Israel: dos caras de una medalla
3 de mayo de 2008Avital Ben Chorin tiene 85 años de edad. Es una dama elegante, con pelo color azabache, que lleva anillos de plata en sus delgados dedos. Nació en 1923, en Eisenach, con el nombre de Erika Fackenheim. Con 10 años comenzó a interesarse por el judaísmo y el sionismo. En 1936, tres años después de que Hitler llegara al poder, decidió abandonar Alemania.
A los 13 años de edad emigró con un grupo de judíos, y sin sus padres, a Palestina. Encontró refugio en un hogar para jóvenes judíos alemanes, fundado por inmigrantes llegados de Alemania, en la localidad de Kirjat Bialik, cerca de Haifa. “Estábamos encantados de poder tomar parte en la construcción del país”, relata hoy, más de 70 años después.
A los 17 años tuvo que ganarse el sustento por sí misma. Primero se mudó a Ramat Gan y luego a Jerusalén. Allí conoció al que sería su marido, Shalom Ben Chorin, un estudioso de la filosofía de la religión procedente de Múnich. Junto a él vivió en noviembre de 1947 el momento en que se adoptó la resolución de la ONU que dividía el territorio bajo mandato británico para crear a futuro dos estados, uno judío y otro palestino.
¡Por fin un Estado propio!
Cuando David Ben Gurion proclamó en mayo de 1948 el Estados de Israel, Jerusalén ya estaba sitiada por tropas árabes. No obstante, el anuncio del nacimiento del propio Estado fue acogido con júbilo, según recuerda Chorin. “Ya sabíamos que nuestro Estado iba a ser tremendamente pequeño, pero de todos modos nos alegramos, porque finalmente tendríamos un Estado”, aclara.
La catástrofe palestina
Para los palestinos, en cambio ese día 14 de mayo de 1948 marcó el inicio de un drama. Para ellos, el día de la independencia de Israel es el día de ‘Nakba’, la catástrofe.
Una de las familias que perdió en ese entonces su patria es la de Fawaz Abu Sitta, quien hoy vive en Gaza. Él procede de una tribu beduina, que vivía cerca de la ciudad de Beer Sheva. El clan se había asentado en el desierto de Negev desde hacía 400 años y disponía de amplios terrenos en la frontera con la Franja de Gaza, donde la numerosa familia tenía huertos y animales.
“Mi abuelo daba gran importancia a la educación”, relata Fawaz, agregando que “él fundó una escuela para los chicos de nuestra tribu”.
Gracias a ello, el padre de Fawaz y su hermano pudieron acudir a la escuela y luego a la universidad. Cuando en la guerra de independencia israelí de 1948 el clan perdió sus tierras y con ellas el sustento, los hermanos que habían recibido educación lograron mantener a sus familias gracias a sus profesiones.
Terruño perdido
Todo el clan, de más de 400 miembros, fue desplazado en ese entonces del lugar en que habitaba. Los Abu Sitta huyeron hacia la vecina Franja de Gaza, donde se radicaron en los campos de refugiados de Khan Yunis, Deir el Balach y Rafach. Allí transcurrieron sus vidas, prácticamente a la vista de lo que había sido su patria.
Fawaz nació en Khan Yunis, en 1953. Creció con la conciencia de ser un refugiado que algún día regresará a su lugar de origen. Su verdadera patria estaba al otro lado de la alambrada de púas, en el estado de Israel. “Mi abuelo me llevaba continuamente y me mostraba desde lejos nuestra tierra. Y me prometía que yo recibiría un gran pedazo de ella”, cuenta Fawaz. Pero la familia no regresó. Una parte permaneció en Gaza y el resto se dispersó por el mundo.
Fawaz emigró a Alemania. En la antigua República Democrática Alemana (RDA) aprendió a hablar alemán, estudió economía y conoció a su mujer, Anke. Sus hermanos, en cambio, se fueron a Estados Unidos, Canadá y Arabia Saudita.
Fawaz, quien es profesor de la Universidad de Azhar de la Franja de Gaza, ha perdido entretanto la esperanza de regresar al antiguo terruño de su clan. Él aboga por un Estado Palestino en los territorios de la franja de Gaza y la Cisjordania, ocupados en 1967. Sin embargo, advierte que, con esa postura, se cuenta entre una minoría. La gran mayoría de los palestinos no quiere renunciar al sueño de regresar a la vieja patria o lograr, por lo menos, una solución justa al problema de los refugiados.