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Incendios en Rusia: lejos de estar bajo control

7 de agosto de 2010

El mapa de Rusia aparece, todavía hoy y casi una semana después de los primeros fuegos, plagado de incendios. Entre la población crece el descontento y, sin que se vislumbre su final, la catástrofe crece.

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Habitantes del pueblo de Dolginino, a unos 180 km de Moscú, combaten el fuego.Imagen: AP

300 nuevos focos de incendios se han desatado sobre territorio ruso en las últimas 24 horas. Sin pausa muestran las cadenas de televisión del país a bomberos, personal del Ministerio de Protección Civil y soldados luchando contra las llamas. De vez en cuando, aparecen también en pantalla el primer ministro ruso, Vladimir Putin, visitando alguna zona afectada; o el presidente, Dmitri Medvedev, despidiendo en directo a altos cargos militares que no supieron plantarle cara efectiva al fuego.

De lo que no hablan las televisiones, sin embargo, es de las quejas de la población, cada vez más exasperada y crítica con la actuación de las autoridades. Tampoco las denuncias que acusan al Gobierno de haber ido desmantelando sistemáticamente a lo largo de los años el sistema de protección contra incendios encuentran cabida en la programación. Y, aún así, Moscú apenas logra ocultar su desbordamiento ante esta catástrofe, que toma con el paso de los días dimensiones cada vez más preocupantes.

Russland / Waldbrände / Satellitenbild / 5.8.2010
El mapa de Rusia plagado de fuegos: en las útimas 24 horas se desataron 300 focos de incendio nuevos; en 840 puntos del país sigue ardiendo.Imagen: AP

Medvedev dona 12.000 dólares

Ayer, el portavoz de las Tropas de Misiles Estratégicos rusas, el coronel Vadim Koval, y la agencia nuclear rusa, Rosatom, salían al paso de la alarma desatada ante la posibilidad de que centrales nucleares, centros de residuos radioactivos y bases militares con armamento nuclear pudieran convertirse en pasto de las llamas. No hay peligro alguno, aseguraron los expertos, porque estos centros están protegidos con sistemas antiincendios.

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Cadena humana contra el fuego en Rusia.Imagen: AP

Aún así, el escepticismo es grande en un país cuyo historial en el tratamiento de la amenaza nuclear ostenta una dudosa reputación. Y precisamente la principal lacra de ese pasado vuelve a preocupar: si los incendios alcanzan la región en torno a la ciudad de Brianks, fuertemente afectada por el desastre de Chernobyl, "lo que se va a liberar no son las sustancias nocivas convencionales, sino partículas radioactivas", advirtió el ministro ruso de Protección Civil, Sergei Shoigu, en un tono sorprendentemente sincero para lo que acostumbran las autoridades en este país.

Casi una semana lleva la población de Moscú soportando el denso smog que apenas la deja respirar. Casi una semana llevan los habitantes de un amplio número de regiones formando cadenas humanas para transportar agua en cubos, combatiendo el fuego con lo que pueden. Los ánimos están caldeados, las protestas empiezan a oírse. Quizás pensara Shoigu que no era momento para manipulaciones. Quizás creyera Medvedev que había llegado la hora de tener un gesto con las víctimas: el presidente ruso anunció hoy que dona 12.000 dólares de su propio bolsillo para la reconstrucción de viviendas destruidas, que espera que otros altos funcionarios sigan su ejemplo.

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El primer ministro ruso, Vladimir Putin, visita una de las regiones devastadas por el fuego.Imagen: AP

Venir o marcharse

"La oferta continúa sobre la mesa, estamos preparados", dijo un portavoz del Ministerio del Interior alemán, que desmintió a la vez una noticia que circulaba desde primeras horas de la mañana y según la cual personal de rescate germano había aterrizado en Rusia, "Moscú no nos ha pedido ayuda", corrigió. Quienes sí se encuentran ya contribuyendo a la extinción de los incendios rusos son equipos italianos, polacos y búlgaros.

Entre los que se ofrecen voluntariamente para venir están los que se irían si pudieran. Quedarse en casa o abandonar la ciudad es lo que los médicos recomiendan a los ciudadanos de Moscú. Sin embargo, el humo dificulta la visibilidad, provocando numerosos retrasos y cancelación de vuelos en el tráfico aéreo, y por carretera se puede huir siempre y cuando no sea en dirección a los muchos incendios activos.

El smog ha obligado a suspender partidos de fútbol y competiciones deportivas al aire libre y, lejos de parecer bajo control, la situación continúa escalando: según cita la agencia Interfax a las autoridades moscovitas, en 840 puntos de Rusia arde.

Autora: Luna Bolívar (dpa/ afpd/ sid/ ap/ rtrd)

Editor: Pablo Kummetz