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Huelga en Grecia: ira y desilusión

Pablo Kummetz7 de febrero de 2012

Una huelga paralizó este martes en Grecia gran parte del transporte público: ferries y trenes no circularon, las escuelas permanecieron cerradas y los hospitales atendieron solo urgencias.

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Imagen: AP

Enfrentamientos entre manifestantes y la policía no pasaron a mayores. Supermercados, hoteles y negocios abrieron sus puertas y los taxis también circularon. Los dos mayores sindicatos del país, el GSEE del sector privado y ADEDY del público, convocaron el lunes la huelga de 24 horas, que afecta principalmente a las empresas estatales y ministerios.

En las cercanías del Parlamento se reunieron en Atenas unas 14.000 personas convocadas por los sindicatos, portando pancartas y coreando consignas tanto contra las nuevas medidas como contra los políticos que las tienen que tomar, pero, sobre todo, contra la “troika”, formada por representantes de la UE, el FMI y el Banco Central Europeo.

La “troika” tiene la tarea de negociar con el Gobierno de Atenas el paquete completo, que el Parlamento griego debe aprobar antes del 15 de febrero.

Los organizadores le echaron la culpa del relativamente reducido número de manifestantes a la lluvia. “Parece que hasta el cielo está ayudando a la troika”, comentó un desilusionado manifestante. En una plaza cercana, el Partido Comunista logró reunir también solo a otras 7.000 personas.

“Las medidas de ahorro tomadas hasta ahora no han servido para nada. ¿Para qué van a servir más recortes?” preguntó una desilusionada manifestante.

Dura presión internacional

El ejecutivo de Atenas se encuentra bajo una dura presión internacional. Los nuevos recortes, muy impopulares, son una condición para que los acreedores internacionales concedan al país un paquete de ayuda de 130.000 millones de euros, que necesita para evitar la suspensión de pagos.

El documento sobre las nuevas medidas de ahorro quedó terminado este martes. Sin un amplio apoyo del gobierno, Grecia no recibiría las ayudas que necesita hasta el 20 de marzo.

El encuentro que iba a mantener hoy Lucas Papademos, el primer ministro griego, con sus socios de coalición se aplazó para mañana. El retraso no significa que hayan surgido problemas fundamentales, dijo un portavoz gubernamental, sino que se trata de ajustar "algunos detalles" del programa de austeridad con los inspectores de los acreedores internacionales.

El paquete prevé fuertes recortes salariales en el sector privado, de entre el 20 y el 30 por ciento, y el despido este año de otros 15.000 funcionarios del gobierno.

Un respiro para el canje de deuda

La aprobación del paquete de rescate daría un respiro para implementar los complejos procedimientos legales envueltos en un acuerdo de canje de deuda, que implica que el valor de los bonos de deuda griega en manos de inversionistas privados será reducido radicalmente.

Así, Atenas podría conseguir fondos de rescate antes del 20 de marzo, cuando tiene que cumplir con enormes vencimientos de deuda o, en cambio, sufrir una caótica cesación de pagos.

Una fuente cercana a los negociadores dijo que pese a la complejidad de las conversaciones, especialmente sobre las impopulares reformas laborales, Grecia y sus acreedores estaban haciendo avances.

Autor: Pablo Kummetz

Editora: Emilia Rojas