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Honduras: ¿un país a la deriva?

Verónica Marchiaro
2 de diciembre de 2017

La posible reelección del actual mandatario, Juan Orlando Hernández, y un proceso electoral colmado de irregularidades, han culminado en protestas y la suspensión de garantías constitucionales a sus ciudadanos.

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Honduras Wahlen - Ausschreitungen
Imagen: picture-alliance/AP Photo/R. Abd

La violencia se apoderó de las calles de la capital Tegucigalpa y otras ciudades del país este viernes, debido a las denuncias de fraude y la demora del Tribunal Supremo Electoral (TSE) en anunciar resultados oficiales. Al parecer, en algunos sectores de la capital ni siquiera el anuncio de toque de queda lanzado por cadena nacional habría logrado calmar los ánimos durante la madrugada del sábado.

Durante los próximos diez días, los hondureños deberán quedarse en sus casas entre las 18 horas y las seis de la madrugada porque se han suspendido las garantías constitucionales.

La página online del Tribunal Supremo Electoral de Honduras (TSE) está paralizada desde el jueves. Según la gráfica, el presidente Juan Orlando Hernández, del Partido Nacional y aspirante a renovar mandato, supera a su rival Salvador Nasralla, de la Alianza de Oposición, por 1,5%, esto es, por 46.500 votos. 

El jueves, el TSE anunció que se realizaría un recuento especial de más de mil actas electorales con irregularidades, ante la presencia de representantes de los partidos mayoritarios, observadores nacionales, de la OEA y de la Unión Europea. Pero hasta el viernes por la noche, los representantes de la Alianza de Oposición no se habían presentado, con lo cual el conteo especial nunca pudo comenzar. Presentaron un documento con exigencias, entre ellas, que el conteo especial sea de 5.000 actas con irregularidades y no de 1.000, como dijo el TSE.

"Queremos también que se nos explique por qué el TSE detuvo el recuento durante horas y por qué estaban llenos los discos rígidos del Tribunal", demandó el coordinador de la Alianza, el expresidente Manuel Zelaya del izquierdista Partido Libre.

El propio jefe de la Misión de Observadores de la OEA, Jorge „Tuto" Quiroga, había recomendado inciar este proceso especial y dar a lugar a las impugnaciones de los partidos. Pero desde el viernes a hoy, la incertidumbre en Honduras es aún mayor. Pero ni eso ni los llamados a calma y paciencia de la Misión de Observadores de la UE lograron surtir efecto.

Simpatizantes del presidente Juan Orlando Hernández, en Tegucigalpa
Simpatizantes del presidente Juan Orlando Hernández, en TegucigalpaImagen: picture-alliance/AP Photo/R. Abd

Estado de excepción

No fue Juan Orlando Hernández quien hizo el anuncio por cadena nacional, como corresponde ,según la Constitución, al presidente en funciones. El viernes a las 22 horas, el coordinador de su gabinete de ministros, Ebal Díaz, comunicaba a la nación que a partir de ese momento y durante los próximos diez días rige el toque de queda entre las 18 horas y las 06 horas en todo el país, para garantizar la seguridad y frenar los actos vandálicos.

"Los saqueos no los están realizando las personas que protestan contra la reelección de JOH sino delincuentes comunes a los que el gobierno tiene marginados sin empleo ni educación", escribió hoy en su cuenta de Twitter el opositor Nasralla.

La situación de descontrol recuerda a los hondurenõs la crisis del 2009, cuando fue derrocado  entonces presidente , Manuel Zelaya, ex miembro del partido Liberal y hoy asesor de la Alianza de Oposición por el izquierdista Partido Libre. El golpe entonces abrió una herida en el país, que hasta hoy no termina de cerrar.

Muchos hondureños desconfían del rol de "Mel" Zelaya en la Alianza. Creen que no le hizo ningún bien al país entonces y sospechan de sus vínculos con la Venezuela de Maduro. En Honduras muchos lo consideran que el candidato Nasralla es un títere de Zelaya, un comodín suyo para volver a acercarse al poder.

Sin embargo, según el analista  Filadelfo Martínez, de la Fundación Democracia sin Fronteras, "sería improbable que Nasralla, de resultar electo, se acercara a Venezuela. La crisis de ese país no lo convierte en un aliado necesario, sino que Nasralla mirará hacia Estados Unidos y Centraomérica".

"Los hondureños no querían la reelección de JOH", afirma el analista y asesor político Raúl Pineda. "Aunque muchos ven que hizo cosas buenas, no lo quieren otros cuatro años". Y agrega "lo que tenemos ahora aquí es una democracia imperial, el presidente tiene más atribuciones que un monarca europeo."

Nasralla, por su parte, se presentó en 2013 a las elecciones presidenciales con su partido Anticorrupción y quedó en un sorprendente cuarto lugar. El popular comentarista deportivo, conocido como "El Señor de la Televisión", goza de gran estima entre los hondureños que lo consideran un hombre limpio, sin vínculos con el poder y sin antecedentes de corrupción.

Honduras es un país azotado por la pobreza y la violencia
Honduras es un país azotado por la pobreza y la violenciaImagen: Getty Images/AFP/O. Sierra

Las sospechas de colusión entre el poder político, el Estado y el narcotráfico levantan resquemores entre la población. Un hermano del presidente Hernández está sospechado en Estados Unidos por vínculos con el narco. Y ese es solo un caso.

No obstante, Hernández intensificó la politica de mano dura contra el narco y apresuró las extradiciones a EE.UU. Por ese motivo, los "mareros", las pandillas violentas de Honduras, tampoco quieren que se perpetúe en el poder.

Honduras y EE.UU

Honduras es un conocido aliado de EE.UU en la región. Aquí se erige la mayor base militar del país del norte. Y Washington tiene una balanza comercial positiva con Honduras. De hecho, el presidente Donald Trump no ha cuestionado en ningún momento el Tratado de Libre Comercio con Centroamérica y Republica Dominicana, el CAFTA, y apoya a los países del Triangulo Norte (Honduras, El Salvador y Guatemala)  con el Plan de Alianza para la Prosperidad para tratar de mitigar la inmigración ilegal procedente de esos países.

Trump y la Casa Blanca hasta ahora guardan silencio sobre la situación en Honduras.

Autora: Verónica Marchiaro desde Tegucigalpa, Honduras