Industriales alemanes se suman a los opositores de PEGIDA
23 de diciembre de 2014Este lunes (22.12.2014), unas 17.500 personas atendieron al décimo llamado de los autoproclamados Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (PEGIDA, sus siglas en alemán) y se reunieron en Dresde, capital del Estado federado de Sajonia, rompiendo el récord que este movimiento islamófobo y anti-inmigración había establecido la semana pasada en esa misma localidad: 15.000 asistentes. Los seguidores de PEGIDA entonaron canciones navideñas y escucharon consignas como “Alemania no es un país de inmigrantes”.
Como muchos otros ciudadanos de ese país, Ulrich Grillo, presidente de la Federación de la Industria Alemana (BDI), no comparte esa impresión. “El nuestro ha sido un país de inmigrantes desde hace mucho y debemos seguir siéndolo. Es más, como Estado social y como país que conoce el sentido de la caridad cristiana, Alemania debería acoger a un mayor número de refugiados”, señaló Grillo al ser consultado sobre el auge del discurso racista y xenofóbico de PEGIDA, no sólo en Dresde sino también en otras urbes germanas.
4.000 personas se congregaron para hacerle frente a la manifestación de PEGIDA, cuyo punto de encuentro en Dresde fue el famoso edificio de la Semper Oper, ubicado en el casco histórico de la ciudad. Las autoridades de la Semper Oper ordenaron apagar las luces de ese templo de la cultura para demostrar su rechazo hacia el movimiento islamófobo. Otra concentración xenófoba tuvo lugar en Bonn, donde 900 policías se esmeraron en mantener a los 200 manifestantes separados de los 2.500 opositores de PEGIDA.
Lutz Bachmann inició el movimiento PEGIDA en octubre de 2014, haciendo un llamado a través de las redes sociales para que los ciudadanos de Dresde protestaran contra los planes de abrir catorce residencias para unos 2.000 refugiados en esa localidad y contra el hecho de que Alemania sea el país occidental que más refugiados estuvo dispuesto a recibir este año: 200.000, debido en parte a la guerra civil que se vive en Siria. Muchos simpatizantes de PEGIDA se sienten incomprendidos y descritos injustamente por los medios locales como extremistas de ultraderecha o neonazis. La clase política está dividida sobre cómo enfrentar este fenómeno social.
ERC ( dpa / Reuters / epd )