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Integración o expulsión: ¿El futuro en Alemania?

Claudia Herrera Pahl4 de abril de 2006

El grito de auxilio dado por una escuela berlinesa en donde el personal no sabía como lidiar con la violencia por parte de alumnos ha levantado gran polémica en Alemania y reúne a los políticos en sesión parlamentaria.

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Alumnos bajo vigilancia.Imagen: picture-alliance / dpa/dpaweb

Las primeras reacciones por parte de la política han sido rápidas: declaraciones que van desde la demanda de "cárceles preventivas" para alumnos criminales, reparto equitativo en escuelas de "alumnos modelo" y "alumnos problema", hasta la negación del derecho de inscripción a aquellos que no pasen exámenes de alemán. Respuestas rápidas, pero factibles?

Alemania, sus políticos y la sociedad, se ve confrontada con una realidad que por mucho tiempo quiso creer alejada. Cuando hace unos meses los coches ardieron en los suburbios de París incendiados por hordas de adolescentes, la mayoría de ascendencia extranjera crecidos en la pobreza y al margen de la "noble sociedad francesa", Alemania se creía a salvo, aunque se escucharan las primeras advertencias de peligro.

El ejemplo francés...

No se puede comparar los casos de violencia en las escuelas por parte de adolescentes marginados con los acontecimientos en Francia, pero ¿cuál es el estado de la sociedad alemana y sus inmigrantes? ¿Es la falta de integración extranjera y la creciente violencia en las escuelas una verdadera bomba de tiempo? Hay quien afirma, como el político cristiano demócrata, Norbert Röttgen, que "existe el potencial de hacer peligrar la convivencia pacífica en la sociedad alemana".

El Parlamento alemán que tratará el tema se enfrenta a un problema de amplias dimensiones que abarca mucho más que la falta de una política de integración activa. Sus raíces se encuentran en el problema de desempleo masivo que aqueja a la Alemania moderna. Se requiere mucho más que exámenes y medidas disciplinarias en las escuelas para estabilizar la situación.

Selección a la bávara

Algunos gobiernos estatales han resuelto no esperar las grandes propuestas y comenzado a imponer las suyas. El Gabinete de Múnich aprobó una ley que prevé que a los hijos de inmigrantes se les aplique un examen de alemán un año antes de su escolarización. Los que lo aprueben podrán ser inscritos a la escuela primaria. Los otros recibirán un total de 160 horas extras de curso de alemán. Si vuelven a reprobar el examen sólo podrán ser inscritos en escuelas especiales.

Los padres que no envíen a sus pequeños al examen o al curso posterior serán acreedores de una multa. Si fuera por el primer Ministro de Baviera, Edmund Stoiber, las represalias no se reducirían a sanciones económicas. "Los padres de familia que se nieguen a apoyar esta plataforma básica de integración no sólo deberán ser objeto de recorte de ayuda social sino hasta de la expulsión del país".

Propuestas severas que sin duda también serán discutidas con fervor en el Parlamento alemán.