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Intervención en Siria: “Esa no es nuestra guerra”

Sabine Muscat/ CP9 de septiembre de 2013

Al presidente de EE. UU., Barack Obama, no le resulta fácil convencer a la población de su país y al Congreso de apoyar una intervención militar en el conflicto sirio, algo que se decidirá esta semana.

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Imagen: AFP/Getty Images

El republicano John McCain, senador por Arizona, está a favor de una intervención militar en Siria, al igual que Obama. Pero, a diferencia del presidente estadounidense, que aboga por una intervención limitada como medida punitoria al uso de armas químicas por parte del régimen de Bashar Al Assad, MacCain está a favor de un ataque masivo. “Esa no es nuestra guerra”, le espetó hace pocos días uno de sus seguidores a McCain en una consulta ciudadana, “¿por qué no escucha lo que dice el pueblo de EE. UU.?”. Durante el encuentro también se oyó una frase clave de boca de uno de sus electores: “No lo elegimos para que inicie una guerra, sino para evitarla”.

Senador republicano John McCain: despliegue de tropas en tierra, "inaceptable".
Senador republicano John McCain: despliegue de tropas en tierra, "inaceptable".Imagen: imago/UPI Photo

Los estadounidenses están hartos de las guerras, y ese cansancio no conoce diferencias partidarias. Según un sondeo del Pew Research Institute, de fines de agosto de 2013, un 48 por ciento de los ciudadanos de EE. UU. dijeron estar en contra de una intervención en Siria. Solo un 29 por ciento estaba a favor.

Ahora es justamente Obama -un demócrata que en 2008 inició su mandato con un discurso pacifista- quien quiere convencer al pueblo de la necesidad de llevar a cabo una expedición militar a Cercano Oriente. Asesores del presidente y miembros del Gobierno explicaron a la población en diversas entrevistas televisivas y discursos por qué EE. UU. no puede quedarse de brazos cruzados mientras el dictador Bashar Al Assad continúa asesinando a civiles usando armas químicas. La Casa Blanca da por cierto que el régimen sirio mató a más de 1.400 personas con gas sarín en agosto de este año.

El martes, 10 de septiembre, Obama planea dirigirse una vez más a la nación respecto de la urgencia de una intervención, pero aún es incierto si logrará convencer al Congreso, que debe autorizarlo para llevar a cabo el ataque armado. En el Senado –que podría someter la intervención a votación plenaria el miércoles (11.09.2013), las posibilidades de un “sí” son bastante altas, según expertos. En la Cámara de Representantes, sin embargo, la balanza se inclinaría en contra de un ataque a Siria. La emisora CNN dio el domingo pasado como resultado 25 votos a favor y 143 en contra. El resto de 433 diputados aún no se había decidido.

Barack Obama quiere llevar a cabo una intervención armada en Siria.
Barack Obama quiere llevar a cabo una intervención armada en Siria.Imagen: Reuters

Como demócrata, Obama se encuentra ante un problema doble, opina Mike Lux, director de la organización Progressive Strategies, que asesora a agrupaciones de izquierda: “Los republicanos, que son quienes apoyarían más probablemente una intervención militar en Siria, no confían en Obama. Y los demócratas, que apoyan a Obama, no están de acuerdo con una intervención militar”, dijo Lux en entrevista con Deutsche Welle. De esa combinación de factores surgió una alianza poco usual entre demócratas de izquierda y republicanos de derecha.

Rechazo suprapartidario a la intervención en Siria

Según Ronald Broenstein, autor de un libro sobre la polarización en el Congreso estadounidense, “en este caso, los argumentos partidarios no son suficientes para explicar este fenómeno, que tiene más peso y va más allá de Obama, del Congreso e incluso de EE. UU.”.

Capitolio de Washington.
Capitolio de Washington.Imagen: picture-alliance/dpa

En todo el mundo occidental se percibe que la gente está harta de las guerras, como lo demostró también la votación en el Parlamento británico que denegó al primer ministro, David Cameron, la aprobación para una intervención militar en Siria. Independientemente de cuán dramática sea la situación actual en ese país, las guerras en Afganistán e Irak, que costaron gran cantidad de víctimas y produjeron enormes gastos han hecho perder la credibilidad a los argumentos en pro de un ataque armado, explica Broenstein. Es por eso que el argumento del rechazo de los republicanos a Obama se queda corto.

En el ala de ese partido más cercana al Tea Party, las tendencias aislacionistas se unen a un vehemente rechazo de todo lo que implique mayores gastos de presupuesto, una tendencia liderada por Rand Paul en el Senado, un populista de Kentucky. “MacCain ya no representa a la mayoría del partido republicano en cuestiones de política exterior”, subraya Ronald Broenstein. Mientras MacCain contribuyó a endurecer la resolución para Siria antes de ser aprobada por la Comisión de Política Exterior, el miércoles de la semana pasada. El proyecto de ley, que pasará al pleno del Senado estadounidense esta semana, prevé, sin embargo, ampliar el apoyo a la oposición siria. En una entrevista en una radio local el diputado por Arizona remarcó que incluso un despliegue de tropas por tierra de EE. UU. en Siria no es una opción aceptable, y amenazó a Obama con un juicio político en caso de que el presidente planee llevarlo a cabo.

Autora: Sabine Muscat/ CP

Editora: Claudia Herrera Pahl