G-8: entre la seguridad y el aislamiento
1 de junio de 2007
No es sólo porque venga Bush. También es importante que la canciller alemana, Angela Merkel, esté protegida, declaró el ministro del Interior germano, Wolfgang Schäuble, a quien las medidas de seguridad que se están tomando en torno a Heiligedamm y a la próxima Cumbre del G-8 no le parecen en absoluto excesivas. Todo se mantiene dentro de límites razonables, aseguran en Berlín.
Los límites, además razonables, son medibles: 12 kilómetros de verja protectora vallan la zona de seguridad I, de la que, según la última decisión judicial, las manifestaciones deberán alejarse cinco kilómetros, definiendo así las distancias de la zona de seguridad II.
Las delimitaciones van acompañadas de problemas con la prensa, de controles en las inexistentes fronteras con otros países de la Unión Europea y de la concesión de una tarea añadida a los inspectores de tren: controlar no sólo los billetes sino también las posibles intenciones de sus viajeros.
Lejos con la antipatía
Las organizaciones antiglobalización anunciaron ya a mediados del mayo pasado, cuando se dio a conocer la medida, que lucharían hasta el último resquicio legal contra la prohibición que les impedía protestar en el lugar de los hechos: en el mismo Heiligedamm, donde se reúnen los representantes de los ocho países más ricos del mundo.
La primera batalla judicial supuso para los contestatarios una victoria a medias. Se levantó la prohibición de organizar manifestaciones en el aeropuerto de Rostock, donde aterrizarán los miembros del G-8, y se consideró que 200 metros más allá del kilométrico cercado, los antiglobalización no representaban peligro alguno para los jefes de Estado y de Gobierno que se encuentran en Heiligendamm.
En segunda instancia, el veredicto ha sido más favorable a las fuerzas de seguridad. "Las limitaciones en el lugar y en el tiempo […] se ajustan a la legalidad y no van en contra del derecho a la libertad de reunión", sentencian los jueces e instan a quienes quieran protestar a hacer uso de una carretera comarcal a cinco kilómetros de distancia de la Cumbre.
"Un día negro para el derecho de reunión", dijo la abogada que representa a los antiglobalización, Ulrike Donat. "El tribunal ha justificado su decisión con vagos temores como el de que las relaciones entre el Gobierno alemán y los Estados extranjeros podrían verse dañadas por las manifestaciones o las protestas cerca de los mandatarios ser consideradas como 'actos de antipatía'".
Lejos con la prensa crítica
Felix Lee es periodista del por lo general crítico diario alemán Taz. Como a otros 19 compañeros, el departamento de prensa del Gobierno alemán le comunicó que su acreditación para la Cumbre del G-8 había sido denegada. El motivo lo desconoce todavía hoy. Según Ulrich Wilhelm, jefe de dicho departamento, la Oficina Federal de Investigación Criminal es quien se encarga de recomendar qué personas no deberían ser acreditadas. Políticos y asociaciones de prensa han puesto el grito en el cielo ante lo que consideran un intento de mantener a los redactores controvertidos alejados de Heiligendamm.
Finalmente, Lee podrá asistir a la Cumbre. El Gobierno alemán y la Oficina Federal de Investigación Criminal ya no lo consideran peligroso. Este porqué tampoco lo sabe. "Si no me hubieran acreditado, hubiéramos ido a los tribunales y les hubiera costado mucho encontrar en mis artículos alguna razón con la que justificar la decisión. Además, no sé de qué forma puede un periodista acreditado representar un peligro para los políticos del G-8", dijo Lee a DW-WORLD.
A los antiglobalización, por su parte, les queda una última instancia a la que recurrir los cinco kilómetros de orden de alejamiento: el Tribunal Federal Constitucional. Y mientras tanto, las preparaciones para la protesta continúan. Los activistas quieren dificultar el desarrollo normal de la Cumbre cortando todos los accesos. Los altos políticos se desplazarán en helicóptero del aeropuerto de Rostock al hotel de Heiligendamm, pero el resto de equipo viaja por tierra. La policía está preparada por si tiene que abrirse paso. A la violencia contrapondrán determinación, aseguran los agentes.