Imán para inmigrantes
29 de noviembre de 2011De nuevo, Brasil es tierra de acogida. Al menos, eso es lo que dicen las cifras. En diciembre de 2010, vivían en Brasil 961.867 extranjeros. En junio de 2011, el número ascendió hasta casi el millón y medio, lo que indica un crecimiento de más del 50% en solo seis meses. Para el secretario de justicia de Brasil, Paulo Abrão, este aumento se debe a varias razones: “El crecimiento económico, las inversiones que aquí se llevan a cabo, la visibilidad que estamos ganando en el exterior y la crisis internacional atraen cada vez más a los extranjeros”.
El mayor número de inmigrantes procede de Portugal, seguido de Bolivia, China y Paraguay. “El número de chinos crece a medida que nuestras relaciones económicas con China se consolidan. Cuantos más negocios se cierran entre ambos países, más representantes y funcionarios chinos deben estar presentes en Brasil”, dice Abrão.
Profesiones demandadas
Leandro Pereira da Silva, de “Visto Brasil”, es consciente de esta nueva situación. Esta empresa, ubicada en São Paulo, está especializada en asesoramiento jurídico de firmas internacionales y se ha visto impulsada por el boom económico. “El aumento de proyectos de infraestructuras en Brasil requiere de mano de obra especializada”, dice Pereira da Silva.
Además de abogados, hacen falta perfiles técnicos en áreas como la ingeniería y la arquitectura. La industria brasileña busca en otros países profesionales con estas características. “Naturalmente, la crisis europea atrae técnicos aquí”, dice Pereira da Silva, que asesora a empresas como Hyundai o la constructora Camargo Correia y Queiroz Galvão.
La mayoría de portugueses que llegaron a Brasil en tiempos recientes están empleados en el área de la construcción, muchos como ingenieros. “Muchas inmobiliarias portuguesas se trasladan aquí por el movimiento del mercado brasileño. Hay también técnicos chinos que instruyen a los brasileños en el uso de determinada maquinaria adquirida por nuestra industria”, dice Pereira da Silva.
Sobre la entrada de extranjeros en el mercado de trabajo, Pereira da Siva afirma que sus leyes son equiparables a las de otros países, es decir, protegen en primer lugar a los propios ciudadanos brasileños. “Esa idea preconcebida de que en Brasil “todo es posible”, no se corresponde con la realidad. Para trabajar de forma regular en el país se exigen una serie de documentos y se realizan diversas comprobaciones”.
Inmigración ilegal
“Además de crecer la cifra de inmigrantes legales, sube también la de ilegales”, dice el peruano Grover Calderón, presidente de la Asociación Nacional de Extranjeros e Inmigrantes en Brasil (ANEIB). Vienen por los mismos motivos: mejores condiciones económicas.
Viajan de incógnito o como turistas a Brasil y se quedan hasta que su permiso de estancia caduca. “La mayoría son latinoamericanos, pero también hay muchos africanos, chinos y de otras nacionalidades”, según Calderón. La información sobre nuevos inmigrantes llega hasta la asociación por medio de una red de contactos de extranjeros.
En 2009, una ley del Gobierno brasileño legalizó en una primera fase la residencia de 45.000 personas que vivían en Brasil de forma ilegal. Según estimaciones de Calderón, aún quedan entre 15.000 y 20.000 ilegales que esperan la residencia definitiva. En la segunda fase del proceso, se requerirán documentos que demuestren que estas personas han tenido una ocupación legal en los últimos seis meses, algo difícil de conseguir para muchas de ellas.
Calderón, que trabaja como profesor de Universidad en Brasil desde hace 15 años, observa un fenómeno nuevo en la sociedad brasileña: “El país experimenta un boom económico y necesita mano de obra para tareas que los propios brasileños ya no quieren realizar. Faltan trabajadores cualificados para desempeñar profesiones básicas como albañil, electricista o fontanero”. Normalmente son los inmigrantes ilegales los que llevan a cabo estas labores.
Vuelta de brasileños emigrados
La floreciente coyuntura económica de Brasil se deja sentir también en el retorno de brasileños que emigraron en su día. “En 2005, cuatro millones de brasileños vivían en el extranjero. El pasado año, la cifra descendió hasta dos millones. La mayor parte de ellos vuelve de Estados Unidos, Japón e Inglaterra”, concluye Paulo Abrão.
Autora: Nádia Pontes/MS
Editor: Pablo Kummetz