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Europa se prepara para recibir a Bush

Bernd Riegert18 de febrero de 2005

Positivas son las expectativas europeas ante la próxima visita del presidente estadounidense, quien se muestra más proclive al entendimiento, aunque nadie puede asegurar que haga concesiones concretas.

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¿Un nuevo Bush, tras la reelección?Imagen: AP

El presidente estadounidense iniciará el primer viaje de su segundo período con una visita a Bruselas, hecho al que se le atribuye gran importancia en la sede de la OTAN y de la Unión Europea. Algunos diplomáticos piensan que eso sólo puede significar que George W. Bush está más dispuesto que antes a buscar el diálogo multinacional. Y los europeos quieren aprovechar la oportunidad.

La hora de la armonía

No es casual que se haya resuelto desmontar rápidamente en Bruselas la cúpula blanca erigida para promover el protocolo de Kyoto, tema que sigue disgustando a Washington porque es interpretado allí como un esfuerzo por imponer a Estados Unidos decisiones multilaterales. Cierto es que el comisario europeo del Medio Ambiente, Stavros Dimas, instó recientemente a Bush a firmar dicho protocolo, dirigido a reducir las emisiones de CO2. Pero ése no es un asunto que se quiera discutir durante la visita del mandatario estadounidense. Ahora lo principal es demostrar armonía y consumar el acercamiento emprendido en la gira de Condoleezza Rice.

Fraser Cameron, director del "Centro de Política Europea", de Bruselas, considera positivo que Washington haya modificado su retórica frente a Europa. Aun así, los europeos también esperan cambios en terrenos concretos, como su política en el Medio Oriente, en el plano del medio ambiente y el de las instituciones multilaterales. El analista se muestra optimista al respecto, señalando que "en Washington se ha comprendido que los europeos tienen mucho que aportar en asuntos como el del Medio Oriente, los Balcanes y otras regiones en conflicto. En resumen, los estadounidenses no pueden hacerlo todo solos".

¿Diálogo entre iguales?

La idea del canciller alemán, Gerhard Schröder, de que la OTAN no debería limitarse a ser una alianza militar sino constituir también un foro para la toma de decisiones entre Europa y Estados Unidos es ampliamente compartida por Cameron. A su juicio, la Unión Europea podría convertirse en un interlocutor que hable de igual a igual con Washington si se muestra cohesionada, sin permitir que se la divida en fieles y díscolos, en una "nueva" y una "vieja" Europa. "Pienso que el conflicto de Irak fue un enorme shock para los europeos. Pero, inmediatamente después se unieron en torno a una estrategia común", señala Cameron, destacando que se logró elaborar una Constitución y que Francia, Gran Bretaña y Alemania colaboran estrechamente para inducir a Irán a no desarrollar armas atómicas.

Sea como fuere, la nueva armonía europeo-estadounidense pronto será puesta a prueba en la realidad política concreta. El caso de China es un ejemplo. La Unión Europea desea cumplir los deseos de este importante socio comercial y levantar en junio el embargo de armas aplicado a Pequín. Estados Unidos se opone, argumentando que los chinos amenazarán a Taiwán con las armas europeas, perjudicando la seguridad en la región.