Huelga en la construcción
17 de junio de 2002Las obras en construcción de la capital alemana permanecieron abandonadas este lunes. Pero no sólo en Berlín, también en la cuenca del Ruhr y en Renania del Norte Westfalia reinó una calma fantasmal en las grandes construcciones. Miles de trabajadores del área depusieron sus labores en la primera gran huelga del sector desde finales de la Segunda Guerra Mundial.
La estrategia ha sido definida. Si la patronal no presenta una propuesta aceptable en el corto plazo, el sindicato de la construcción IG BAU, planea extender la huelga paulatina y estratégicamente durante las próximas semanas a todas las grandes construcciones del país. No sólo grandes edificios, también las obras en las mayores autopistas están contempladas en el plan del sindicato. Toda construcción en la que trabajen más de diez personas quedará paralizada, según la amenaza de los sindicalistas. Y esto sin tomar en cuenta las grandes pérdidas que representa cada día de huelga para esta industria de por sí debilitada. Según cálculos de analistas independientes, el paro de 40.000 trabajadores representa una pérdida diaria de 20 millones de euros.
Bajo presión
El mercado alemán de la construcción se ve afectado por una crisis duradera. Según datos proporcionados por los sindicatos, desde 1995 se han perdido medio millón de empleos en este sector. Mientras que muchos obreros luchan por su sobrevivencia, por el otro lado se registra un verdadero auge de mano de obra ilegal.
Miles de trabajadores del este europeo, incluso de países miembro de la Unión Europea, como Portugal, aceptan trabajar por salarios mínimos en las obras alemanas, lo cual es explotado sin miramientos por los patrones.
Aun cuando el 98% de los afiliados al sindicato están dispuestos a luchar, hasta las últimas consecuencias porque se cumpla la demanda de aumento salarial del 4,5% exigida por el sindicato IG BAU para sus más de 950.000 afiliados, así como un incremento del salario mínimo especialmente para los empleados del oriente alemán, los analistas indican que tomando en cuenta la precaria situación en este área, la oferta de un incremento del 3% hecha por la patronal no resulta mala.
Cimientos débiles
Hacia principios de la década de los noventa el sector de la construcción alemana se benefició de una gran demanda, que hizo que el número de empleos creciera exorbitantemente. Sin embargo, pocos años después la demanda se vino abajo, desatándose una guerra de precios sin cuartel entre las grandes constructoras alemanas, con resultados ruinosos. La quiebra del consorcio Philip Holzmann S.A. de Fráncfort puso en evidencia la precaria situación financiera de muchas empresas de este sector. Una situación que parece sólo afectar a Alemania, pues en otras naciones europeas la industria de la construcción registra un verdadero auge. Así por ejemplo, en Irlanda, en los últimos años, el número de empleos en este área ha crecido de 80.000 en 1994, a más de 180.000 el año pasado.