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El cielo sobre Berlín

18 de abril de 2010

La impaciencia se apodera de los viajeros y de los sectores económicos que dependen de las empresas de aviación, pero la nube de cenizas volcánicas proveniente de Islandia no permite abrir el espacio aéreo totalmente.

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El cierre del espacio aéreo europeo trae pérdidas diarias de 150 millones de euros.Imagen: AP

El temor de las autoridades europeas en materia de transporte a que la nube de cenizas volcánicas proveniente de Islandia obstaculice la visibilidad de los pilotos, dañe las turbinas y deteriore los sensores de los aviones a gran altura fue lo que las llevó a cerrar el espacio aéreo continental tras la explosión del volcán Eyjafella en el Atlántico Norte. Desde entonces, cautela parece ser la palabra clave.

Pero, cuando las precauciones del sector oficial comienzan a perjudicar los intereses del sector privado, así como las finanzas y la comodidad de los ciudadanos, no es raro que surjan fricciones y que al Estado se le termine atribuyendo un exceso de prudencia. Como muestra, un botón: este domingo (18.4.2010), las aerolíneas alemanas más grandes exigieron nuevas mediciones atmosféricas que justifiquen el cierre del espacio aéreo.

Apertura parcial del espacio aéreo

El ministro alemán de Transporte, Peter Ramsauer, anunció que un avión del Instituto de Física de la Atmósfera efectuará nuevas mediciones en la tarde del lunes (19.4.2010), pero no desaprovechó la ocasión para responder a quienes protestan por las pérdidas que les está generando la crisis del tráfico aéreo. “Yo entiendo las quejas, pero ya quisiera oír el alboroto que se formaría si llegara a pasar algo allá arriba”, dijo Ramsauer.

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Las autoridades alemanas levantaron parcialmente la prohibición de vuelo en los aeropuertos Berlín-Schönefeld, Berlín-Tegel, Erfurt, Leipzig, Hannover y Fráncfort, el aeródromo principal del país.Imagen: AP

Entretanto, las autoridades alemanas levantaron parcialmente la prohibición de vuelo en los aeropuertos Berlín-Schönefeld, Berlín-Tegel, Erfurt, Leipzig, Hannover y Fráncfort, el aeródromo principal del país. Desde los primeros parten vuelos hacia el este y desde Fráncfort salen vuelos hacia el norte del país hasta las 8 de la noche, hora local. Sin embargo, es demasiado temprano para asegurar que el tránsito aéreo está regresando a la normalidad.

El volcán sigue estando activo

Nadie sabe a ciencia cierta cuándo el Eyjafella dejará de despedir los gases y las partículas cuya concentración en la atmósfera ha paralizado casi por completo el tráfico aéreo sobre el Viejo Continente y el océano Atlántico. Los meteorólogos y vulcanólogos en la capital de Islandia, Reikiavik, calculan que el volcán puede seguir expulsando cenizas durante días, semanas o meses.

Considerando además que la circulación de las aeronaves comerciales sólo se normalizará una semana después de que el espacio aéreo sea transitable en un 100 por ciento, no extraña la impaciencia que comienza a apoderarse de las empresas de aviación, así como de los viajeros y los sectores económicos que dependen de ella.

Pérdidas millonarias

Según la asociación de aeronavegación comercial IATA, el cierre del espacio aéreo europeo trae consigo pérdidas diarias de 150 millones de euros; mientras tanto, centenares de miles de pasajeros se hayan varados en los aeropuertos o se ven obligados a costear viajes improvisados en tren, autobús o autos de alquiler para poder regresar a sus hogares.

Flash-Galerie Familienunternehmen Deutschland Air Berlin
Joachim Hunold, director ejecutivo de Air Berlin, exige nuevas mediciones atmosféricas que justifiquen el cierre del espacio aéreo.Imagen: AP

“En Alemania no se envió al cielo ni un globo meteorológico para medir si hay ceniza volcánica en el aire y cuánta hay”, criticó Joachim Hunold, director ejecutivo de la línea aérea Air Berlin, en el periódico dominical Bild am Sonntag, añadiendo que “el cierre del espacio aéreo se produjo exclusivamente con base en datos generados por una simulación computarizada hecha en Londres”. Un portavoz de la aerolínea Lufthansa secundó a Hunold, alegando que hasta ahora no hay datos concretos sobre los efectos reales de la erupción volcánica.

¿Exceso de prudencia?

Este sábado (17.4.2010), tanto Lufthansa como Air Berlin realizaron vuelos de prueba sin pasajeros hasta los 8.000 metros. Según Hunold, en la inspección de los aviones efectuada tras el aterrizaje no se registró ningún desperfecto técnico atribuible a la nube de cenizas volcánicas. “Nos asombra que esos resultados no hayan sido considerados por las autoridades de seguridad aérea para la toma de decisiones”, comentó Hunold en un comunicado.

El Servicio Meteorológico Alemán afirmó que las mediciones realizadas con un aparato láser entre los 3.000 y los 7.000 metros de altura en el sur de Alemania habían confirmado la presencia de ceniza volcánica en la atmósfera, respaldando los resultados de las observaciones hechas desde tierra y desde un satélite por el servicio británico de meteorología, la Met Office.

Compensar el caos

Un vocero de la institución londinense cuestionó la validez de los argumentos esgrimidos por las aerolíneas alemanas explicando que en la nube de partículas volcánicas hay áreas claras, con una menor concentración de cenizas, pero que esas áreas no permanecen en el mismo sitio. “El hecho de que Air Berlin haya transitado por un espacio limpio no significa que la nube no esté ahí”, dijo el experto de la Met Office.

Presionados por los perjuicios económicos que les ocasiona el cierre del espacio aéreo, los representantes de la industria aérea de varios países europeos han anunciado que solicitarán auxilios financieros a sus respectivos Estados. Este domingo, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, decidió crear un grupo que estudie las consecuencias económicas del caos en el tráfico aéreo creado por la nube de cenizas volcánicas con miras a dar una “respuesta adecuada” a los efectos del fenómeno.

Autor: Evan Romero-Castillo / dpa / reuters

Editora: Claudia Herrera-Pahl