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Haití al borde de la ingobernabilidad

MAS/ Luna Bolívar1 de diciembre de 2005

Puerto Príncipe, la capital de Haití, es una ciudad sin ley. Los soldados de la ONU intentan como pueden poner un poco de paz, pero los tiroteos, los secuestros y la criminalidad en general están a la orden del día.

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Los casos azules han decepcionado a muchos en Haiti.Imagen: AP

Cuando los 10.000 soldados y policías del "grupo de estabilización" de la ONU llegaron este verano a Puerto Príncipe, la situación en las calles mejoró. Los cascos azules venían a combatir, conjuntamente con las fuerzas del orden locales, a las bandas que aterrorizan la ciudad. Las primeras liberaciones de rehenes y algunas liquidaciones de cabecillas criminales convirtieron a ciertos barrios en lugares relativamente seguros.

Hoy los haitianos están decepcionados. Los vehículos acorazados de la ONU circulan por la ciudad como si fueran turistas, dicen muchos, pasando por encima de la basura sin agacharse a recogerla, directos al siguiente restaurante. Mientras, la violencia vuelve a Puerto Príncipe y cada vez son más los lugares en los que nadie se atreve a poner un pie.

Los barrios del terror

Unruhen in Haiti: Ein toter Mann liegt erschossen auf der Straße
Los muertos forman parte del paisaje dirario en las calles de Puerto Príncipe.Imagen: AP

Uno de esos barrios miserables en los que las mafias dominan por encima de toda ley es el de Cité Soleil. A las afueras de Puerto Príncipe, entre la playa y la pista de aterrizaje del aeropuerto, Cité Soleil es territorio prohibido hasta para las tropas de la ONU. Entre 150.000 y 800.000 personas, según diversas fuentes, viven en la zona, pero nadie tiene el valor de entrar para comprobarlo.

El día a día en Cité Soleil sólo puede sospecharse haciendo una relación directa entre el caos y la violencia que siembran las hordas de Soleil cuando abandonan el barrio, carretera arriba hacia el centro de la ciudad, y las libertades que se tomarán los criminales en su micro mundo libre de todo control.

Una vez a la semana, los acorazados de la ONU visitan el barrio de Bel Air. Armados hasta los dientes, los cascos azules recorren las calles vacías, las casas abandonadas, muchas de ellas quemadas, en las que aún se encuentran algunos restos de sus antiguos habitantes. Allí se enfrentan a las bandas mafiosas y de antiguos seguidores de Bertrand Aristide, el presidente derrocado a principios de 2004.

Tampoco la política funciona

Gerard Latortue neuer Ministerpräsident von Haiti
Gerard Latortue administra Haití desde el derrocamiento del presidente Bertrand Aristide a principios de 2004.Imagen: AP

Andre Novaes, Mayor de la unidad militar de la ONU destinada en Haití, es optimista. "Los primeros habitantes están regresando porque la ciudad se ha vuelto más segura", dijo el Novaes en declaraciones a la agencia de noticias alemana DPA.

Sin embargo, los secuestros y la droga son un gran negocio y su número sigue en aumento desde la caída del antiguo régimen, sin que las tropas de choque de la ONU puedan hacer nada por evitarlo.

Desde hace casi dos años, Gerard Latortue, diplomático de Naciones Unidas, se encarga de la administración de la isla. El objetivo es formar un gobierno para Haití que sirva para que el país recobre la normalidad política y social.

Los intentos caen uno tras otro en el fracaso. La ONU aprobó una lista con 35 posibles candidatos a la presidencia, pero las elecciones, previstas para principios de noviembre, han tenido que ser postergadas hasta el ocho de enero de 2006, sin muchas garantías de que el plazo se cumpla en esta ocasión.