GPS: por los caminos con ayuda del cielo

Luego de manejar un auto durante años y, no contando precisamente con el don de la orientación, luego de muchos esfuerzos y entrenamiento, uno (y una) se cansa de tener que consultar siempre la guía o el plano de la ciudad antes de salir hacia su destino. Especialmente si, a pesar de llevar un plano impreso en la mano, el lugar buscado no aparece. Y esto amén de lo incómodo y peligroso que puede ser conducir contemplando papeles.

Tanto gracias al conductor desprevenido como al profesional de la ruta que necesita contar con un fiel acompañante de camino, los navegadores se han transformado en un éxito de ventas. A diez años de la aparición de esta tecnología, en Europa, luego de un corto auge de los navegadores fijos, ahora se imponen los sistemas móviles, que pueden seguir utilizándose al cambiar de vehículo.

Los precios de los navegadores móviles se vuelven cada vez más accesibles. Según la Sociedad para la Investigación del Consumo (GfK) de Núremberg, el costo promedio de estos aparatos en 2004 fue de 600 euros. Actualmente, se venden a unos 400 euros, cayendo el precio de venta de los aparatos menos sofisticados a cerca de 200 euros. La caída de precios se debe, según el GfK, a la producción en masa. En 2006 se vendieron en Alemania alrededor de 400.000 sistemas portables de navegación, lo cual representa un siete por ciento más que el año anterior. Para Europa, el GfK reporta ventas de casi 2 millones de navegadores, diez veces más que en 2005.

Para todos los gustos

Básicamente existen dos sistemas de navegación móvil. Por un lado, los portables, como los TomTom Go, que se utilizan exclusivamente como guía de ruta. Por el otro, los teléfonos móviles y las PDA que, con ayuda de programas como Route 66 se convierten en copilotos electrónicos. Pero dicho programa no funciona en todos los móviles, sino a menudo únicamente en los llamados Smart o aparatos multimedia con el sistema operativo adecuado. Ambos sistemas tienen casi las mismas funciones que los navegadores integrados al automóvil. Con una conexión de telefonía móvil se pueden descargar las informaciones de tránsito y evitar así atascos y vías bloqueadas.

El mundo cabe en un chip

Al contrario de los navegadores integrados, los sistemas móviles de navegación no utilizan como fuente un DVD ni un CD-rom, ya que su tamaño es menor, sino que se sirven de tarjetas digitales de memoria en las que guardan la información sobre todas las rutas europeas.

La tecnología GPS (Global Positioning System) les permite conectarse con el satélite más cercano. Con GPS cuentan por ahora sólo los sistemas móviles, como el TomTom, que es el mejor según la Stiftung Warentest (fundación de protección al consumidor que pone puntaje a los productos según precio y calidad). El TomTom tienen el tamaño de una billetera y se adhieren al parabrisas del automóvil por medio de una ventosa. Los teléfonos móviles aún no tienen el chip de GPS, pero lo tendrán en un futuro no muy lejano.

Fácil y cómodo guía

El manejo del navegador móvil es simple: se instalan los planos por medio de la computadora, en el caso de los que aún se venden con un DVD, y luego se define la configuración. El montaje dentro del auto no tarda más de cinco minutos. Luego queda programar la ruta, lo que no resulta más difícil que manejar un celular. Algunos navegadores tiene una pantalla táctil y otros un control remoto que se puede adosar al volante. Si bien los navegadores fijos son más grandes y sus datos más exactos, el precio, entre 1000 y 3000 euros, los hacen bastante menos accesibles.

En diciembre de 2005 se lanzó el primer satélite de prueba para el sistema europeo de navegación Galileo, el Giove A. Según se planea, 20 satélites rondarán la Tierra posibilitando que Galileo compita, gracias a una mejor y más precisa transmisión de datos, con el GPS estadounidense.