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Herrmann Mack, el mecánico

14 de junio de 2010

Desde joven, Herrmann Mack tuvo que ver con los motores. Pero su interés se dirigió a la técnica, y no a las normas de tránsito. En lo personal, es un hombre creyente y conforme con lo que le da el presente.

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Herrmann Mack.

“A los doce años ya tenía mi primera motoneta; a los 13, otra más grande que era capaz de alcanzar los 85 kilómetros por hora.” Cuando llegó el momento en el que el joven Herrmann debía decidir a qué profesión se dedicaría, no lo pensó mucho. Se convirtió en mecánico de automóviles.

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Herrmann Mack no esconde su pasión por los automóviles.Imagen: Xiegong Fischer

Más que una profesión

Hace 22 años, Herrmann Mack dio el salto a la independencia: el mecánico, que hoy tiene 51 años de edad, fundó el Taller Mack en Solnhofen, su comunidad de origen. Entre tanto, el establecimiento se ha vuelto parte indispensable para los 1.900 habitantes de la localidad.

Herrmann y su esposa, Ina, desde hace mucho tiempo son compañeros, y no sólo en la vida privada. También desde el punto de vista profesional son un equipo bien acoplado. Ina asume las tareas administrativas. Herrmann se ocupa de las ventas y pasa de 60 a 70 horas semanales en el taller.

En tiempos de crisis económica, toda la industria relacionada con los automóviles atraviesa por una etapa difícil. “Las ventas han disminuido notablemente. Esto significa que yo debo trabajar más en el taller. Somos una pequeña empresa con sólo cuatro trabajadores.”

Incluso en tiempos del bono por desguace que otorgó el Gobierno alemán, las cifras de ventas no aumentaron significativamente. La razón: la marca japonesa a la cual representa Herrmann Mack no está representada de modo prominente en el mercado alemán, sobre todo en las zonas rurales y en el segmento de los autos pequeños, que resultó el más favorecido por el bono estatal.

Debido a estos factores, los Mack han puesto énfasis en la calidad del servicio. Herrmann Mack se ha transformado en una especie de “todólogo” que realiza lo mismo servicios de rutina, que arreglos cosméticos, o reparaciones mayores por accidentes.

Antes, él mismo acudía a los sitios donde había ocurrido un percance a fin de transportar con su grúa a los vehículos involucrados. Hoy, la grúa como tal ha pasado a la historia; sirve más que nada para colocar publicidad del taller o para exposiciones.

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Afortunadamente, Hermann Mack y su familia gozan de un patrimonio.Imagen: Xiegong Fischer

Creíble, mas no creyente

Herrmann Mack gusta de tocar la guitarra en sus ratos de ocio, aunque éstos no sean muy prolongados. Su orgullo es hoy por hoy un carruaje compuesto por una robusta motocicleta BMW y un carro lateral de dos plazas. Se trata de un ejemplar único, afirma Mack, convencido. Su mascota, la perra Nelly, participa en todas las actividades al aire libre, ya sea sobre las ruedas o las propias piernas.

Herrmann Mack ha claudicado en una afición: hasta hace unos años fue miembro activo del consejo comunal de Solnhofen. Hoy ya no participa en política, aunque sigue el tema con interés. Ir a votar es cosa que da por un hecho.

Acerca del nuevo Gobierno entre conservadores y liberales en Alemania, opina que “beneficiará sobre todo a los ricos de este país. Mis clientes no son ricos. Sobre todo se trata de obreros, empleados y funcionarios. Tampoco espero mucho de este Gobierno en lo que a mí respecta.”

Herrmann Mack se define a sí mismo como “no directamente creyente”. Fue bautizado y, como habitante de Franconia, pertenece a la mayoría protestante –hecho frecuentemente olvidado cuando se habla de la muy católica Baviera.

“Mi idea de Dios no es la que nos transmiten las iglesias. Si acaso Dios existe, no es el que nos pintan la Biblia y el Corán. Yo me lo imagino más bien como una especie de fenómeno natural.”

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El taller de Mack, en Solnhofen.Imagen: Xiegong Fischer

Bávaro, pero no avaro

A Herrmann Mack no le gustan las personas que ganan mucho dinero y que pese a ello son avaras. Él y su esposa auspician desde hace cinco años un proyecto de patrocinadores internacionales. “Yo estaba en el hospital y me enteré de que existía una organización de apoyo internacional para niños. Mi ‘ahijado’ vive en China, en una zona relativamente pobre. El niño sirve como referencia, pues el proyecto apoya a todo el pueblo. Los pocos euros que donamos cada mes son relativamente mucho dinero en China. Es bueno cuando uno puede ayudar. Uno debería hacerlo con mayor frecuencia y apoyar más proyectos como éste en el futuro.”

Conforme con el presente

Para el futuro, Herrmann Mack desea conservar la salud, y más tiempo libre para dedicarlo a la familia. La pregunta de con quién accedería a intercambiar vidas por un día le provoca dolores de cabeza. “Sería quizá demasiado riesgoso. Tendría miedo de que a la persona con la cual intercambiara mi vida le tocara un accidente o incluso morir. Entonces ya no podría regresar a ser yo mismo.”

Sabias palabras que después de todo significan algo muy concreto: para Herrmann Mack, las cosas están bien tal y como se encuentran hoy.

Autora: Xiegong Fischer (el)

Editora: Birgit Görtz