Europa: señales positivas, pero falta consumo interno, dice FMI
21 de septiembre de 2005
Según el estudio publicado hoy, la principal amenaza que se cierne sobre el Viejo Continente es la falta de dinamismo interno, que se observa en la 'considerable' pérdida de aliento de la demanda desde 2004.
El Fondo destaca que esa situación deja a Europa en una posición vulnerable frente a posibles impactos externos, como un drástico aumento del precio del petróleo o un marcado incremento de las tasas de interés a nivel mundial.
A esos riesgos habría que añadir otros desequilibrios en algunos países, como el desproporiconal aumento de los precios de las viviendas en España e Irlanda y el endeudamiento de los hogares portugueses, dice el FMI.
Alemania muy competitiva internacionalmente
En Alemania, por el contrario, una consecuente reducción de costos y un claro aumento de la productividad han hecho que el país haya dejado atrás a otros socios europeos en cuanto a competitividad internacional. No obstante, para el FMI, Alemania continúa teniendo serios problemas estructurales.
El organismo con sede en Washington, que celebrará este fin de semana su reunión anual conjunta con el Banco Mundial, llama la atención también sobre la sistemática tendencia durante los últimos años a exagerar la fortaleza de la expansión económica en Europa.
El FMI indica que si a eso se suma la resistencia de las empresas a invertir sus 'considerables' beneficios, quedan patentes los riesgos de que la debilidad económica continúe.
Crecimiento moderado en 2005 y 2006
La falta de claridad en el horizonte inmediato ha llevado al Fondo a revisar a la baja sus previsiones de crecimiento para la zona euro hasta el 1,2 por ciento para 2005 y el 1,8 en 2006. Las cifras son un 0,4 y un 0,5 por ciento inferiores, respectivamente, con respecto a los pronósticos realizados en abril.
Pese a las amenazas, el Fondo también ve motivos para la esperanza, como la mayor fortaleza de los sectores exportador e industrial. A ello habría que añadir la mejora en los balances empresariales, que se benefician de lo que el Fondo define como 'prudentes' políticas salariales.
Además, el empleo ha mostrado una evolución más favorable que en pasados ciclos económicos, aunque el FMI recuerda que la desocupación laboral sigue siendo elevada. La previsión de desempleo para 2005 es del 8,7 por ciento. En 2004 fue del 8,9 por ciento de 2004 y el pronóstico para el año próximo, del 8,4 por ciento.
Por otro lado, los bajos tipos de interés -mínimos históricos- y la reciente depreciación del euro también actúan como soportes económicos, señala el Fondo.
Disparidad entre diversos países
El estudio que fue hecho público hoy luz presta también importancia a la persistente disparidad entre diversos países de una región cuyo pretendido objetivo es la armonización económica entre los países miembros.
La demanda interna se ha quedado rezagada en la mayoría de países europeos pero sigue siendo 'relativamente sólida' en España y Francia, una situación que contrasta con la debilidad que se registra en Alemania e Italia. Según el Fondo, esas diferencias son indicativas de la pervivencia de factores poco benignos como las rigideces en el mercado laboral.
El estudio considera que puede llevar bastante tiempo revertir las diferencias de competitividad, lo que podría hacer que los diferenciales de inflación entre los países sean duraderos. Aun así, el calentamiento inflacionario no se presenta como una seria amenaza. El Fondo adelanta que el repunte de precios alcance el 2,2 por ciento este año y baje hasta el 1,8 en 2006.
En el frente fiscal, el organismo prevé que el déficit de la zona euro alcance el 3 por ciento del PIB en 2005, aunque se espera que cinco países -Francia, Alemania, Grecia, Italia y Portugal- superen ese límite.
En líneas generales, el Fondo considera que la estimulación del crecimiento sigue siendo uno de los grandes desafíos. El creciente envejecimiento de la población exige, según el Fondo, reformas como la reducción de los incentivos para la jubilación anticipada que todavía se ofrecen en países como Austria, Bélgica, Francia, Alemania y Grecia.