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“Gaddafi, un déspota fiel a sí mismo”

22 de febrero de 2011

La represión brutal de Gaddafi a las protestas del pueblo libio, su rol como gobernante, aceptado en un comienzo por los libios, y su actitud frente a las demandas populares son comentadas por los editorialistas.

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Muamar Gadhafi.Imagen: AP

Le Figaro, de París: “En un mundo que se rebela contra los dictadores, Gaddafi tiene pocas probabilidades de poder contrarrestar la ira popular. El líder libio corporiza un extraño modelo de déspota oriental contemporáneo: brutal y sanguinario, paranoico y con de delirios de grandeza. Otros jefes de Estado autoritarios se dejaron llevar por el espíritu de la época y falsificaron votos o demostraron tolerancia ante una oposición controlada por ellos. La única concesión del presidente libio a la comunidad internacional, por el contrario, fue renunciar al terrorismo, que él mismo había practicado anteriormente en extremo. (…) Pero Gaddafi sigue siendo fiel a sí mismo en su actitud hacia sus súbditos, como lo demuestra la represión que aplasta a los manifestantes desde que la revuelta contagió también a Libia.”

“Los libios lograron la unidad”

The Guardian, de Londres: “La revolución de Gaddafi tuvo, en un principio, cierta lógica, y hasta resultados positivos. Su oposición contra la ingerencia extranjera tenía fundamento, especialmente en lo que respecta a la desconfianza ante formas de gobierno convencionales, compartida por la población libia. La lealtad de Gaddafi era exclusivamente local, hacia las diferentes tribus. En 1948, una comisión de cuatro potencias occidentales llegó a la conclusión de que la mayoría de los libios no tenía interés alguno en un gobierno de características democráticas. Esto, sin embargo, ha cambiado totalmente. Hoy, la mayoría de la población está, aparentemente, en contra del gobierno que rige su país, lo cual es consecuencia directa del estilo inhumano y extravagante de Gaddafi. Con eso, el dictador ha contribuido a gestar finalmente la unidad que hasta ahora le faltaba al pueblo de Libia.”

“Menor nivel de frustración en Cercano Oriente”

Monitor, de Sofía: “Después de pasar por Túnez, Egipto y Argelia, ahora la ola de protestas llega a Libia. (…) Surge así el interrogante de si se debe esperar un efecto dominó en el mundo árabe-musulmán, desde el norte de África hasta el Cercano Oriente. Sin embargo, en el resto de los países magrebíes, la juventud, sumida en la desesperanza, no cuenta con la simpatía de los militares. En los países del Cercano Oriente, algunos militares podrían sucumbir a la tentación de dar un golpe de Estado. Además, allí los jóvenes todavía no llegaron al nivel de frustración que hay en el Magreb como para rebelarse con la cuota de desesperación de los que ya no tienen nada que perder. Y el hecho de que los ciudadanos perciban beneficios provenientes del negocio petrolero acentúa aún más su dependencia del Gobierno.”

“Gaddafi, instrumento de las petroleras”

El Periódico, de Barcelona: “(…) Cuando un régimen pretendidamente monolítico e invencible se entrega a un baño de sangre, bombardea a los manifestantes y advierte de los riesgos de una guerra civil es que, contra el diagnóstico de todos los servicios de espionaje, no era ni tan monolítico ni tan invencible. Era, eso sí, una herramienta de gran valor en manos de un Occidente que consintió a Gadafi todas las extravagancias imaginables después de tratarle durante años como a un apestado. O acaso habría que decir que era el instrumento ideal para las grandes petroleras que, gracias a la rehabilitación del coronel, pudieron maquillar sus negocios en el desierto libio. Sea cual sea el desenlace de la revuelta libia, nada será como hasta ahora. Una obviedad que, sin embargo, queda lejos de la sensibilidad de la UE, prisionera de sus contradicciones y del empeño del Gobierno italiano en ser comprensivo con el coronel.”

CP/dpa

Editor: José Ospina Valencia