Grecia: desbordada por la llegada de refugiados
4 de noviembre de 2015Cientos de refugiados procedentes de Siria y Afganistán acampan de formar provisional en la plaza de la Victoria de Atenas. Algunos se guarecen debajo de plásticos, otros se acuestan en el césped bajo el leve sol otoñal. A su alrededor está lleno de cafeterías, quioscos y pequeñas tiendas. En la mitad occidental de la plaza, los recién llegados observan y son observados.
El propietario de uno de esos quioscos habló con DW pero prefirió no decir su nombre: “Al principio estábamos preocupados porque llegaron muchos a la vez. Pero tengo que decir que no son para nada agresivos o malhumorados. Se comportan de forma tranquila, como si no quisiesen llamar la atención o molestar”. En cualquier caso, no se quedarán mucho tiempo, dice el vendedor. “Por lo general desaparecen por la tarde. Probablemente siguen hacia el norte de Europa”. ¿Y entonces? “Al día siguiente vemos caras completamente nuevas. Es el cuento de cada día”.
Preocupación, enfado y comprensión
Para las personas que trabajan en la plaza de la Victoria no es tan fácil, dice una camarera que se llama María. “Los recién llegados se sientan a pasar el rato y les tenemos que pedir que se vayan de la cafetería para que no ahuyenten a los clientes. Por otro lado, entiendo a las personas que desean una vida mejor. En su lugar, yo también buscaría donde hiciera falta”.
Según una encuesta realizada por el periódico To Vima, el 74 por ciento de los griegos ve con “preocupación” el aumento de los recién llegados. Más de un 20 por ciento dice incluso sentirse “enfadado” ante la crisis de los refugiados. Un 58 por ciento de los encuestados declara que, después de todo, tiene una actitud positiva hacia los refugiados. Uno de cada dos griegos cree que deberían ser alojados en viviendas subsidiadas por el Estado. Incluso el quiosquero de la plaza de la Victoria admite que “los refugiados me dan pena. Sin duda habrán pagado mucho dinero a los traficantes de personas. Luego, cuando lleguen a su destino en el norte de Europa, seguro que no serán bienvenidos”.
¿Puede que resulte más fácil para los griegos tratar de forma amable a estas personas sabiendo que sólo están de paso? “No lo creo. En Eslovenia tampoco los tratan bien y eso que allí no quieren quedarse”, responde el propietario del quiosco.#
El papel clave de Turquía
Según cifras de la ONU, sólo en octubre llegaron 210.000 refugiados a Grecia. La peligrosa ruta discurre, por lo general, entre la costa turca y Lesbos, la tercera isla más grande del norte del Mar Egeo. A menudo, embarcaciones abarrotadas de refugiados zozobran. Sólo desde mediados de la semana pasada 47 personas, entre ellas 33 niños, murieron ahogadas en este tipo de naufragios. La guardia costera griega trabaja de forma permanente y, desde el viernes, ha salvado la vida a más de 1.300 personas.
Las autoridades están desbordadas y recurren a la ayuda de los habitantes de las islas o de voluntarios. Un día tras otro, pescadores turcos o griegos siguen salvando la vida de muchas personas por su cuenta. Éstos, procedentes la mayoría de Lesbos, son tratados como héroes por la opinión pública. Es el caso de Thanassis Marmarinos, quien lleva más de 30 rescates con su barco de pesca. En una entrevista de radio, el hombre de 61 años explicó que “ayudamos en lo que podemos, pero está claro que solos no vamos a resolver el problema. A veces llegan hasta 50 o 60 barcos cargados de refugiados en un solo día. Es imposible rescatar a tanta gente”. Marmarinos cree que lo primero que hay que hacer es poner fin al negocio de los traficantes de personas en Turquía. “No puede ser que los contrabandistas obliguen a los refugiados a montarse en los barcos con vientos de intensidad 8-9 (en la escala de Beaufort, 62 a 88 km/h) . Eso es un asesinato a sangre fría”, dice indignado el pescador.