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Google se expande, ¿demasiado?

6 de noviembre de 2009

Concebido como un modesto proyecto de investigación universitario, Google ha crecido hasta alcanzar una escala planetaria, ejerciendo una influencia cultural y política en el mundo no siempre vista con buenos ojos.

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Google’s Wave, plataforma de comunicación de Google.Imagen: theonlyconstant.wordpress.com

Google quiere digitalizar el mundo entero. Lo que comenzó en 1996 como un proyecto escolar de dos estudiantes de la Universidad de Stanford se ha convertido en el curso de los últimos trece años en una corporación multimillonaria que cuenta con 20.000 empleados en todo el mundo. Google es el motor de búsqueda más popular, procesando 60 por ciento de todas las búsquedas que se hacen en Internet. De hecho, es tan popular que el nombre de la empresa ha echado raíces en el lenguaje coloquial anglosajón en forma de verbo: “to google” significa “usar el motor de búsqueda de Google para obtener información vía Internet”. Esta definición fue incluida en el Diccionario de Inglés Oxford en 2006.

Volumen, rapidez y exactitud

El éxito inicial de Google se basó en la velocidad y exactitud de su motor de búsqueda, que siempre se mostró más eficiente que el de sus competidores. “Cuando arrancó, Google era únicamente un motor de búsqueda. La página web era atractiva y su nombre sonaba bien. Además parecía funcionar mejor que sus contendientes, llevando a sus usuarios con mayor precisión a la fuente de información que ellos estaban buscando”, comenta Neil Richards, profesor de Derecho en la Universidad de Washington, en St. Louis, recordando los primeros días de Google.

Ahora, Google procesa más de 200 millones de búsquedas diariamente o, puesto de otra manera, aproximadamente dos tercios de todas las búsquedas efectuadas vía Internet. “Cada cuatro horas, nosotros agregamos o actualizamos un volumen de información similar al que está contenido en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos – ¡cada cuatro horas!”, subraya Stefan Keuchel, vocero de Google, intentando describir la magnitud de la información que Google pone a disposición de los internautas.

Un gigante simpático…

Pero aunque el nombre de Google se ha transformado en un sinónimo de “motor de búsqueda”, la compañía ofrece muchos otros servicios. El proveedor gratuito de direcciones electrónicas Gmail; los programas de información geográfica Google Maps y Google Earth; el programa todo-en-uno Google Docs –procesador de palabras, administrador de hoja de cálculo, diseñador de presentaciones–; y el famoso sitio web para el intercambio de videos, YouTube; todos ellos pertenecen a la gama de ofertas que Google presenta a los consumidores.

“Nosotros nunca estamos satisfechos. Siempre queremos ser mejores y hacerle propuestas interesantes a nuestros usuarios”, dice Keuchel. Apartando la sofisticación tecnológica y la rapidez de respuesta que lo caracteriza, uno de los logros más impresionantes de Google consiste en haber cultivado una imagen divertida y amistosa; eso es algo que lo ha protegido del contragolpe del que han sido víctimas compañías estadounidenses igualmente grandes y exitosas como Wal-mart y McDonald's.

¿…con un lado oscuro?

El slogan de la compañía, “no hagas el mal”, ha calado positivamente, no solamente entre sus usuarios, sin también entre sus empleados. Sin embargo, hay muchas personas que perciben el largo alcance de Google como un fenómeno perverso. Como muchas otras páginas web, Google instala pequeños fragmentos de información o “cookies” en las computadoras de quienes acceden a su sitio de Internet para mantener un registro de visitantes. Al contrario de las tiendas comerciales informáticas, Google puede rastrear cada palabra o tópico que un internauta busca y aprender mucho –algunos creen que demasiado– sobre los hábitos de consumo de los usuarios.

Además, Google ha protagonizado polémicas a escala internacional en las que se le señala de jerarquizar sus intereses comerciales por encima de la causa por la defensa de los derechos humanos en China. En enero de 2006, la compañía estrenó su motor de búsqueda para el mercado chino, admitiendo que se autocensuraría para satisfacer las exigencias del Gobierno de Pekín. Google argumenta que sería más dañino boicotear por completo a China que impedir el acceso a páginas con información políticamente comprometedora para sus usuarios.

Del papel al ciberespacio

En Alemania y en China, su proyecto Google-Books ha sido fuertemente criticado por digitalizar millones de libros y colocarlos en Internet sin considerar los derechos de autor que están siendo violados en ese proceso. Sin embargo, la Unión Europea está preparándose para dar la pelea, no solamente en las cortes de justicia –un arreglo está pautado para el 9 de noviembre– sino con un proyecto propio de digitalización de libros para ser puestos en Internet.

En Europa temen que, si no compiten con Google en este rubro, es posible que muchos libros del Viejo Continente terminen estando disponibles solamente en Estados Unidos. Mientras tanto, Google no se duerme sobre sus laureles: “Sólo 20 por ciento de la información generada en el mundo ha sido digitalizada, así que todavía tenemos mucho trabajo por hacer”, afirma Keuchel.

Autor: Sarah Harman / Evan Romero-Castillo

Editor: José Ospina-Valencia