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Israel y el nuevo poder de sus viejos enemigos

7 de septiembre de 2017

La guerra de Siria favoreció el aumento de poder de Irán y el Hezbolá. Israel reaccionó con ataques, pero los cambios en la región parecen imparables.

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Imagen: Reuters/O. Sanadiki

"Siria volverá, eso está claro". En un futuro a la vista, Al Assad podría salir victorioso de una guerra que ha durado casi siete años. Todas las suposiciones sobre su caída, y con él la del Estado sirio, han resultado erróneas. Seguirá existiendo como Estado, aunque de forma diferente: "Siria podría convertirse pronto en protectorado de Irán".

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Este es el escenario que describe un consejero de seguridad israelí sobre el futuro de Siria en la revista Al-Monitor. El país cambió profundamente en el curso de la guerra civil y, al final, el resultado será algo completamente nuevo: "Una Siria vinculada a Irak e Irán, que también tienen relaciones con el Líbano de Hassan Nasrallah (líder del Hezbolá)". Una evolución que tendría importantísimas consecuencias para Israel: "La nueva Siria sería aún más peligrosa que la antigua".

 "Otro nivel de ataque"

Esa preocupación de los israelís en relación con los movimientos militares del país vecino se pudo ver en la noche del miércoles al jueves. Israel atacó una supuesta fábrica de productos químicos en el noroeste de Siria, a tan solo 30 kilómetros de la frontera con el Líbano.

Militares israelíes dieron a conocer últimamente que habían efectuado por lo menos 100 ataques contra depósitos y convoyes de armas destinados a las milicias chiitas del Hezbolá en los últimos años. "Sin embargo, este último ataque es muy diferente a los anteriores", explica el general Yaakov Admiror en el Jerusalem Post: "Es un nivel diferente". Por primera vez, Israel no solo ataca un depósito, sino instalaciones oficiales de Siria que habrían sido utilizadas supuestamente para producir armas químicas y misiles.

Ejercicios militares con tanques en los Altos del Golán.
Ejercicios militares con tanques en los Altos del Golán.Imagen: Getty Images/AFP/J. Marey

El ataque se produjo poco antes de la visita del líder del Hezbolá, Hassan Nasrallah, a Damasco. Según el Jerusalem Post, las fuerzas israelíes no descartan que todo el complejo estuviese destinado para ser entregado al Hezbolá. El hecho de que a Israel no le haya importado la existencia de una base aérea rusa en las cercanías indica cuán peligrosa podría ser esa entrega para Israel. El ejército también estaba dispuesto a recibir duras declaraciones desde Damasco. Poco después del ataque, los militares sirios advirtieron de los "peligrosos efectos de una acción tan agresiva para la seguridad y la estabilidad de la región".

 Reacción a las nuevas condiciones diplomáticas

El riesgo que Israel asumió con el ataque apunta a grandes cambios en el panorama de seguridad del Estado judío. No solo por el avance de las milicias del Hezbolá hasta los Altos del Golán y, en algunos casos, incluso dentro del territorio israelí, sino también por una situación política amenazadora.

Según un análisis del periódico Haaretz, Rusia persigue sobre todo un objetivo: lograr un rápido alto el fuego en Siria. Sin embargo, esto podría derivar en posiciones conflictivas. Por un lado, Rusia rechaza que Hezbolá sea reconocido como organización terrorista en el Consejo de Seguridad. Al mismo tiempo, a Moscú tampoco le importan los ataques de Israel contra la milicia libanesa. Rusia está concentrada en su compromiso con Siria y no puede permitirse más tensiones con Israel.

Miliciano del Hezbolá.
Miliciano del Hezbolá.Imagen: Getty Images/AFP/J. Eid

Al mismo tiempo, en la cuestión siria los rusos dependen de Irán. Sin ella, no se podría llegar al alto el fuego. Por eso Rusia acepta las exigencias de Irán, sobre todo la de una presencia permanente en Siria.  Además, Siria le sirve también como escenario a Rusia para reaccionar ante las desavenencias con Estados Unidos. Moscú torpedea todas las iniciativas políticas y diplomáticas de Washington para subrayar su influencia en la región.

Sin sus clásicos aliados

Eso significa que Estados Unidos no le servirá como intermediario a Israel, escribe Haaretz: "Es la primera vez que un presidente estadounidense coloca a Israel en una posición en la que tendrá que dividir su estrategia entre dos potencia rivales". En esta constelación, Israel pasa a ser un personaje secundario en un escenario muy complejo: "Rusia trata de destruir el prestigio de Estados Unidos y es probable que no se dedique demasiado a los intereses de Israel".

Desde este punto de vista, actualmente Israel carece de aliados de confianza y, sobre todo, influyentes, como acostumbraba tener con Estados Unidos. Ahora el país está solo por su cuenta. Y mientras ninguna de las superpotencias frene a Irán, en el mejor de los casos solo se podrá retrasar algo que parece imparable: "la militarización de Siria por parte de Irán". Y, por si no fuese suficiente, a su lado estaría el Hezbolá.

Autor: Kersten Knipp (JG/VT)