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Guatemala: minorías buscan reconocimiento

Martin Reischke desde Guatemala29 de febrero de 2016

Sandra Nineth Morán Reyes, de 55 años, es la primera diputada abiertamente lesbiana en el Congreso de Guatemala. En la entrevista con DW habla de cómo su orientación sexual se ha vuelto un tema político.

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Minorías y víctimas a menudo se ven desprotegidas en Guatemala
Minorías y víctimas a menudo se ven desprotegidas en GuatemalaImagen: AFP/Getty Images/J. Ordonez

DW: ¿Está harta de preguntas sobre su orientación sexual?

Morán: Decidí dentro de la campaña que no lo iba a esconder ni a negar. El tema de transparencia tiene que ver no sólo con el tema de cómo manejas dinero sino con el tema de quién eres.

Usted es la primera diputada abiertamente lesbiana en el Congreso de la República. ¿Por qué es importante su orientación sexual en su trabajo político?

Es importante primero porque soy quien soy, segundo porque nuestro país es un país muy conservador. Entonces esto confronta los pensamientos conservadores y abre camino para identidades que hasta este momento son discriminadas, sufren violencia e incluso la muerte. En una sociedad tan conservadora esas identidades están en contra tuya. Ponerlas de frente es quitarles este poder de ser en contra, de ser unas identidades que en vez de sumarte, te restan.

¿Qué piensa un guatemalteco promedio cuando escucha las palabras feminista y lesbiana?

Se asusta. Ser feminista y lesbiana son palabras equivalentes a malo. Primero, porque el feminismo no se comprende, es decir, está denigrado y se cree que las mujeres feministas peleamos contra los hombres, queremos darle vuelta a la tortilla como dicen. Y ser lesbiana por supuesto no se acepta desde un pensamiento más religioso.

¿Por qué se asusta la gente?

Porque tenemos miedo a lo diferente, a pesar que somos absolutamente diferentes todos. Tenemos miedo a lo que no está en la norma, hay miedo y hay muchos prejuicios.

Para Usted, ¿qué significa ser feminista?

El feminismo al que yo me adhiero habla de la defensa de los territorios, de la defensa del cuerpo, no sólo de las mujeres, sino también de los hombres. Es un planteamiento que cuestiona un sistema que genera una desigualdad e inequidad entre hombres y mujeres y que clasifica a las personas.

¿Cómo se vive como lesbiana en Guatemala?

A escondidas. Ahora hay mucha más apertura que hace 20 años cuando formamos la primera organización lésbica aquí en Guatemala, Mujeres Somos, que se fundó en el 1995. Hay mucha más apertura en el sentido de que hay organizaciones legalizadas que representan las comunidades LGBTI –lesbianas, gays, bisexuales, personas transgénero e intersexuales–, pero lamentablemente la cotidianidad de la mayor parte de personas de la comunidad es vivirlo todavía a escondidas.

En lo personal, ¿cómo "salió del clóset"?

Me enamoré. Me di la libertad de aceptar esta realidad. Y tomé la decisión, porque sí tienes que tomar la decisión de enfrentarlo.

¿Qué consecuencias tuvo?

Estaba en Canadá, en un ambiente mucho más abierto y amplio. Me regresé a Guatemala con muchísimo miedo en el 1994. Una de mis grandes pesadillas era que la gente me iba a apedrear en la calle, afortunadamente no lo he sufrido.

¿Desde su regreso a Guatemala ha vivido su sexualidad abiertamente?

No todo el tiempo. En el 1995 salí del clóset en el Movimiento de Mujeres, no más allá, entre mis compañeras. A partir de ahí he ido caminando, quizá el momento más público ha sido ahora.

¿Por qué entró en la política?

Mi vida ha sido en el ámbito político y de la lucha de siempre, pero no en el ámbito electoral. Decidí meterme en la política a partir de los movimientos ciudadanos que empezaron en el mes de abril 2015 por la corrupción, yo tomé la decisión a principios de mayo de este año, leyendo que era posible una Asamblea Nacional Constituyente y que el Congreso de la República juega un papel importante para esa decisión.

¿Todavía lo ve como una posibilidad probable?

Sí, en el escenario está. Y si no se hace una Asamblea Nacional Constituyente en donde el Congreso define el acuerdo legislativo que le da vida a la asamblea, es en el Congreso donde se van a discutir las reformas a la Constitución.

¿Por qué es importante la representación política de un grupo que se define por su orientación sexual –un tema que se supone es algo privado?

Primero, el Congreso de la República es la representación del pueblo, y como órgano de representación tiene un déficit impresionante. Las mujeres somos el 53% del padrón electoral y en el Congreso tal vez llegaremos al 13 por ciento de participantes mujeres. El órgano de representación del pueblo no expresa la diversidad que tenemos en este país. Segundo, todas las diversidades están en búsqueda de su reconocimiento a sus derechos básicos. Y esto no existe. La invisibilidad te da protección, pero no te da derechos reconocidos.

Su partido Convergencia solo cuenta con tres diputados en el Congreso. ¿No son muy pocos para tener incidencia política?

Somos una bancada pequeña, pero nosotros somos parte de los movimientos sociales, de los cuales venimos, entonces no somos sólo tres, sino podemos ser la voz de miles.

¿Cuál es su proyecto político más importante?

Vamos a retomar propuestas que vienen de los movimientos sociales y del movimiento LGBTI como la Ley de Identidad que ayudaría a las personas trans a tener una legalidad en su decisión propia y también el tema de ayudar a disminuir la discriminación y violencia por el hecho de ser gay o lesbiana o por tu identidad sexual. Aquí hay dos cosas: Una es la ley en sí misma y otra es la discusión política y pública. Y esa es la oportunidad que tenemos: Dar la discusión pública.

¿El matrimonio homosexual es importante?

Fue una pregunta permanente durante la campaña, pero no es una demanda del movimiento. Yo personalmente no creo en el matrimonio como institución, pero entiendo la necesidad para algunos, sobre todo por el tema de los derechos.

¿Cuál es su posición acerca del aborto?

Es otro de los temas tabú en este país, y es una vieja demanda del movimiento.

¿Ustedes buscan una ley que legalice el aborto?

Hay que empezar a hacerlo, que se logre es otra cosa. El movimiento desde hace tiempo tiene como demanda la legalización del aborto, se habla de que las mujeres tengamos la posibilidad de decidir sobre nuestro cuerpo. El tema es la opción para las mujeres y niñas madres, y que el Estado facilite los servicios ante esa decisión.

Su diputación levanta muchas expectativas de diferentes grupos sociales. ¿Tiene miedo de fracasar como diputada?

Bueno, sí. No soy la mujer maravilla, y soy sólo una de 158 diputados. Quizá mi reto sería tener la capacidad de informar a la gente de que estamos trabajando y que las cosas tienen estos y estos obstáculos.Voy a hacer todo lo que he venido haciendo siempre: Ser coherente con mi vida y mi trabajo.