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Sociedad

Óscar Romero: "Un santo de toda América"

13 de octubre de 2018

El arzobispo salvadoreño Óscar Romero, alguna vez tachado de comunista, asesinado a tiros en el altar, ahora es canonizado. Es un importante hito para Latinoamérica. Y un acontecimiento especial para el papa Francisco.

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Bischof Óscar Romero, aus El Salvador
Imagen: Getty Images/Bettmann Archive

De repente todo va muy rápido. Durante años fracasaron los intentos de reconocer a Óscar Romero como mártir. Desde que en 2013 el latinoamericano Jorge Bergoglio se convirtió en el papa Francisco, el proceso recibió un nuevo impulso. En 2015, el arzobispo salvadoreño Romero, asesinado en 1980, fue beatificado. Tres años después, la canonización tiene lugar en la Plaza de San Pedro.

En su nativo El Salvador, Romero ha sido venerado durante mucho tiempo como un héroe nacional y un defensor de la paz y la justicia. Su tumba en la catedral de San Salvador es para muchos un lugar de peregrinación. E incluso en el momento de la beatificación, el jefe de Estado de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, lo dejó claro: "¡América Latina tiene finalmente un santo! Que su ejemplo contribuya a la transformación del país".

Modelo a seguir para Barack Obama

Internacionalmente, el clérigo, que hizo campaña por la población rural empobrecida en su tierra natal y predicó contra la violencia de los militares, goza de gran reconocimiento. En 2011, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se arrodilló ante la lápida del "Obispo de los pobres". Las Naciones Unidas dedicaron un día de honor a Romero. El Parlamento de El Salvador lo nombró en el 2000 "hijo predilecto".

En El Vaticano, sin embargo, Romero tuvo hasta la elección del Papa Francisco en marzo de 2013, pocos defensores. Los sacerdotes y obispos que pedían una revolución social, que no aceptaban la pobreza de sus fieles como un castigo divino, sino que querían aliviarla con ayuda de Dios, no tenían opciones de ser beatificados o canonizados. Pero "mucho antes de la canonización eclesiástica, los fieles, los católicos de Latinoamérica, ya hablaban de 'San Romero de América' al referirse a él", explica a DW Michael Huhn, experto en el tema de Adveniat, la organización de ayuda para Latinoamérica de la Iglesia católica en Alemania.

Cambio de sentido

El primer latinoamericano en el trono papal inició un giro en la política de la Iglesia. Gracias a él, Romero ya no es considerado un revolucionario o un comunista, sino un defensor de los derechos humanos. Un francotirador de los paramilitares escuadrones de la muerte le disparó al arzobispo, que entonces tenía 62 años, el 24 de marzo de 1980 durante una misa, convirtiéndolo en un mártir.

Óscar Romero, Dom Hélder Câmara, Gustavo Gutiérrez, Jon Sobrino, Leonardo Boff y Erwin Kräutler, los mayores exponentes de la teología de la liberación en América Latina no solo se resistieron a las dictaduras militares en la región y exigieron justicia social. También hicieron una pregunta que todavía hoy debe ser respondida una y otra vez: ¿puede la fe cristiana cambiar a la sociedad? Para el arzobispo de la curia romana Vincenzo Paglia, impulsor de la canonización de Romero, la respuesta es claramente que sí. "La decisión de amar a los pobres para cambiar el mundo es la misma que tomó Jesús".

Romero es el primero en la larga lista de mártires latinoamericanos olvidados. "Lo que impresionó al Papa Francisco es esta inclinación de Óscar Romero hacia la gente humilde. Su mensaje: los humildes cuentan. Esto lo entendió Francisco durante su trabajo como jesuita, como arzobispo de Buenos Aires y ahora como Papa", afirma Huhn. Y entre las conmemoraciones habituales del actual pontífice se cuentan los recordatorios hacia los mártires asesinados por su fe. "Como ejemplo de lo que puede significar el cristianismo vivido, un cristianismo radicalmente vivido".

Romero junto al Papa

El tema del martirio conecta con el papa Pablo VI (1897-1978), canonizado junto con Romero este domingo. Michael Huhn encuentra muy positiva la coincidencia. Pablo VI había hecho "cosas tremendas" para América Latina y fue el primer Papa en viajar a la región. Para los latinoamericanos Pablo VI no es el papa de la polémica encíclica contra la píldora anticonceptiva "Humanae Vitae", sino el "Papa de la Justicia".

Huhn recuerda el último encuentro de los dos. "Cuando Romero era hostigado por los oligarcas de su país y también por sus obispos afines, se dirigió a Pablo VI, que de inmediato le abrió las puertas. Romero no necesitaba audiencia ni cita. Y le trajo fotos de mártires. Eso impactó mucho a Pablo VI, pues vio que él era muy consciente de su posición en este conflicto".

Autora: Astrid Prange (LGC/CT)

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