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Israel: la historia de un conflicto

Peter Philipp/pk28 de abril de 2008

Israel celebra el 14 de mayo el 60 aniversario de su fundación. Los árabes lo llaman el día de la catástrofe. Y tampoco los israelíes sólo lo festejan. Retrospectiva de seis décadas de un sueño y una pesadilla.

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La bandera de Israel en medio de alambre de púas, en un kibutz.Imagen: picture-alliance/ dpa

Es el 14 de mayo de 1948. En el museo de la aún joven ciudad de Tel Aviv se han reunido los dirigentes de los habitantes judíos de Palestina. Quieren hacer realidad el sueño que comenzó en las décadas anteriores con la creciente inmigración hacia Palestina: el Estado Judío, tal como lo propagó Theodor Herzl, el padre del sionismo político. Ésta es la oportunidad: pocas horas antes de que finalice el dominio británico sobre Palestina y el Alto Comisario británico abandone el país, David Ben Gurion proclama la fundación del Estado de Israel.

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Ben Gurion proclama la fundación del Estado de Israel.Imagen: picture-alliance / KPA/TopFoto

Pero los israelíes pronto reconocen que la fundación del Estado propio no significa más que pasar de una pesadilla a otra: de la persecución y la muerte en Europa a la guerra latente y la amenaza existencial en Palestina. Durante décadas, en el Oriente Próximo no se acepta la existencia ni el derecho a la existencia de Israel. El día de la independencia de Israel es calificado hasta hoy de “nakba” (catástrofe).


Las granadas después del júbilo


El júbilo sobre el Estado propio es opacado en pocas horas por el estallido de bombas y granadas. Israel se ve confrontado con su primera guerra. Los Estados miembros de la Liga Árabe, fundada poco antes, quieren acabar con lo que, en su opinión, es culpa de Occidente.


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Paracaidistas israelíes durante la Guerra de los Seis Días, 1967.Imagen: picture-alliance/Bildfunk

Culpa concretamente de los británicos con su “Declaración de Balfour”, en la que se prometió a los judíos en 1917 apoyo para la creación de un “hogar nacional”, de la ONU con su resolución de 1947 para la división de Palestina y particularmente de los EE. UU., con su apoyo activo para la fundación de Israel.


En contra de todas las expectativas, el plan árabe fracasa. Israel amplía su territorio más allá de las fronteras de la resolución de división de Palestina. Más de 750.000 palestinos deben abandonar su terruño, por temer por su vida o por ser expulsados. Sesenta años después son aún un problema central del conflicto, sólo que ahora se trata de cuatro millones de seres humanos.


La derrota de 1948 afecta profundamente al mundo árabe e islámico, que jura tomarse revancha. Como los árabes no pueden aceptar haber sido derrotados por Israel, le echan la culpa a Occidente. Nace una leyenda, de la que hasta hoy se alimentan los grupos radicales y los demagogos: Israel como avanzada en la región de un Occidente antiárabe y antiislámico, al igual que antes los Cruzados.


Intereses comunes


Los enemigos de Israel siempre encuentran argumentos en ese sentido. Por ejemplo en 1956, cuando Israel se alía con franceses y británicos. Los europeos quieren el dominio sobre el Canal de Suez, Israel seguridad para sus fronteras. En el conflicto entre el Este y Occidente, Egipto, Siria e Irak se alían con Moscú, lo que fortalece aún más los lazos entre los EE. UU. e Israel.


La transformación más importante tiene lugar con la Guerra de los Seis Días, en junio de 1967. A pesar de advertencias israelíes, el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser cierra el estrecho de Tirán, proporcionando a Israel la razón para un golpe preventivo. De nada sirve a El Cairo que también intervengan Jordania y Siria. Israel conquista en sólo seis días toda la Península de Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania y las alturas del Golán.


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Menajem Begin (dcha.) y Anwar El Sadat: paz con el enemigo de ayer.Imagen: picture alliance / dpa

Israel pasa a controlar toda la Palestina histórica. Algunos israelíes esperan entonces que Amán o El Cairo ofrezcan paz a cambio de territorios ocupados. Pero esperan en vano. La Liga Árabe aprueba en Jartum la resolución de los tres “no”: no al reconocimiento de Israel, no a negociaciones con Israel y no a la paz con Israel.


Paz con el enemigo jurado


En 1973 los árabes logran en la Guerra de Yom-Kippur restablecer su orgullo herido: los sirios y egipcios proporcionan duros golpes a Israel. La guerra no tiene un claro vencedor. Pero la constelación política le permite al presidente egipcio Anwar el-Sadat, que en el ínterin ha cambiado de bando, favoreciendo a Occidente, abrir una iniciativa de paz, que finalmente, en 1979, culmina con la paz de Camp David.


Los palestinos podrían haberse beneficiado de esa paz. Pero la rechazan, alentados por los árabes. No es sino 14 años después que Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), bajo Yasser Arafat, aprueban en 1993 en Oslo un plan de paz en el que se prevé el retiro de Israel de los territorios ocupados y la fundación de un Estado palestino. Los más importantes grupos palestinos están de acuerdo en aceptar la solución de los dos Estados, recomendada ya en la resolución de la ONU.


El asesinato de Rabin


Resistencia se forma del lado israelí. Los nacionalistas del partido político Likud encabezados por Benjamin Netanjau comienzan a hablar de traición a la patria histórica. Pues ven a toda Palestina como “Eretz Israel”, el “país de Israel” que les pertenece en su totalidad. Simultáneamente advierten de los peligros que una evacuación de los territorios ocupados supone para Israel. El primer ministro Yitzak Rabin, que firmó el acuerdo de Oslo, es asesinado. Poco después es elegido Netanjau e Israel pasa a sabotear crecientemente los acuerdos de Oslo.

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Yitzak Rabin.Imagen: AP


A la crisis política interna en Israel se agrega la creciente disconformidad entre los palestinos. En el otoño del 2000 se produce el segundo levantamiento palestino. En el transcurso de esa “Al Aqsa Intifada” es destruido prácticamente todo lo positivo que había sido desarrollado en los Territorios Palestinos desde Oslo. Los territorios autónomos palestinos pasan a ser nuevamente ocupados por Israel. E Israel comienza, bajo el gobierno de Ariel Sharon, a erigir enormes muros y alambradas para aislarse de los palestinos.


Ninguna concesión


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Destrucción de edificios en la Franja de Gaza por un ataque israelí.Imagen: AP

Con gran esfuerzo se logra después de la muerte de Arafat reanudar las conversaciones. Pero sin resultados. Los adversarios de un acuerdo entre israelíes y palestinos adquieren cada vez más influencia. A comienzos de 2006 gana las elecciones el movimiento Hamás, que rechaza a Israel y no reconoce los acuerdos de Oslo. Los palestinos son aislados por Occidente. Israel no está dispuesto a hacer más concesiones. La situación en la Franja de Gaza, de la que Israel se retiró, se parece cada vez más a una guerra abierta.


Ningún resultado positivo tiene la iniciativa de George W. Bush, que quiere coronar su último año en el cargo con la paz en el Oriente Próximo. Nada parece indicar que pueda lograrlo. Por el contrario, la situación es cada vez más desolada. Los palestinos se pelean entre sí. En Israel se gastan millones para celebrar el 60 aniversario de la fundación del Estado, pero también ello es controvertido. 2008 fue declarado por Israel el “Año de la juventud”. Pero críticos recuerdan que más de un tercio de la juventud israelí vive bajo el umbral de pobreza… y que ello no es seguramente una razón para festejar.


Peter Philipp/pk