Farmacéuticas bloquean la pena de muerte
26 de enero de 2011
El ministro de Salud alemán, Philipp Rössler, apeló a la industria farmacéutica alemana a no suministrar el narcótico utilizado para la ejecución de reos. Rössler, que cuenta con el apoyo de asociaciones de médicos, recordó en una misiva dirigida a empresas químicas, farmacéuticas y de comercio al por mayor que la legislación alemana es contraria a la pena de muerte.
Desde hace meses Estados Unidos ha tenido dificultades en abastecerse del anestésico llamado tripental sódico, mejor conocido como pentothal, utilizado en el coctail mortífero que es inyectado a los condenados a muerte. La sustancia duerme a los reos antes de que otros dos químicos que componen la fórmula paralicen los músculos y detengan la respiración.
El único fabricante estadounidense, Hospira, con sede en Illinois, anunció la semana pasada que dejará de producir el narcótico por complicaciones legales. La farmacéutica había intentado producir la sustancia en una moderna filial que opera en Italia. Pero las autoridades de dicho país se opusieron debido a que el fabricante no pudo otorgar garantías de que la sustancia no sería utilizada en la aplicación de la pena de muerte. Las autoridades estadounidenses han intentado en vano abastecerse en Europa. Organizaciones no gubernamentales lograron impedir que farmacéuticas británicas abastecieran el producto.
Farmacéuticas alemanas
Una filial alemana del francés Panpharma Gruppe llamada Rotexmedica, con sede en Trittau, cerca de Hamburgo, produce el medicamento. Su director de producción, Andreas Wendt, confirmó a la agencia Reuters que Rotexmedica no ha suministrado tripental sódico a Estados Unidos ni lo hará. Tampoco la filial alemana de la farmacéutica suiza Nycomed, que también produce el sedante, venderá a Estados Unidos. Un portavoz de Nycomed dijo apoyar la propuesta de Rössler.
La farmacéutica Inresa, con sede en Friburgo, aseguró que no venderá la sustancia al gigante americano, pero su gerente, Henric Wassmer, destacó que con el boicot en el suministro de tripental no se logrará detener la pena capital. “Se puede matar a la gente con mil distintas sustancias, por ejemplo suministrando altas dosis de sedantes, como lo demostró el caso Michael Jackson”, destacó. La estrella de Hollywood murió como consecuencia de una alta dosis de propofol.
Otros grandes consorcios como Fresenius, Stada y Ratiopharm aseguraron que no producen tripental, un viejo anestésico que desde hace mucho perdió la patente y cuya producción no representa grandes ganacias. Es utilizado como anestésico en operaciones breves pero ha sido desplazado por nuevos medicamentos.
Estados Unidos seguirá ejecutando
En 35 de los 50 estados que comprenden la Unión Americana se practica la pena capital y se usa la inyección letal porque la silla eléctrica fue prohibida por el Tribunal Supremo al considerarla cruel e inhumana. Sin embargo muchos estados se han visto obligados a posponer las ejecuciones.
Texas, el Estado con más reos en los corredores de la muerte, cuenta con la cantidad de tripental necesaria para dos ejecuciones previstas en febrero, según la Fiscalía local. Oklahoma saltó a los titulares hace poco cuando ejecutó a un reo con pentobarbital, un anestésico utilizado para sacrificar animales.
Ohio anunció ayer (25.01.2011) que cambiará sus protocolos empleados en las ejecuciones para sustituír tripental por pentobarbital, cuyas existencias son abundantes. Las autoridades de dicho estado anunciaron que notificaron a un juez federal. “El nuevo protocolo será utilizado en la ejecución de Johnnnie Baston en marzo”, dijo JoEllen Smith, portavoz del sistema penitenciario de Ohio. Smith señaló que el estado cuenta con suficiente tripental para la ejecución de Frank Spisak, programada el 17 de febrero.
Ohio y Washington eran hasta hace poco los únicos dos estados que ejecutaban a sus prisioneros con una fuerte y única dosis de anestesia hasta que el 15 de septiembre de 2009, uno de los ejecutados, Rommel Broom se convirtiera en el primero en sobrevivir a la ejecución en 60 años.
Sus verdugos no le encontraban la vena, algo muy común en las ejecuciones, pese a que el reo colaboró en todo lo que pudo. Al cabo de dos horas de esperar la muerte el reo se llevó las manos a la cabeza en señal de desesperación.
Desde que la pena capital fuera restaurada en Estados Unidos en 1976 han sido ejecutadas 1.237 personas. Se estima que unas 3.000 aguardan en los corredores de la muerte el día de su ejecución.
Autora: Eva Usi
Editora: Emilia Rojas