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Exjueces constitucionales piden cambiar ley de asilo

Christoph Hasselbach (jov)15 de enero de 2016

Expertos alemanes en Derecho Constitucional piden que el Gobierno de Merkel cambie lo antes posible su política para refugiados.

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Imagen: Reuters/M. Djurica

Luego de los ataques a mujeres en Colonia, en Berlín llueven las propuestas para endurecer las leyes de asilo. Sobre todo, para poder deportar con más facilidad a los solicitantes de asilo que hayan incurrido en delitos. Sin embargo, expertos señalan que eso es difícil de llevar a la práctica, aun cuando un solicitante de asilo haya cometido un delito o si su solicitud fuera rechazada.

Pero eso es un tema secundario. El meollo de la cuestión es que el Gobierno alemán sigue dejando abiertas las puertas para que ingresen refugiados sin que se que los someta a ningún tipo de control. Y eso que estamos en invierno. No es difícil imaginar cómo será la situación cuando aumenten las temperaturas y con ella la afluencia de inmigrantes a través de las rutas de los Balcanes y del Mar Mediterráneo. Además, el tema de la llegada de familiares de refugiados que aún están esperando salir de sus países ni siquiera se ha tocado.

Cualquiera puede llegar a Alemania

Si solo llegaran refugiados sirios o iraquíes que huyen de la guerra y las autoridades supieran que lo son de manera fehaciente, habría mayor comprensión para su situación. Pero muchos de los inmigrantes no cuentan si quiera con un pasaporte y dicen que son sirios. Otros tantos llegan desde países como Marruecos, Túnez, Bangladesh y Sri Lanka, donde no hay una democracia sólidamente establecida. Pero solo muy pocos de sus habitantes pueden hacer valer el derecho de asilo en Alemania.

La canciller alemana, Angela Merkel, quiere reducir drásticamente la cifra de solicitantes de asilo, pero Turquía no ha cumplido con su promesa de detener a los refugiados antes de que entren a Europa, y tampoco se puede esperar que otros países miembros de la Unión Europea alivien la carga migratoria alemana. Y Merkel quiere que las fronteras permanezcan abiertas.

¿Cuánto tiempo seguiremos así? Ni siquiera los representantes del partido de la canciller, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) pueden hacer que ella de el brazo a torcer. De los otros partidos no se puede esperar ningún tipo de resistencia, ya que tanto el Partido Socialdemócrata (SPD), Los Verdes y La Izquierda están a favor de una política para refugiados aún más liberal.

Juristas ven peligrar el Estado

Tal vez convenga citar a un renombrado jurista y experto en Derecho Constitucional que dice que el Estado de derecho está en peligro. El expresidente del Tribunal Constitucional alemán Hans-Jürgen Papier dijo al periódico Handelsblatt que se estaba produciendo un “escandaloso fracaso de la política”. El Estado regido por la Constitución no debe “permitir que la política lo saque de quicio” y “debe enfrentar los peligros que surgen de una inmigración permanente, ilimitada y descontrolada”.

El exjuez constitucional Udo di Fabio escribió, asimismo, en un informe perital publicado por el diario Bild que la Constitución alemana no está pensada para brindar protección a todas las personas del mundo “a través de permisos de ingreso al país fácticos o legales”. La Federación ahora tiene, según él, la obligación de “volver a aplicar controles efectivos en las fronteras alemanas”. Michael Bertrams, expresidente del Tribunal Constitucional de Renania del Norte-Westfalia, acusa, por su parte, a Merkel en el rotativo Kölner Stadt Anzeiger de haber permitido entrar a cientos de miles de refugiados a este país sin aprobación previa del Parlamento.

Otro aspecto importante de este asunto candente fue descrito en octubre por el filósofo del derecho Reinahrd Merkel, de Hamburgo, quien dijo en entrevista con Deutsche Welle que pronto se iba a llegar a un punto en el que “o hay nuevas elecciones o se lleva a cabo un referendo sobre el tema”, ya que a los ciudadanos nadie les pregunta qué quieren.

En síntesis, todos estos resquemores son justificados. Pero hasta el momento, todos los políticos, ciudadanos o periodistas que dieron su opinión fueron catalogados como populistas de derecha. Tal vez estas críticas sean tomadas más en serio, ya que provienen de altos representantes del Estado de derecho en Alemania.