Doris Barreto ha liderado trabajo comunitario desde hace más de 20 años en Catuche un sector de Caracas que llegó a ser el más peligroso y violento de Latinoamérica. Dos bandas rivales se habían declarado la guerra generaciones atrás. Doris Barreto también perdió a su hijo en 1999. Gracias a su trabajó por ganarse la confianza de los jóvenes, en 2007 consiguió lo que parecía imposible. Las madres de ambos bandos firmaron "acuerdos de paz”, en sus palabras y en nombre de sus hijos. Doris dice que "...el peso de ser madre tenía un impacto significativo en la percepción de los jóvenes hacia las acciones de las madres en el proceso de reconciliación”. Su presencia y la colaboración entre las madres de ambas comunidades contribuyeron a que los jóvenes reconocieran la importancia de la paz y la cooperación. Hoy en día Doris continúa su trabajo comunitario en los centros Fe y Alegría que ofrecen apoyo escolar y transmisión de valores.