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Kosovo pierde al símbolo de su lucha por la independencia

FG/ERS21 de enero de 2006

El presidente de Kosovo, Ibrahim Rugova, murió a los 61 años, de cáncer al pulmón. Con él, la provincia habitada por una mayoría albanesa pierde al símbolo de la resistencia pacífica contra la dominación serbia.

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Ibrahim Rugova, el "Ghandi de Pristina".Imagen: dpa - Bildfunk

Sus modelos eran Mahatma Ghandi, Martin Luther King y la Madre Teresa de Calcuta. Su estrategia fue la de luchar por una solución pacífica al conflicto kosovar. Ibrahim Rugova, el primer presidente democráticamente electo de Kosovo, murió sin haber cumplido el gran sueño político de su vida: ver a su tierra convertida en estado independiente.

Las armas de la no violencia

El hombre de la bufanda, que se convirtió en un símbolo de la resistencia pacífica y tuvo que enfrentar también el desafío de los grupos armados kosovares, marcó en forma crucial la historia de su pueblo en las últimas décadas. Poeta y crítico literario, asumió la presidencia de la Asociación de Escritores en 1988. Un año más tarde se fundaba la Liga Democrática de Kosovo (LDK), como reacción a la política del líder serbio de ese entonces, Slobodan Milosevic, quien suprimió la autonomía de Kosovo. Rugova asumió ese mismo año la presidencia de ese partido y el liderazgo de la lucha independentista no violenta.

La antigua Yugoslavia comenzó a desmoronarse y la guerra volvió a sacudir a los Balcanes en los años 90. Croacia y Bosnia Herzegovina dominaban los titulares en la primera mitad de esa década. Pero el conflicto de Kosovo seguía fraguándose hasta que hizo crisis nuevamente. En Marzo de 1999, tras una masacre de albaneses cometida por el ejército serbio y la policía, la OTAN resolvió intervenir. Terminada la guerra, Rugova volvió al timón, siendo elegido nuevamente presidente de Kosovo, cargo en el que fue confirmado el año pasado.

Negociaciones ad portas

Pese a haberle sido diagnosticado un cáncer al pulmón, Ibrahim, Rugova no quiso abandonar sus tareas mientras tuvo fuerzas. El futuro de Kosovo aún no está claramente definido y se prevé que dentro de poco comiencen negociaciones directas sobre el status de esa provincia del sur de Serbia, actualmente bajo la administración de la ONU.

Su moderación -que también le valió fuertes críticas entre sectores kosovares que lo consideraban demasiado conciliatorio- de seguro hará falta en esta etapa clave del proceso. Pero es de esperar que el legado político de Rugova termine imponiéndose y su decidida opción por la lucha pacífica logre arraigarse en una esquina del mundo tan proclive a la violencia.