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Exportación de residuos plásticos:el consumo masivo es clave

Hans Spross
27 de junio de 2019

El G20 debate sobre la contaminación de los océanos con residuos plásticos. El problema también ha sido tratado por los países de la ASEAN, que se oponen al aumento de las importaciones de plásticos.

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Imagen: picture-alliance/dpa/J. Haas

Desde principios de 2018 China prohibió la importación de residuos plásticos. Esto tuvo un duro impacto en el comercio mundial de este polémico "producto": las exportaciones de los 21 principales exportadores cayeron de 1,1 millones de toneladas mensuales, a mediados de 2016, a 500. 000 toneladas a fines de 2018.

En el caso, empero, de los países de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), como Malasia, Tailandia, Vietnam e Indonesia, estos se convirtieron en los principales compradores de residuos plásticos entre 2017 y  2018. Sus importaciones aumentaron en más del 170%. De alrededor de 840.000, pasaron a importar 2,3 millones de toneladas de basura plástica. Aunque estos volúmenes disminuyeron ligeramente a mediados de 2018 debido a medidas temporales contra los flujos de residuos desviados.

Importación de residuos afecta a la población y naturaleza

Desafortunadamente, la región de la ASEAN sigue siendo el destino preferido para la eliminación de desechos extranjeros desde la prohibición de China en 2018. "El comercio con desechos plásticos y electrónicos continúa bajo el pretexto de ‘reciclaje' o ‘recuperación', gracias a trucos legales, con una gran proporción de residuos importados que terminan en vertederos o que son incinerados ilegalmente”, advierte el representante de Greenpeace Filipinas.

Greenpeace ha documentado en Malasia las funestas consecuencias que tiene la basura plástica en los habitantes y el medio ambiente. La mayoría de las empresas de reciclaje en Malasia opera ilegalmente, dice a DW Heng Kiah Chun, de Greenpeace Malasia. El hecho de que los residuos de plástico, que en realidad están destinados al reciclaje, se eliminen en gran medida de manera ilegal no es sorprendente para Thomas Probst, experto en plásticos de la Asociación Federal de Materias Primas y Disposición Secundarias (BVSE).

Según Probst, en Alemania y Europa los residuos plásticos de buena calidad se eliminan, en gran parte, en plantas de incineración, o se procesan para producir combustibles sustitutos. "Desafortunadamente, esta infraestructura no existe en Asia", agrega el portavoz de la BVSE. Por su parte, Greenpeace señala que Malasia, al igual que otros países de la ASEAN, "no tiene un sistema adecuado para manejar el fuerte aumento de las importaciones de desechos plásticos".

Pero no solo los voceros de la industria se oponen a una prohibición total de la importación de basura plástica: "Esto pondría en peligro el negocio de las empresas de reciclaje buenas y, por lo tanto, habría menos opciones para la gestión sostenible de residuos en el futuro", advirtió Kakuko Nagatani-Yoshida, del Programa Ambiental de la ONU en el New York Times.

Controles de exportación más estrictos "sólo el primer paso"

Los ambientalistas tiene grandes esperanzas puestas en el endurecimiento de los controles de exportación de residuos plásticos, decididos en mayo de 2019. "Según las nuevas directivas del Convenio de Basilea, solo las mezclas de residuos de origen único y prácticamente no contaminantes de polipropileno, polietileno y PET, que han demostrado ser reciclables, pueden comercializarse libremente con otros países", resume la BVSE la decisión.

Sin embargo, en ello hay una trampa, como señala Manfred Santen, de Greenpeace: "El éxito depende de controles efectivos, tanto en Europa, como exportadora de plástico, como en los países importadores de estos residuos en el sudeste asiático o, más recientemente, en Turquía e India”

Para Heng Kiah Chun, de Greenpeace Malasia, el nuevo acuerdo de Basilea es solo un primer paso en la dirección correcta. Es crucial restringir o prohibir drásticamente la producción y el consumo de plástico, especialmente los envases desechables. Los países del G20 quieren tomar la iniciativa en este caso.

Una cosa es cierta: el mundo no va a resolver el masivo problema de los residuos plásticos ni con una prohibición ni con controles sobre la importación de residuos por sí solos. Y menos la contaminación de los océanos, con ocho millones de toneladas de plástico al año. China, por ejemplo, así haya cerrado sus depósitos para basura plástica del extranjero, sigue produciendo 60 millones de vasos plásticos para un solo uso.

(jov/cp)

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