Freno a las deudas del Estado. Pero ¿cómo?

“Freno a las deudas”, es uno de los términos más mencionados durante los debates del Parlamento alemán de los últimos meses. Para el ministro alemán de Finanzas Wolfgang Schäuble, “es muy importante haber consagrado este instrumento en la Constitución alemana”. “Nosotros respetamos el freno a las deudas”, aseguró Schäuble recientemente. Es más “el Gobierno de Angela Merkel está aplicando el freno a las deudas mucho más rápido de lo que teníamos planeado inicialmente”, agregó igualmente el ministro en Berlín. Sería de esperarse, pues la presión sobre los políticos crece.

Alemania reformó la Ley Fundamental hace dos años para garantizar que los gobiernos no gasten más de lo que las arcas nacionales pueden resistir. A partir de 2016 el Gobierno federal alemán no podrá asumir deudas que superen el 0,35% de la capacidad productiva del país. Los Estados federados, por su parte, no podrán contraer ninguna deuda adicional a partir del año 2020. Una ley que transformará radicalmente la conducta política financiera.

Largas décadas de deudas

“Desde los años sesenta, los gobiernos han financiado su política muy basada en créditos”, recuerda la canciller Angela Merkel. El lema era: el crecimiento económico está primero, no importa lo que cueste. “El resultado es que ahora nos tenemos que romper la cabeza con la montaña de deudas acumuladas a lo largo de décadas”.

Alemania tiene una deuda de unos 2.000 millones de euros, una cifra con doce ceros. Una suma por la que el Estado tiene que pagar intereses que representan el segundo compromiso más caro para las arcas nacionales. Sólo en 2011, la Federación tiene que desembolsar 35 mil millones de euros para pagar intereses.

Una montaña que deudas que no desaparece con sólo frenarla. ¿Pero cuál es el impacto de un freno en la coyuntura?

Consolidación y crecimiento no se riñen

Estudios científicos han probado que a partir de cierto grado de endeudamiento una economía no crece por más que Estado aumente el gasto. Según Schäuble, “la consolidación y el crecimiento económico no son contradictorios”. La muestra es que “Alemania sigue gozando de alta confianza en los mercados financieros de todo el mundo”, concluye el político. La consecuencia: bajos costos de refinanciación que, a pesar de la deuda, abren espacios en el manejo de la caja nacional. Una fórmula que Alemania y Francia proponen como “obligatoria” para los 17 países miembros de la eurozona.

La realidad es que desde 1992 el Pacto de Estabilidad de la Unión Europea prevé que las nuevas deudas no debe sobrepasar el 60% de la deuda general. Pero pocos países respetaron la norma y Alemania misma no está dentro de ellos.

“Los mecanismos de control de la zona euro no han sido efectivos”, dice el economista Otmar Issing quien advierte que en un futuro, “el éxito del freno a las deudas dependerá de si la forma como se realice el pacto de estabilidad.”

Autor: Sabine Kinkartz / José Ospina-Valencia
Editor: Enrique López