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Irán: la esperada respuesta

Banchón/Riegert22 de agosto de 2006

Irán responde al plan presentado por el Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania. Diversos diplomáticos europeos cuentan con una respuesta que tendrá como objetivo ganar, o en su defecto, perder tiempo.

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El presidente iraní con el ayatola Ali JameneiImagen: AP

La propuesta hecha al régimen de Ahmadineyad, tejida al interior de la Unión Europea, podría verse más bien como un trueque: cese de las actividades de enriquecimiento de uranio hasta el 31 de agosto a cambio de asistencia en la construcción de centrales nucleares con propósitos civiles y el levantamiento de diversas barreras comerciales existentes.

Un diálogo entre sordos

De un plan de incentivos para que Irán abandone sus planes nucleares con fines bélicos habla Occidente; Irán no se cansa de insistir en que no piensa abandonar el enriquecimiento de uranio, pues sus fines son pacíficos. "La respuesta de Irán al paquete será completa", declaraba Mohamad Saidi, el consejero para Asuntos Internacionales del Organismo de Energía Atómica de Irán (OEAI) y, en su opinión, representa "una oportunidad única para que Europa elija la vía del diálogo y vuelva a la mesa de negociaciones".

El presidente norteamericano, George W. Bush, por su parte, no desaprovecha la oportunidad para remarcar que lo que la ONU debería hacer es preparar las consecuencias a las que debería atenerse el régimen de los mullahs en caso de no ceder a las exigencias de la comunidad internacional. Y eso a pesar de sus declaraciones, obviamente de dientes para afuera, de que favorece una solución dialogada y diplomática.

Irán no podría rechazar el plan de la UE

La oferta, presentada el 6 de junio por el alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Javier Solana, incluye tecnología nuclear punta para uso civil y un reactor de agua ligera, así como ventajas económicas y garantías de seguridad regional. Si las pretensiones de Irán fuesen realmente el uso civil de la energía atómica no lo rechazará, "si se lo que quiere es otra cosa, también quedará claro pronto", declaró Solana. En Bruselas, diversos diplomáticos europeos cuentan con que la respuesta de Irán será, por ello, ambigua o compleja, como prefiera denominarla Irán.

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Irán responderá por escrito, declararon sus líderes.

Historia del conflicto

Desde hace tres años, tres gobiernos europeos -Gran Bretaña, Francia y Alemania- juegan al póquer con la república islámica. En un primer momento quisieron impedir una escalada de tensiones con Estados Unidos, apenas terminada la guerra contra Irak. Por ningún motivo, en ese entonces, el asunto debía pasar al Consejo de Seguridad. Joshka Fischer, el entonces titular de la cartera de Exteriores, se propuso a toda costa evitar algo que no sólo empeoraría la delicada situación en Cercano Oriente, sino que hubiera afectado también la seguridad europea.

En 2004, Alemania, Francia y Gran Bretaña, que dirigían las conversaciones en nombre de la Unión Europea, lograron que Irán suspendiese temporalmente su enriquecimiento de uranio. Sin embargo, desde su asunción del poder en 2005, Mahmud Ahmadineyad tomó un curso bastante más beligerante.

Aparte de que rechazó completamente la primera oferta de la Unión Europea, en enero de 2006 reinició el enriquecimiento de uranio. Para aceptar la nueva oferta, que contempla además de los incentivos, el enriquecimiento de uranio para Irán en centrales nucleares rusas, el Consejo de Seguridad emitió, en julio de 2006, una resolución e impuso el ultimátum.

A la espera de respuesta

A más de ganar tiempo, mucho parece indicar que lo que, en realidad, pretende el Gobierno iraní es calibrar el grado de acuerdo que existe entre europeos, norteamericanos, rusos y chinos respecto a las sanciones que se le impondrían. Así por ejemplo, el ministro alemán de Relaciones Exterior, Frank-Walter Steinmeier, excluyó represalias militares, no económicas, dejando claro que sobre la postura mancomunada "aún hay que conversar".

Dado que el líder espiritual iraní, el ayatolá Ali Jamenei, avanzó hace pocas horas que Irán no piensa suspender su programa nuclear, pues quiere "cosechar sus dulces frutos" y teniendo en cuenta las beligerantes posturas de Ahmadineyad poco concreto cabe esperar de la esperada "compleja respuesta iraní".