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Gabriela Montero: “El silencio de Dudamel denota colaboracionismo”

Evan Romero-Castillo14 de marzo de 2014

En entrevista exclusiva con DW la célebre pianista Gabriela Montero describe la crisis venezolana como una de índole humanitaria y explica por qué, a su juicio, guardar silencio al respecto es un acto “colaboracionista”.

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Imagen: M Flange

La célebre pianista Gabriela Montero nunca se aleja de Alemania por mucho tiempo. Ahora está de regreso para ofrecer tres recitales: uno en el Festival de Schwetzingen (14.3.2014), otro en el Heidelberger Frühling (17.3.2014) y un concierto especial que está dando de qué hablar tanto en territorio germano como en su Venezuela natal. Deutsche Welle obtuvo una entrevista exclusiva con esta estrella de la música clásica. En ella, Montero no ahorra palabras para explicar por qué, a su juicio, el artista debe ser mucho más que un creador o un ejecutante. “Tenemos una voz que debe ser alzada en situaciones críticas como la que atraviesa mi país”, asevera la intérprete.

Deutsche Welle: Este viernes 14 de marzo usted participa en el Festival de Schwetzingen y el lunes 17 de marzo, en el Heidelberger Frühling. ¿Qué material va a interpretar en sus recitales?

Gabriela Montero: En el Festival de Schwetzingen voy a tocar los Tres intermezzi, Op. 117, de Johannes Brahms, seguido por la Fantasía de Robert Schumann, que es una obra monumental del repertorio pianístico. Y en Heidelberg voy a interpretar la Sonata No. 1 de Clara Schumann, que no se ejecuta con mucha frecuencia, seguida por los ‘valses Mefisto’ de Franz Liszt. En la segunda parte de ambos conciertos voy a hacer improvisaciones, como siempre.

La pianista venezolana Gabriela Montero.
La pianista venezolana Gabriela Montero.Imagen: Colin Bell/ EMI Classics

Lo que muchos todavía no saben es que usted también tocará en el ‘Concierto por la Paz y la Libertad en Venezuela’, que se celebra el domingo 16 de marzo en una pequeña iglesia de Berlín, la Emmaus Kirche. ¿Podría contarnos un poco sobre ese recital?

Ese concierto es una iniciativa del cellista, compositor y director de orquesta Carlos Izcaray, un hombre muy valioso. La organización del evento fue muy repentina porque respondió a los sucesos que se registran en Venezuela desde el 4 de febrero, cuando el Gobierno de Nicolás Maduro comenzó a reprimir violentamente las manifestaciones pacíficas de los estudiantes en varias ciudades del país.

Ante la falta de respeto por los derechos humanos exhibida por el actual Gobierno venezolano, Carlos sintió la necesidad imperiosa de enviar un mensaje contundente contra la opresión. Este no es un concierto en nombre de una paz abstracta, sino uno que busca llamar la atención del mundo hacia la violencia –una violencia muy concreta– ejercida por el Gobierno de Maduro.

En el ‘Concierto por la Paz y la Libertad en Venezuela’ van a estar presentes músicos de distintas nacionalidades –entre ellos, muchos venezolanos provenientes de todas partes del mundo– para emitir un mensaje de protesta.

¿Qué piezas va a tocar en el ‘Concierto por la Paz y la Libertad en Venezuela’?

Juntos vamos a interpretar el primer movimiento del Concierto No. 2 de Serguéi Rajmáninov, luego haré una improvisación sobre Venezuela y creo que otros músicos van a tocar obras de Evencio Castellanos, quizás algo de Estévez… No he tenido la oportunidad de discutir mucho con Carlos sobre el repertorio, pero sé que incluirá muchas piezas venezolanas.

¿En esta ocasión no va a interpretar su obra ‘Ex Patria’?

No. Ex Patria es una obra muy compleja que amerita muchas horas de ensayo y no contamos con ese tiempo.

Carlos Izcaray comentaba recientemente que la música compuesta por Ludwig van Beethoven para la ópera ‘Fidelio o el amor conyugal’ tiene una faceta política que muchos ignoran porque la música es un lenguaje abstracto. ¿Hasta qué punto se prestan la música clásica y las interpretaciones instrumentales para hacer protesta política?

El director venezolano Carlos Izcaray.
El director venezolano Carlos Izcaray.Imagen: Yolanda Serafimov

Pero es que la actual crisis venezolana ya no es de carácter político solamente. ¡Estamos hablando de una crisis humanitaria! Además, quienes protestamos no lo hacemos en el marco de un conflicto de ideologías, ni en reacción a la implementación de programas estatales con los que no estamos de acuerdo, sino contra una dictadura. Así, a secas.

A su manera, músicos como Dmitri Shostakóvich, Serguéi Prokófiev, Beethoven y el mismo Rajmáninov recurrieron a la música para llamar la atención hacia la opresión practicada por los Gobiernos de sus países. Unos lo hicieron desde el exilio y otros lo hicieron desde el ojo del huracán. La música transporta mensajes directos y subliminales que muchas personas captan porque, al fin y al cabo, somos seres sensibles.

Mi pieza ‘Ex Patria’, por ejemplo, es una obra que te aplasta y esa es la sensación que yo buscaba recrear: la sensación que tienen muchos en Venezuela de no poder respirar. Frédéric Chopin compuso obras similares. El rol del artista va más allá de ser simplemente un creador y un ejecutante; el artista tiene una voz que debe ser alzada en situaciones críticas como la que atraviesa Venezuela.

No todos los miembros de su audiencia tienen vínculos emocionales con Venezuela. En su perfil de Facebook usted publicó una nota en la que les pedía paciencia a quienes claman por que usted escriba más sobre su música y menos sobre sus inquietudes políticas. ¿Qué reacciones del público la animan a continuar denunciando los desafueros flagrantes del actual Gobierno venezolano y las fuerzas de seguridad del país?

La música sirve para crear puentes de empatía. En mis conciertos, cuando decido hablar sobre la situación en Venezuela y hacer una improvisación que comunique lo que siento al respecto, lo que brota es una tristeza que el público percibe, independientemente de si los espectadores tienen vínculos afectivos con mi país o no. Eso me ha ocurrido muchas veces. Y me consta que muchos salen del concierto con curiosidad por saber qué es lo que pasa realmente en Venezuela y por qué esta pianista dice lo que dice con palabras y con música.

La polarización política de Venezuela ha trascendido sus fronteras e invadido el ámbito de la música clásica. Usted le reprocha al director Gustavo Dudamel el haber ofrecido un concierto en un acto oficial mientras se reprimían brutalmente las manifestaciones estudiantiles del 12 de febrero y a pocos metros del lugar donde fue asesinado el primer estudiante. Y no faltará quien le atribuya a usted el haber asistido al Foro Económico Mundial para demandar la intervención internacional en Venezuela…

Yo no fuí al Foro Económico Mundial con ese fin. Yo asistí como artista independiente y en representación de mis ideas para hablar sobre música y para informar sobre una situación ampliamente ignorada por la prensa internacional: la crisis institucional de Venezuela. Pero Gustavo Dudamel, el maestro José Antonio Abreu y el Sistema Nacional de las Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela representan al Gobierno venezolano porque su trabajo es patrocinado por ese Gobierno.

El argumento de que El Sistema no está politizado ni emite mensajes en nombre del Gobierno es falso: en muchos de sus conciertos se repartían panfletos del Gobierno y las chaquetas tricolor que llevan los músicos son idénticas a las que usan el presidente Maduro y su Gabinete. El propósito de vestir esas chaquetas es enaltecer simbólicamente al Gobierno, a pesar de que el país está en ruinas. Esos conciertos sí tienen un carácter político.

El silencio puede ser una forma de colaboracionismo. Y, lamentablemente, en estos momentos, en mi opinión, colaboracionismo es exactamente lo que el silencio de Gustavo y Abreu denota. Algunos sostienen que El Sistema desaparecería si Dudamel y Abreu se pronunciaran contra el Gobierno de Maduro. ‘¡Hay que salvar al Sistema!’, dicen. Pero, ¿de qué sirve salvar al Sistema si ya casi no nos queda país?

¿Por qué no hacer lo correcto, por qué no denunciar la brutalidad del Gobierno? Yo no sólo le reprocho a Gustavo el concierto que ofreció el 12 de febrero mientras mataban a dos estudiantes, sino todos los demás conciertos que se han realizado desde entonces. ¡Se han registrado muertes, desapariciones y torturas en las últimas semanas; la ola de violencia continúa y ninguno de ellos ha dicho nada!

Este es un momento crítico. Hay que tomar posiciones. Yo estoy dando mucho de mí y poniendo en riesgo muchas cosas, pero estoy convencida de que lo que hago es lo correcto.

En junio de este año, usted va a tocar con la Filarmónica de Dresde y Gustavo Dudamel va a suplir a Sir Simon Rattle como director de la Filarmónica de Berlín. ¿Estaría dispuesta a encontrarse con el director en Alemania para discutir cara a cara sobre sus respectivas visiones de la crisis venezolana?

No sabía que íbamos a coincidir en Alemania… Me encantaría tener una discusión con Gustavo sobre lo que es importante y sobre lo que no lo es en tiempos como éste.