudes de cambios en los tratados comunitarios y mecanismos que garanticen la liquidez de los bancos del continente. Schäuble no descartó la muy discutida opción de que se pueda obligar a las entidades financieras a aceptar dinero público, posibilidad que corroboraron sus restantes colegas del G-20.

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El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble (dcha.), conversa con su colega italiano, Giulio Tremonti.Imagen: dapd

“Creo que vamos por el buen camino”, declaró el ministro alemán. La solidez de estas palabras tendrá que ser corroborada con hechos – ante los países más ricos del mundo y los principales en desarrollo, así como frente a la sociedad -, ya que han sido pronunciadas sin notables consecuencias demasiadas veces durante los últimos meses. Y los días siguientes, los presentes tanto en Bruselas como en Cannes no podrán sino incluir en sus cálculos la previsible reacción de la ciudadanía, que estoicamente ha soportado lo que hasta hoy se le ha pedido pero que empieza, como demuestra este sábado (15.10.2011), a organizar su resistencia.

Autor: Luna Bolívar

Editor: Pablo Kummetz