La amarga reforma azucarera
24 de enero de 2005El mercado azucarero es un ejemplo elocuente de las aberraciones que provocó, durante décadas, la política agraria europea. En el ámbito comunitario, la producción no sólo excede en más de 2 millones de toneladas el consumo, sino que los precios del azúcar triplican los del mercado mundial. No es de extrañar que la reforma de este sistema sea catalogada de “necesidad imperiosa” por Bruselas, teniendo en cuenta, además, que la Organización Mundial del Comercio podría tomar cartas en el asunto y exigir poner coto a tamañas prácticas de subvención.
Los perjudicados
Los esfuerzos de liberalización suelen ser buena noticia para los países del Tercer Mundo, que pugnan por igualdad de oportunidades de acceso a los mercados. Pero no hay regla sin excepción. En el caso de la reforma azucarera de la UE, no sólo los agricultores europeos perderán sus privilegios. También se verán perjudicados diversos países del ámbito del África, el Caribe y el Pacífico (ACP) que hasta ahora exportan anualmente cerca de 1,3 millones de toneladas de azúcar a Europa, a precios similares a los garantizados a los productores locales, es decir, superiores a 600 dólares por tonelada.
Conscientes del impacto que la reforma tendrá en algunos de esos países, los ministros de Agricultura de la Unión Europea se reunieron en Bruselas con representantes de los países del área ACP para ofrecer propuestas dirigidas a mitigar las pérdidas que acarrearían los cambios. La Comisión Europea planteó, en principio, la intención de elaborar un plan específico para cada nación afectada, en lugar de buscar soluciones generales.
Medidas de apoyo
De acuerdo con los propósitos de Bruselas, los países en cuestión no perderían su posición favorecida en lo tocante a la venta de azúcar a Europa. No obstante, la idea es contribuir para que mejoren su competitividad en el mercado azucarero mundial. La Unión Europea está igualmente dispuesta a apoyar un proceso de adaptación y reconversión a otras ramas de producción.
Todavía quedan, sin duda, múltiples negociaciones por delante. Pero una cosa es clara: la Unión Europea está decidida a llevar adelante la reforma de su mercado azucarero, pese a la resistencia de sus propios agricultores, sobre todo en Francia y Alemania, los principales productores europeos. La ministra alemana de Agricultura, Renate Künast, planteó ya una meta, indicando que las decisiones políticas deberían poder tomarse hasta noviembre.