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Heridas que tardan en sanar

Claudia Herrera Pahl5 de junio de 2004

Las heridas de la II Guerra Mundial no han cicatrizado. La participación del canciller alemán, Gerhard Schröder, en los festejos del 60 aniversario del Desembarque de Normandía, han generado una serie de críticas.

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Tan sólo en "Omaha Beach" murieron más de 4.000 soldados.Imagen: AP

El canciller alemán Gerhard Schröder, es el primer representante gubernamental alemán que participa en la ceremonia del Desembarque de Normandía, celebración con la que cada año se conmemora el inicio del fin de la Segunda Guerra Mundial. Aun cuando el canciller Schröder sostenga que la invitación extendida por el presidente francés, Jacques Chirac, representa "el cierre de un capítulo de la historia", hay críticas que evidencian que 60 años no son suficientes para olvidar las profundas huellas dejadas por una guerra de tal magnitud.

El desembarque en Normandía fue la antesala de las batallas más cruentas y significativas de toda la Segunda Guerra Mundial. El 6 de junio de 1944, conocido como el D-Day, 160.000 soldados de los ejércitos aliados desembarcaron por tierra y por mar en las costas francesas. Los consiguientes enfrentamientos con el ejército nacionalsocialista alemán representaron el giro definitivo en la Segunda Guerra Mundial, que llevaría a la capitulación de las tropas alemanes. Estos combates costaron la vida a más de 200.000 estadounidenses, británicos y alemanes.

¿Cementerio equivocado?

En Normandía existen 6 cementerios alemanes en los que se encuentran enterrados unos 77.000 soldados germanos. El mayor de ellos es el cementerio de La Cambe, en el que yacen los restos de más de 21.000 soldados alemanes. En su visita este domingo a Normandía, el canciller Schröder no planea acudir a este cementerio, en cambio lo hará al panteón de Ranville, en el que yacen los cuerpos de 2200 soldados de 8 naciones y 322 cuerpos de soldados alemanes. Ahí depositará una corona en la Cruz de Honor del cementerio y una más en la tumba de un soldado desconocido alemán. Precisamente este gesto, ha despertado enojo y críticas por parte de representantes alemanes, que ven en este acto falta de patriotismo y lo interpretan como un insulto a los veteranos de guerra y a las viudas de los caídos en los combates.

¿Y los veteranos de guerra?

Justificada o no, la polémica demuestra la ambivalencia que aún impera en Alemania alrededor de esta histórica fecha. En repetidas ocasiones Schröder ha indicado que la victoria de los aliados no fue una victoria sobre Alemania, sino una victoria para Alemania, pues representó la liberación de Europa y de Alemania de la dictadura de Adolfo Hitler.

Aun cuando la paz y la democracia sean una realidad en Europa, lo que se refleja también en la presencia del canciller Schröder en Normandía, hay quien sostiene que tendría mucho mayor valor la presencia de los veteranos de guerra alemanes en este festejo histórico. El historiador militar británico, Sir John Keegan, indica en una entrevista al periódico alemán Die Welt que la participación del canciller alemán en la ceremonia de Normandía, despierta sentimientos encontrados, tratase de una ceremonia preponderantemente histórico-militar. En muestra de respeto a las miles de víctimas registradas en ambos bandos, y también verdadero signo de superación del pasado, deberían ser los veteranos de guerra alemanes los que participen en la ceremonia.