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Herederos del Chapo: la lucha de poder que llegó a Cancún

Mónica Nanjari
15 de agosto de 2017

Los paraísos turísticos mexicanos se convirtieron en escenario de enfrentamientos entre grupos delictivos que buscan dominar zonas donde antes se mantenía la calma y seguridad.

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La idílica playa Los Cobos también ha sido escenario de la violencia del narcotráfico.Imagen: picture-alliance/dpa

Desde que el jefe del cartel de Sinaloa, Joaquín "Chapo" Guzmán fue capturado definitivamente en enero de 2016 en México, los enfrentamientos entre los otros capos del narcotráfico mexicano se desataron. La extradición del "Chapo" supuso una suerte de anarquía en el mundo del crimen organizado, con lo cual la lucha por el poder y la reagrupación territorial de las bandas narcotraficantes dieron inicio una nueva era de violencia plagada de asesinatos y desplazados.

Según los datos que maneja el Gobierno mexicano, en los cinco primeros meses de 2017 se registraron 11.155 homicidios, lo que significa un aumento del 30 por ciento en comparación con el mismo periodo del año 2016. Cifra que se puede leer como un muerto cada 20 minutos. Una cantidad de fallecidos, que de seguir al mismo ritmo, instalaría un nuevo récord de muertes asociadas al narcotráfico, superando el registro de 27.213 fallecidos en 2011, año en que México se encontraba en plena guerra contra los narcos.

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Durante décadas el Caribe ha sido una de las principales puertas de entrada de la cocaína. La zona fue controlada por grandes carteles que se han debilitado, propiciando la aparición de nuevos grupos. Guadalupe Correa-Cabrera, profesora asociada en George Mason University, explica que grupos como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) siguen un modelo criminal distinto, no estamos frente a un cartel tradicional. Este tipo de carteles están formados por sicarios, por desertores del Ejército, por personas que no tienen  arraigo con la zona que controlan. Antes había un respeto a la tierra donde operaban, ahora sólo actúan como organizaciones con armas de alto calibre que tienen una capacidad estratégica más especializada".

La captura del Chapo marcó un punto de inflexión, la época de los grandes capos de la droga terminó y se inició la era de los llamados "narco-juniors", que son hijos de los grandes jefes de los carteles que se reparten México, sujetos jóvenes que suelen ser más impulsivos y violentos.

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Joaquín "Chapo" Guzmán, el último de los grandes jefes del narcotráfico mexicano.Imagen: picture alliance/dpa/J. Mendez

El reportero Silber Meza, de Mexicanos contra la Corrupción, describe a los nuevos jefes narcos como indiferentes a la muerte, lo que determina su actuar. "Son pragmáticos, no negocian, privilegian las armas, la muerte. La proliferación de estos nuevos jefes de la droga se debe a la política de acabar con las cabezas del crimen organizado, provocando una división que nos lleva a que si antes teníamos 5 o 6 cárteles, ahora tenemos decenas de cárteles que no sólo se ocupan de traficar drogas, sino que extorsionan, secuestran, trafican con  personas, practican trata de blancas, entre otros crímenes, y además de trabajar aliados al Gobierno, también ejercen su propio control del territorio".

Oasis turísticos en peligro

Los enfrentamientos y la falta de grandes jerarquías en el mundo del narcotráfico han provocado que la violencia llegue a lugares donde antes se percibía tranquilidad. Es así como los principales centros turísticos de México se han sumado a la lista de sitios donde los cárteles luchan dejando cadáveres ocultos en playas y calles.

Gaudalupe Correa
Guadalupe Correa, analista mexicana y profesora asociada de George Mason University.Imagen: George Mason University

Los Cabos y Cancún son parte de los destinos turísticos afectados por los enfrentamientos de los nuevos jefes de los carteles de droga. La analista mexicana Guadalupe Correa explica que lo que "está pasando en el Pacífico mexicano tiene que ver con la pérdida de control del cartel de Sinaloa, lo que se suma al aumento de importancia del CJNG. Situación que recuerda lo ocurrido bajo la administración  de Calderón con la guerra entre Los Zetas y el Cartel del Golfo. El CJNG trabajaba como brazo armado del Cartel de Sinaloa, pero ahora están actuando solos y son capaces de hacerle frente al Estado mexicano gracias a su poder de fuego".

Y agrega: "Cancún y la Rivera Maya eran lugares reservados para el turismo, había menudeo, pero con bastante control, que eso se perdiera tiene que ver con la falta de capacidad del Gobierno de controlar la situación, más que con el actuar de los carteles". Aún con este escenario, y con una percepción de inseguridad alta, los turistas siguen visitando las playas mexicanas.

Ciudad de México: un campo de batalla

Al igual que en los principales balnearios, la capital mexicana no había registrado focos de violencia relacionada con el narcotráfico, hasta ahora, cuando la Marina Nacional lideró un operativo para atrapar a Felipe de Jesús "El Ojos", líder del cártel de Tláhuac.

Según el periodista mexicano Francisco Cobos, dedicado a cubrir el narcotráfico en su país, la presencia de violencia en Ciudad de México se corresponde con lo que ha ocurrido desde la captura del Chapo Guzmán donde las disputas internas por territorio han desatado la violencia. "En el caso de Ciudad de México la avanzada de los carteles implica que se han asociado a pandillas locales para controlar el tráfico de drogas al menudeo, buscan controlar puntos de venta. A eso hay que agregar que el narcotráfico siempre tiene relación con la política y las crestas de violencia como esta se producen cuando hay un año electoral, y este año hay elecciones presidenciales en México".

Al igual que en el resto del país, Cobos destaca que en el caso del DF, los nuevos narcos "no tienen límites, por eso ahora se ven periodistas muertos, personas colgadas, cobro de cuotas, actividades en las que los narcotraficantes de la vieja guardia no intervenían, ellos tenían códigos de ética en los que había cierto respeto a la familia y a zonas habitacionales muy habitadas. Una situación que va a empeorar a menos que el nuevo Gobierno aplique una estrategia eficaz para controlar el crimen organizado", concluye.