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Hispanoamérica: guerra lejana y ajena

Alberto Methol Ferré25 de enero de 2005

Lejana y ajena se desarrollaba la II Guerra, mientras en América Latina se daban los procesos internos encaminados a su unión continental.

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El acorazado alemán Graf Spee en llamas frente a Montevideo, Uruguay, el 17 de diciembre de 1939, hundido por su propio capitán ante la persecusión de naves inglesas.Imagen: AP


Una vez terminada, los centros del mundo cambiaron de lugar, pero continuó la misma búsqueda unificadora.

“Allá los rubios y los amarillos del Norte. Es un festín de leones”. La frase definitoria fue dicha por Luis Alberto de Herrera ante el ataque a Pearl Harbor. Herrera lideraba al Partido Nacional de Uruguay, neutralista en la II Guerra.

Intervención de Lord Ponosomby

Se decía desde mi patria, un pequeño país nacido por la intervención de Lord Ponsomby en 1828, como Estado tapón entre Brasil y Argentina en la Cuenca del Río de la Plata, sobre el Atlántico Sur.

Una operación luego completada por la ocupación de las Islas Malvinas, para controlar el pasaje del Atlántico sur al océano Pacífico. Luego Lord Ponsomby propició en 1830 el surgimiento de Bélgica, como Estado tapón en el Mar del Norte.

Persistente deuda externa

Nuestra América del Sur fue, desde la independencia, un ámbito de control económico británico. Junto con nuestros nuevos y débiles Estados nació –y hasta hoy llega– la deuda externa.

En el siglo XX los ingleses serán desplazados paulatinamente por EEUU en su influencia sobre América Latina. Y será en 1945 la culminación de ese proceso con el Tratado Panamericano de Chapultepec. EEUU sustituía al viejo centro europeo.

Entonces, para nosotros, el nazismo era un racismo particularista, antiuniversal. Por el contrario, América Latina había surgido con un creciente mestizaje, propiciado por la misión cristiano-católica.

Nada de racismos

Nada queríamos saber de “racismos”. Recuerdo que en el 45’, cuando vi la primera película de los campos de concentración, no pude resistir y me fui del cine.

Para mí, lo más significativo del 45’ será el octubre de los trabajadores argentinos. Se les llamó en Buenos Aires “cabecitas negras” por ser mestizos del interior. También Perón era un “cabecita negra” (hijo de india). El mismo Herrera, con quien me inicié entonces en política, le apoyaba. ¿Y por qué esto es tan significativo?

Era la lucha naciente por la sociedad industrial en la América Latina de la periferia. Y Perón será quien defina, en 1951, la alianza con el Brasil de Vargas como un “núcleo básico de aglutinación” de América del Sur, similar a la alianza de Alemania y Francia para la Unión Europea.

El fracaso del ABC

Tal fue el intento fracasado del “Nuevo ABC”, renacido 40 años después en el Mercosur. Esta vez sin Chile, para Perón necesario por el ingrediente de “bioceanidad”.

Desde el Mercosur y su enlace con la Comunidad Andina, llegamos al reciente resultado de la “Comunidad Sudamericana de Naciones” en Cusco, en el 180 aniversario de Ayacucho, en diciembre de 2004.

Retomamos ahora la marcha integradora interrumpida de Bolívar, San Martín y Artigas. Así recordamos su génesis a propósito del año emblemático de 1945.