Günther Maihold: los retos de Zapatero
10 de marzo de 2008Las encuestas previas vaticinaban ya una carrera ajustada; si bien los electores en España han ratificado claramente en el gobierno a José Luis Rodríguez Zapatero, sin embargo no se trata de una victoria electoral convincente.
El gobierno del presidente socialista puede continuar su labor, fortalecido –no necesariamente de cara al Partido Popular (PP) con su líder Mariano Rajoy, sino más bien vigorizado frente a los partidos regionales que ven reducida su influencia en la política española.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), entonces, conformará el gobierno, pero sin contar con la mayoría absoluta; no obstante, el partido de Zapatero se ha convertido claramente en un partido de mayorías, que –habiendo obtenido una ventaja de 16 escaños frente al PP- ha podido consolidar su supremacía.
Mariano Rajoy, líder de la oposición, ha fracasado por segunda vez en su intento de recuperar el poder para su partido.
El empate: la oportunidad de un nuevo consenso político
Después de esta jornada electoral, nuevamente se pone de manifiesto la división del país en dos frentes de semejantes dimensiones. Ni el PSOE ni el opositor PP están en capacidad de captar claras mayorías. De esta manera, la confrontación política podría seguir, pues ambos partidos han sido convincentes sólo para su propio electorado.
Para el desarrollo interno del país, esto podría significar que continuará la grave polarización que ha bloqueado a España. Que las fuerzas conservadoras en la política y la sociedad logren -aceptando su fracasado intento de retomar el poder- reducir la crispación y encontrar el camino hacia el consenso social dependerá también de la apertura con la que el gobierno afronte la oposición.
El debate acerca de la nación
La campaña electoral, dominada por la política interna, fue encauzada por los dos grandes partidos como una confrontación entre dos modelos contrapuestos de nación española: mientras que el PP representaba la imagen de una España unida cuyos valores avala la Iglesia Católica, Rodríguez Zapatero acentuó la pluralidad y la diversidad de una España moderna en la que también caben las minorías y los migrantes.
Que la Iglesia Católica oficial se haya colocado -exhortando al voto por el PP- del lado del partido opositor la ha convertido en una perdedora de estas elecciones. Es probable, entonces, que en los próximos años se agudice la confrontación entre el gobierno socialista y el conservador presidente de la Conferencia Episcopal, el Cardenal Rouco Varela. El debate acerca de la función de la Iglesia, en el futuro cercano, escenificará conflictos centrales de la sociedad española.
Nuevos desafíos
Las actuales turbulencias en los mercados financieros internacionales han alcanzado también a la economía española y han reducido el crecimiento. El asegurar la estabilidad en este terreno es una de las tareas principales del gobierno de Zapatero. También frente al terrorismo de la organización separatista ETA, el gobierno socialista no sólo tendrá que demostrar firmeza, sino que no deberá perder de vista el camino hacia el acuerdo.
En el contexto europeo e internacional, España seguirá siendo un actor previsible, es decir: los socios del país se han ahorrado un nuevo cambio de dirección en la política exterior española. Cabe resaltar, sin embargo, que se requiere de un perfil estratégico más claro y marcado si España pretende desarrollar plenamente su potencial en la política mundial.