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Venta ilegal de armas a México

Eva Usi13 de mayo de 2013

Un libro que revela los detalles del escándalo de exportaciones ilegales de armas a México salió a la luz en las librerías alemanas. DW habló con su autor, Jürgen Grässlin, que suministró pruebas contra Heckler & Koch.

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"Schwarzbuch Waffenhandel", de Jürgen Grässlin, explica cómo Alemania se beneficia de la guerra.
"Schwarzbuch Waffenhandel", de Jürgen Grässlin, explica cómo Alemania se beneficia de la guerra.Imagen: DW

Tres años después de la primera demanda legal en su contra, el fabricante de fusiles de asalto y pistolas Heckler & Koch reconoció hace unos días que suministró ilegalmente fusiles de asalto G-36 a México. El mayor fabricante europeo anunció que tras investigaciones internas dos empleados fueron despedidos. Expertos calificaron la sorpresiva medida como un intento de la directiva del grupo por eludir responsabilidades.

Entre 2005 y 2007, Heckler & Koch exportó 9.625 fusiles de asalto G-36 a México a través de un permiso de exportación que limitaba al fabricante a que las armas no fueran suministradas a fuerzas policiales en los estados de Chihuahua, Chiapas, Jalisco y Guerrero, en donde las autoridades alemanas argumentaban violaciones a los Derechos Humanos. El negocio fue llevado a cabo a través de la Dirección de Comercialización de Armamento y Municiones de la Secretaría de Defensa Nacional (SEDENA). A través de información proporcionada a la justicia alemana por las autoridades mexicanas se sabe ahora que más de la mitad del arsenal fue enviado precisamente a dichos Estados.

El rifle de asalto G-36, es el arma de uso común en el ejército alemán y es usada por policías en todo el mundo. Es considerado uno de los fusiles más mortales. El libro “Schwarzbuch Waffenhandel” (Libro negro del comercio de armas) del crítico armamentista Jürgen Grässlin, que ha salido a la luz este lunes en las librerías, revela los detalles que dieron pie a que Grässlin demandara al fabricante. Entre ellos se encuentran las declaraciones de un ex-empleado de Heckler & Koch que participó junto con otros tres empleados en el entrenamiento de policías mexicanos en aquellos estados mexicanos en donde las autoridades alemanas habían prohibido el suministro.

G-36, arma de uso común en el ejército alemán.
G-36, arma de uso común en el ejército alemán.Imagen: Getty Images

Armas para bandas criminales

“Sabemos que la policía estatal en México, por lo menos una parte de ella, es corrupta, sabemos que las armas son utilizadas para callar a ciudadanos incómodos que se atreven a manifestarse en la calle. Sabemos que incluso estas armas acaban siendo destinadas a bandas criminales. Por eso la limitante impuesta por el gobierno alemán. Todo esto debió haberlo sabido la empresa Heckler & Koch desde un inicio”, afirma Grässlin. Durante el sexenio del expresidente Felipe Calderón, la guerra contra el narcotráfico dejó un saldo de más de 60.000 muertos y miles de desaparecidos.

Jürgen Grässlin, un activista veterano y director de la Oficina de Información de Armamento (RIB), fue un interlocutor muy demandado durante la Primavera Árabe, cuando políticos y periodistas querían saber sobre exportaciones legales e ilegales de armas a los países árabes. En aquel momento lo más controvertido era el mercado ilegal de armas en Libia. Grässlin considera que dada la violencia y corrupción policial en México, debiera imponerse en Alemania un embargo de armas a dicho país.

El caso de exportación de armas ilegales a México salió a la luz a raíz de una llamada telefónica que recibió Grässlin a finales de 2009. “Un empleado de Heckler & Koch me llamó muy nervioso y me dijo que había decidido dejar la empresa por razones de conciencia, que sus principios no le permitían seguir participando en negocios ilegales que se traducían en la pérdida de vidas humanas”. Grässlin se reunió con él en varias ocasiones y escuchó su testimonio que ahora revela en detalle en su libro.

“Durante tres años la empresa insistió en que mis afirmaciones eran falsas, pero dado el curso de las investigaciones no pudo sostenerse”, advierte el crítico armamentista. El informante de Grässlin es ahora testigo ante la fiscalía de Stuttgart, entidad que dirige las investigaciones y que ordenó desde el 2010 dos redadas en las que participaron cientos de policías y agentes de investigación criminal en busca de pruebas de corrupción y donaciones ilegales. Además de revisar las oficinas de Heckler & Koch, las pesquizas se extendieron a seis domicilios privados.

Planta de Heckler & Koch, en Oberndorf, en la Selva Negra.
Planta de Heckler & Koch, en Oberndorf, en la Selva Negra.Imagen: picture-alliance/dpa/Patrick Seeger

Fotografías de policías de Guerrero

La portavoz de la fiscalía de Stuttgart Claudia Krauth, dijo a DW, que se investiga a varias personas, y que de encontrarse culpables la pena podría ser de hasta 5 años de cárcel. Krauth señaló que las investigaciones internas de la empresa y los despidos no tienen nada que ver con el trabajo de la fiscalía. La portavoz se negó a comentar las pruebas con las que se cuenta.

El 12 de diciembre de 2011 un enfrentamiento entre estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa y policías del estado de Guerrero provocó la muerte de dos jóvenes, seis heridos y más de 20 detenidos. Según el experto en armamento de la sección alemana de Amnistía Internacional, Mathias John, unas fotografías de los enfrentamientos confirman que las armas utilizadas por los policías eran fusiles de asalto G-36 Heckler & Koch. “En los casos de exportación de armamento como éstos, que conllevan un gran riesgo de que sean usadas en violaciones a los Derechos Humanos, nuestra principal demanda al Gobierno alemán es que asegure que dichas armas no sean utilizadas en crímenes”, afirma John en conversación con DW. “El problema es que aunque el gobierno condicione la exportación de armas a que no sean destinadas a ciertas regiones no controla que éstas realmente no lleguen ahí”, añade.

Los fusiles de asalto G-36 construidos a base de carbono son más ligeros que el anterior modelo G-3, que según Grässlin fue una estrella de exportación. “Se vendieron unos 15 millones de fusiles de asalto G-3 a todo el mundo. Estas exorbitantes cantidades se explican por la falta de control en el comercio de armas”, advierte el experto.

El activista Jürgen Grässlin.
El activista Jürgen Grässlin.Imagen: picture-alliance/dpa

El modelo G-36 es un arma de exterminio masivo. Con una capacidad de disparar hasta 700 balas por minuto, es una de las más mortales que existen. “Son las armas de exterminio masivo del siglo XXI pues dos terceras partes de los muertos en regiones en conflicto se deben a ellas”, lamenta Grässlin. El autor y activista ha recibido numerosos premios por sus esfuerzos a favor de la paz y el desarme, entre ellos el Premio de la Paz de Aquisgrán.

Autora: Eva Usi

Editora: Claudia Herrera Pahl